Recientemente los medios de comunicación y las redes sociales, han abundado en la cobertura que se hiciera a la visita de una misión de parlamentarios oficialistas a la diáspora en los EEUU, donde, como se adelantara, habrían de tener un conversatorio.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*
Tal conversatorio no resultó como calcularon los viajeros, pues a los abucheos, reprensiones y señalamientos de un buen número de connacionales en las calles recorridas por los diputados, se sumó una pobre asistencia en el auditorio donde se realizó la actividad.
Primero, no hubo ningún conversatorio, ya que las diferentes fuentes que lo cubrían lo describen más bien como un monólogo, en el que la delegación no ofreció ningún espacio de interacción, imponiendo su lectura, y anulando los espacios a cualquier cuestionamiento de parte de la asistencia.
Ahora bien, el tal monólogo fue apenas una cacofonía afirmativa de la verdad expuesta por los misioneros, redundante en torno a supuestos logros del régimen en todas las materias, donde destaca la aparente pacificación de los territorios en el país, así como las ingentes inversiones extranjeras que llegaron con la misma, y que hacen ahora de la vida para los salvadoreños en el país, una llena de ventajas gracias a la visión que el líder ha impreso al estado salvadoreño, luego de la cual simplemente no brindaron oportunidad a nadie para cuestionarles y menos tamizar el tal discurso, para luego marcharse.
Por cierto, que, como producto del esquema de seguridad, se ha reducido en buena medida la violencia en el país, nadie puede negarlo y menos aún no desearlo, pero el coste por la sistemática violación de DDHH manifiesta en las detenciones de inocentes, en algo mas de 10, 000, las torturas y los asesinatos cometidos contra los detenidos, o la dominante corruptela que en todo nivel ha alcanzado al estado, son algunos de los temas que simplemente aquella misión se negó a abordar ante la diáspora.
Tampoco ha llegado ninguna inversión, agravado por las oleadas de desempleo promovidas por razones políticas desde el régimen.
Un ejemplo crudo de la descomposición estatal es el derroche en lujos realizados por la misión, desplazándose por ejemplo en limusina, albergándose en hoteles de cinco estrellas, y realizando un gasto a granel ostentando una opulencia que en realidad se corresponde con los recursos asignados a la dieta de cada viajero en la misión, provenientes claro está, de fondos públicos.
Y es que mientras los hospitales carecen de medicamentos e insumos para atender apropiadamente a los pacientes, las escuelas de la didáctica y los alimentos necesarios a los educandos, y todos los emprendimientos e inversiones adelantadas por el régimen simplemente han fracasado, el oficialismo sigue proyectando una imagen soberbia, arrogante, autocomplaciente y acaudalada, con dineros ajenos: el suyo, el mío, el del vecino, el de los fondos públicos.
Todo eso sin dar cuentas, cometiendo un pillaje descarnado que desnuda la naturaleza avarienta y cavernaria del régimen, evidenciando lo latrocida que es.
Aparentando una realidad que recordemos, los ciudadanos colombianos aquellos, demostraron en primera persona no ser cierta.
*Educador salvadoreño