El analizar al salvadoreño por su conformación electoral, para determinar cuál segmento poblacional, pudiese crear un movimiento suficientemente fuerte, para que el país retorne al Estado de Derecho, necesario para el desarrollo sostenible, basado en el orden, paz interior y subsidiariedad necesaria para la estabilidad social: se revela el síndrome de “la madriguera de conejo”, que analizaremos a continuación.
Por: Fernán Camilo Álvarez Consuegra
En la apreciación popular, se han desarrollado, una serie de mitos conspirativos, que no permitan apreciar la realidad en toda su crudeza. En la medida que la realidad va tocando directa e inexorablemente, en lo más sensible, la vida de cada persona, su percepción va cambiando, y hay algunas que se resisten, a ver la realidad: es cuando aparece el síndrome, de “la madriguera de conejo”.
En El Salvador, los mitos conspirativos, creadores de dicho síndrome son: los partidos políticos ARENA y el FMLN, que están coaligados, para el derrocamiento del presente Gobierno. Los diplomáticos acreditados en el país, son los encargados de evitar que El Salvador, se convierta en potencia mundial, mal informando a sus gobiernos. Invocar el derecho a la “autodeterminación”, es para justificar, por acuerdo e interés público, la violación de derechos humanos. El bitcoin, es la solución para la riqueza personal, pero la banca internacional, se empeña en que fracase y, para ello, niega los créditos al Gobierno. La corrupción de los funcionarios, no tiene relación con el mandato Bukele.
Todas estas teorías conspirativas, han sido difundidas por los troles oficialistas, generadores de influencia, contratados por él Gobierno, con la finalidad de crear una “trampa de conejo”, lo que constituye un síndrome, ya descrito y creado, intencionalmente. El discurso inicial de Bukele, al inicio de su mandato, pudo generar expectativa de un cambio y una alternativa a los partidos tradicionales, con una aceptación del 87%, pero ahora, al final del mismo, sólo cuenta con el 35.7%, según estudio de FUNDAUNGO. La aceptación perdida, es por el contraste con la realidad, que la siente cada salvadoreño y quienes lo apoyan, aceptando todas sus teorías conspirativas. Estas son más aceptadas por las generaciones “millennial” y “Z” (nacidos entre 1980 y 2003). Otro segmento, que acepta estas teorías conspirativas, es parte de los residentes en el exterior, en razón inversa a sus capacidades intelectuales: a mayor capacidad intelectual o preparación académica, mayor entendimiento de la realidad y, mayor rechazo a las acciones del régimen de Bukele. Aquí se puede apreciar el mito conspirativo siguiente: La totalidad de los salvadoreños en el exterior, están con Bukele, pero los Gobiernos extranjeros, quieren impedir que todos se manifiesten en apoyo “al mejor presidente del mundo”, particularmente, Estados Unidos. Según el estudio de FUNDAUNGO, existe un 37% de ciudadanos, que no sabe por cual partido opositor votar o, dar un voto de castigo, sea este nulo o abstención. Este porcentaje supera a quienes aún creen en Bukele. El Gobierno, disolvió los municipios, para evitar que la mayoría, en manos de la oposición o, ya frustrados por Nuevas Ideas y Bukele; que pudiesen expresar su sentir, concentrando ahora la votación, en los grandes centros de población, donde el electorado, es mayormente joven e influenciable, por la tecnología y las redes sociales.
Ya, en otro artículo, se analizó el “gasligting” y ahora el síndrome de la “trampa de conejo”. Estrategias de manipulación colectiva, que se complementan con un régimen de excepción incompatible con el proceso electoral. La no captura de pandilleros reconocidos, publicado por “InSightCrime” y la necesidad de alargar por Ley, el tiempo de las detenciones provisionales, son indicativo de una gran maniobra de engaño, para perpetuar el actual Gobierno.