Uno de los proveedores de zapatos para los centros escolares dice que la cuenta que le adeudan alcanza los $50,000; mientras que un fabricante de uniformes, $13,000, sumando las dos entregas que realiza. Gremiales de maestros denunciaron la situación.
Mario (nombre ficticio) es proveedor de zapatos para centros escolares públicos y cuenta con 12 años de experiencia en el rubro. Como en todo negocio, apunta, hay periodos buenos y malos y este año fue, en particular, difícil. Dice que de 15 trabajadores que tenía a su cargo, comenzó a despedir uno a uno hasta que quedaron únicamente dos.
¿La razón? Mario afirma que el Ministerio de Educación (MINED) aún no le ha cancelado el lote de zapatos que fabricó en sus talleres. Esa deuda pesó como una loza en su negocio y lo obligó a tomar la decisión de despedir personal. Ya no alcanzaba a pagar salarios y el costo de los insumos se disparó.
«Llegamos al punto que nuestros talleres se tienen que paralizar porque uno invierte todo en el proyecto por cumplir. Entonces, nos afecta porque si no nos han pagado tenemos que ir viendo si los pares (de zapatos) que nos sobran los vamos vendiendo baratos», dijo Mario.
Mario explica que el MINED establece una fecha de entrega para cada empresa que trabaja abasteciendo los insumos para los centros educativos. Para este 2023, la orden de inicio para los zapatos fue del 30 de enero al 31 de marzo; para los útiles escolares, del 16 de enero hasta el 17 de febrero; y para el primer lote de uniformes, del 6 de febrero al 14 de abril, según un documento facilitado por el Frente Magisterial Salvadoreño (FMS).
«Ellos nos monitorean, nos preguntan si hemos realizado los pedidos y si no es así, ya vienen las multas», cuenta Mario. En el contrato que firman, añade, también establece que a partir que el pedido ha sido entregado, el MINED tiene 30 días hábiles para empezar a hacer efectivos los pagos. Pero hasta ahora eso no se ha cumplido y solo ha recibido una parte de ese dinero. Calcula que actualmente le adeudan unos $50,000 en zapatos.
El impago no solo lo padecen los zapateros, sino también los que proveen a las escuelas uniformes y útiles, afirma el FMS a LA PRENSA GRÁFICA.
En ese sentido, Idalia Zúniga, secretaria de la gremial, asegura que el MINED no ha cancelado ni el primero ni el segundo lote de uniformes a algunos proveedores.
La sindicalista asegura que para que el MINED ejecute el pago a los proveedores, se realiza una liquidación en las Direcciones Departamentales de Educación, donde se detalla un conteo de uniformes entregados por quien los suministra y los que reciben los padres de familia.
«Ya se realizó ese proceso de liquidar, pero el ministerio (de Educación) no paga. Ya se liquidó el primer uniforme y ahorita se está liquidando el segundo uniforme y no hay pago del primero, ni del segundo mucho menos», dice Zúniga.
«Esta gente está sumamente endeudada porque son pequeños artesanos que han obtenido esas contrataciones para elaborar los uniformes de las escuelas públicas y no han recibido su pago», agregó.
Daniel Rodríguez, secretario general de SIMEDUCO, también dijo que la deuda es una realidad para los proveedores de insumos de las escuelas: «A la mayoría de proveedores de zapatos y uniformes todavía no les pagan. Imagínese a los (suministran) útiles en el mes de enero y febrero… aún no les han pagado», resaltó.
Pero la situación del impago no es a nivel nacional, según dos sindicatos, es focalizada. «La información que tenemos es que en algunos departamentos sí han pagado y en otros no. Por ejemplo, sabemos nosotros que en Cuscatlán no han pagado uniformes», asegura Jorge Villegas, secretario general de Bases Magisteriales.
Por su parte, Carlos Olano, secretario General de SINDOPETS, expresa: «Entiendo que hay deudas, pero no es generalizado, son a algunos proveedores. Al parecer hay una burocracia bastante fuerte en el seno del ministerio de Educación y eso ha hecho que a algunos les retengan o atrasen lo adeudado», apunta.
Esta redacción escribió un correo electrónico al ministro interino de Educación, Mauricio Pineda, y al viceministro del ramo, Ricardo Cardona, consultándoles sobre la razón del impago a los proveedores y cuándo cancelarán la deuda, pero hasta el cierre de esta nota no hubo respuesta a la solicitud.
los pone en jaque
David -nombre ficticio- es un sastre que trabaja para un distribuidor de uniformes escolares. Declara que el primer lote lo entregaron entre febrero y marzo; mientras que el segundo, este mes.
Señala que la fecha de entrega del producto también depende de cuándo el MINED provea de los insumos a los fabricantes, «porque a veces les atrasan (la entrega) de la tela también».
Daniel cuenta que desde que está ligado a la fabricación de uniformes, la demora en los pagos es muy común. «Que yo me acuerde todo el tiempo les han atrasado el dinero a los proveedores según ellos me contaban», dijo. «Siempre han tenido ese problema y creo que lo siguen teniendo, cuesta que les paguen».
Otro fabricante que brindó declaraciones en condición de anonimato y a través del FMS, cuenta que solo en su caso, de la primera entrega de uniformes, la deuda asciende a unos $5,000; mientras que de la segunda le deben, según sus cuentas, $8,000 aproximadamente.
La situación, agrega, le ha generado problemas para cancelar los salarios de los trabajadores que laboran con él. «No es justo, yo ya no encuentro de dónde sacar para pagarle a los sastres», apunta.
Mario, quien fabrica zapatos, asegura que el impago «ha ido de mal en peor». «Al principio se tardaban unos tres meses, por julio nos empezaban a cancelar, estábamos tranquilos porque iba caminando, pero cada año se ha ido poniendo más difícil, hasta el grado que quizás no nos van a cancelar si ya se va a terminar el año».
Agrega que en el caso de los zapateros, el pago depende de la institución a la que provean. «Pagan primero los de los institutos y luego los de kínder. A nosotros, que trabajamos con centros escolares y complejos (educativos), quedamos (para pago) hasta el final» relata.
Mario confirma que hay temor entre los proveedores de denunciar sobre la deuda, pues creen que si lo hacen el MINED ya no los buscará para otras licitaciones, pero en su caso, dice, «la necesidad» le impulsó a contar lo que está ocurriendo. «La situación ya no es sostenible para ninguno de nosotros», asegura este empresario en uno de sus talleres. (LPG)