Hoy día, en México, se está dando una controversia álgida en un campo particular, la educación. El tema que resuena es el referente a los Libros de Texto Gratuitos, materiales otorgados desde 1959 por el Gobierno del Estado Mexicano e impulsados en su momento por el Presidente Adolfo López Mateos (1958-1964). Estas herramientas han sido, hasta el día de hoy, de uso cotidiano en la que los profesores de la educación básica (primaria y secundaria) soportan su quehacer.
Por: Rolando Macías Rodríguez*
En este sentido, es importante hacer hincapié en un par de aspectos. El primero de ellos es que son herramientas proporcionadas por el Estado-Nación, es decir, dentro de la concepción general de lo que significa éste se aceptan sus cuatro componentes: un gobierno (aparato político), un pueblo (unificada en una nación la cual se conforma de individuos que comparten cultura, lenguaje, historia, tradiciones), un territorio (espacio geográfico delimitado) y, normas / leyes (convenciones de convivencia); por lo tanto, si las herramientas son proporcionadas por el Estado-Nación, tendrán un propósito en particular, ¿cuál será este?
Desde su origen los libros provocaron posturas en oposición, como se detalla en Estado contra Iglesia / Iglesia contra Estado. Los libros de texto gratuito: ¿un caso de autoritarismo gubernamental, 1959-1962? de Valentina Torres-Septién (1). Este análisis identifica que en el inicio de la implementación hubo un posicionamiento político por parte de la Iglesia católica y grupos conservadores a lo que se debía o no enseñar en la escuela pública. Un ejemplo de estos grupos es la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) cuya creación data desde 1917 y tienen una postura contante de enfrentamiento en contra de lo que los distintos gobiernos han querido hacer, como fue el caso y se repite ahora, en lo referente a la educación sexual y la ideología política que se pueda exponer en los libros. Es decir, parece que es más una posición política y no tanto una preocupación social.
Estas herramientas pedagógicas (los libros) han estado “entre dimes y diretes” en distintas épocas y esta no es la excepción. El tema ha llegado a diferentes latitudes en distintos noticieros como CNN en español en donde el problema de los nuevos libros ha representado una nueva “arena de lucha” político – moral.
A diferencia de otros momentos históricos, respecto a los distintos problemas de contenido que presentan los libros de texto para el siguiente ciclo escolar 2023-2024 que han sido revelados, tanto la iglesia cristiano-evangélica y la iglesia católica han alzado su voz; los primeros en Monterrey, Nuevo León y en Coahuila, estados del norte, que de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística reconoce, para el 2020, una población cristiano-evangélica del 11.9 % y 13.4 % (2) respectivamente, levantaron su voz en contra de los actuales contenidos de los libros.
Además, en San Luis Potosí, un estado del centro del país, el vocero del arzobispado católico, Tomás Cruz Perales, se pronunció al respecto sobre el mismo tema. El tópico ha tomado tanta relevancia que el día 1 de agosto de 2023, la Conferencia del Episcopado Mexicano publicó un comunicado respecto a su posición al tema (ver imágenes) en el que hacen destacar la preocupación de diversos sectores de la población por el tema e insta al presidente Andrés Manuel López Obrador a revisar el material, además de hacer recordar que los valores y formas de comportamiento recaen en los padres, quienes son los primeros en educar a los niños.
Parece ser que a este tema aún le queda mucho por discutir, puesto que ya lo decía el sociólogo Emilie Durkheim, la educación “tiene por objeto el suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjuntó como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado” (3). Estaremos pendientes del debate y los posicionamientos morales ante los contenidos de los libros que surgen desde los sistemas socioreligiosos.
*Investigador independiente – México