Por más que nos aventuremos a decir que las condiciones laborales se van cambiando para un grupo mayoritario de la población económicamente ocupada, es muy poco lo rescatable, los sectores empresariales con poca visión para realizar esos cambios, la regla de la ganancia sigue privando en todo el proceso productivo; no hay modificaciones si la ganancia no aumenta, el asunto en cuestión del capitalismo no es lo que se produce, en tanto bienes y servicios que son mercancía, donde hay clara explotación laboral y la plusvalía (trabajo realizado no pagado) marcan claramente que por ahí no es la cuestión.
Por: Roger Hernán Gutiérrez*
El punto está en la venta de los servicios y bienes, el valor mercancía, se ve afectada por condiciones de mercado que para unos es favorable, pero para otros no tanto. Los empresarios que venden lo producido, y no acumulan altos inventarios, y tienen una dinámica de comercialización que lleva a que sea lo producido claramente con un valor de mercancía comprable e interés en el mercado; sin embargo, el mercado interno es estrecho, en tanto condiciones laborales—salario, empleo—son bajos e inestables, que lleva al consumidor a no tener poder adquisitivo y, los ingresos en mucho insuficientes, casi siempre temporales, que hoy se tienen, pero mañana a formar parte de grupos altos de población económicamente activa en el desempleo.
Se hace por tanto necesario cambiar la lógica económica, un Estado distribuidor de la riqueza producida por muchos, y no uno pro empresarial del grupo económico que acumula, domina y toma las decisiones.
El negocio es tanto tiene mercado o se le crean condiciones exitosas de altas ganancias, bajísimos costos de producción; incorporando a esa lógica, los bajos salarios, el desmejoramiento de las condiciones laborales, agregados la conculcación de los derechos, el anti sindicalismo (acción patronal para que no haya organización sindical) que intente equilibrar costos-beneficios.
El patrón ejecuta anti sindicalismo y bajo la anuencia gubernamental que no permite evacuar el reclamo, la demanda, la lógica administrativa y jurisdiccional en completa dilatoria, sin que prevalezca la justicia y ni tan siquiera la legalidad.
A dónde encontramos una lógica económica de provecho para hoy, que haga proyectar en el corto, mediano y largo plazo desarrollo económico, sustentable y sostenible en el tiempo. La gran mayoría trabajadora está en la informalidad, los números para crear nuevo empleo formal anual en más de 50,000, que se necesitan, no se tienen. Los profesionales sin insertarse a laborar en condiciones de desarrollo socio laboral en las diferentes actividades económicas, que garanticen el empleo y el nuevo empleo decente.
Poca absorción de la nueva mano de obra, la mayoría en condiciones de poco o nada calificado, las universidades y tecnológicos funcionando sin pro actividad, sin recursos, sostenidas por las cuotas incrementadas a ciencia y paciencia de un Ministerio de Educación totalmente inoficioso.
Un sistema de educación divorciado de la necesidad de hacer que la población estudie, lea, escriba, obtenga conocimiento, habilidades que le lleven a alcanzar diferentes capacidades para producir lo que necesita el país y, eleve a la población laboral en competente para encausarse a una resiliencia para el nuevo mundo del trabajo; muy distante para la mayoría, niñez y juventud con muchas habilidades, dentro de hogares desarticulados, violentados, pero sin orientación pedagógica, sin dirección de explotar las habilidades, los intereses que le permitan ser una persona de provecho para la sociedad.
La tecnología abruma, y estos grupos de jóvenes, sin el poder adquisitivo para obtenerla, sin los recursos para insertarse al sistema educativo ofertado, de muy baja calificación en cuanto a infraestructura, profesorado deficiente, dirección educativa, programas básicos y especializados sin recoger lo que se requiere para impulsar una calidad educativa para todos los que la demandan y la necesitan.
El grado de autoritarismo de nuestra historia, sigue mutando a formas más sofisticadas de ejercer dominación, incrementar la alienación masiva (estar fuera de la realidad). Un alto grado de condicionamientos que anulan los sentimientos personales y colectivos más positivos, los valores y principios que rescaten a una población ensimismada de violencia de todo sentido. Autoridad con poca congruencia para con los derechos humanos, siempre en lucha contra la dominación y el poder enquistado en los intereses en pro del negocio.
Derechos socio laborales siempre conculcados, en tanto van en pro de la justicia social, exacerbación del anti sindicalismo, que anula las motivaciones e instintos básicos de los grupos sindicales, para plantearse cambios, reformas, transformaciones que superen la realidad de poco provecho en lo social, político, económico, cultural y medio ambiental. La inercia sindical, que es profesada sin responsabilidad y sin culpa, de poca vergüenza; desorientada para tomar las riendas y encausar la ruta hacia el progreso, la libertad y la anulación del autoritarismo que crece con cada inercia en el trabajo, la familia y la sociedad en general.
*Sindicalista salvadoreño