La dictadura del sector terciario de la economía

La definición de Dictadura no puede ni debe ser antojadiza. Este hecho político tiene una naturaleza y estructura bien precisa que hace necesaria la reflexión profunda de mis hermanas y hermanos del sector académico. Y para ello hay que mojarse las nalgas metiéndose al río, para que junto a la gente vayamos viendo con ellos, en el terreno, el impacto de la atrocidad que se nos viene encima.

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*

Este proceso nació oficialmente en el período del expresidente Alfredo Cristiani, pero es un proceso que ya venía gestándose en el fragor de la guerra civil, en la cual los sectores populares remecieron al sistema, asustando con ello a la gran oligarquía y a sus padrinos, los gringos.

En ese proceso la oligarquía ya había asumido la derrota de su modelo por la guerra civil y se planteaba el hecho de cambiar o morir. Pero no todo era negativo ya que, producto de la dictadura militar que estaba siendo derrotada, la creciente diáspora salvadoreña ya se hacía notar con la puesta en escena de las crecientes remesas en dólares que entraba al país.

La derrota del sistema y las crecientes remesas, posibilitaron la mutación de la oligarquía terrateniente en lo que he llamada desde hace mucho tiempo: Los tenderos de nuevo tipo. Este es el génesis del actual sector terciario. Un sector que fue descubriendo que había en el escenario político nuevas armas para usar; entre ellas el dinero constante y sonante con el cual sometieron a la cúpula ex guerrillera y a sus allegados; y por cierto, con cero resistencia de parte de éstos.

Se acabó la negociación y empezaron los negocios. Ahora el Dictador de turno quiere borrar de la historia la noble y valiente gesta de los sectores populares que derrotaron a la oligarquía y al imperio gringo en esa gesta heroica de la guerra civil.

La concentración y reconcentración del poder y del capital.

Causa extrañeza y preocupación el ver como nuestra gente letrada del campo político y académico se extrañan de lo que está pasando. Y cuando dicen la palabra dictadura, quizá la toman como un improperio y no como una realidad política, social y económica. Toda dictadura tiene una naturaleza bien concreta, su realidad estructural y sus dinamismos pueden proyectarse y eso es rectamente, la reflexión sobre la realidad y desde la realidad que urge ir haciendo y, para ello, hay gente tan brillante en este país, a la cual no soy digno de atarle sus zapatos.

Entonces pues, en el marco de este trastocado proceso democrático de El Salvador, la Concentración y reconcentración del poder y del capital son uno de los rasgos del perfil de nuestra, porque lo es, dictadura. Todo emana de la mente del supremo líder, y ese es el primer error que debemos suprimir, aunque la propaganda clave sus reflectores en el líder. Éste no es más que el rostro visible de un agrupamiento del cual él es uno de los beneficiarios y en cierta medida la cara bonita y de marketing del agrupamiento que hoy por hoy quiere armar su propio cielo.

Los gobiernos locales están bajo ataque; se les quita el fondo para el desarrollo económico y social de los municipios. FODES. Se aglutina en compartimentos a municipios e identidades culturales forjadas a lo largo de la historia del país. Y se crea la DOM, Dirección nacional de obras municipales, que centraliza fondos y decide obras. Las obras ya no las deciden los ciudadanos.

La Corporación de municipalidades de la República de El Salvador, COMURES, el ISDEM y el FISDL que potenciaba a las alcaldías con fondos, educación y obras, están pasando a ser subsumidas por el régimen. Pero eso es sólo parte de los gestos dictatoriales. El dictador y sus secuaces son los que deciden qué se hace y qué no se hace en cualquier rincón del país. El Estado son ellos, la nación, son ellos y no hay más.

La OPAMSS, Oficina de planificación del área metropolitana de San Salvador le ha sido cortado su proceso de descentralización que pretendía armonizar junto con los gobiernos locales las obras físicas, medioambientales y urbanísticas que requería el territorio. Hay indicios de que van tomando la institución para transformarla según conveniencia o capricho del agrupamiento de poder o bien, desaparecer la institución de hecho. Y todo esto bajo el discurso de la sana modernización del país.

El 26 de abril de 2023, fue inscrita en el Registro de Sociedades, del Registro de Comercio; la flamante Constructora El Salvador S.A. de C.V. y esta es una muestra de que Bukele solamente es la cara visible de esa sociedad anónima de capital variable. Pero la tragedia no para ahí.

Esa es la demostración de la rapacidad del grupo gobernante, porque han inventado una empresa que asumirá sin licitaciones reales y legales todas las obras públicas, dejando de lado a valiosos empresarios que han dejado su vida construyendo empresas legítimas y que generan miles y miles de puestos de trabajo. Seguramente éstos superarán a los gobiernos anteriores revictimizando a la nación y profundizando el saqueo.

En física sabemos que un material que se expande en un determinado ambiente va perdiendo consistencia. Lo mismo pasa con las ansias de poder desmedido, ya que al querer controlar todo, necesariamente va transformando las realidades sociales que sustentan a un régimen democrático. Esa reconcentración de poder y de gentes, hará colapsar esa estructura. La muerte de las estrellas es un ejemplo interesante.

Ahora bien, ese asalto de piratas que van imponiendo su “ley” va gestando también las necesarias y naturales resistencias de los grupos sociales que se ven siendo afectados. Y hay un sector clave que nos muestra el carácter rapaz del régimen, y estos son los comerciantes.

Y no nos perdamos, no hablamos sólo de los micro, pequeños, medianos comerciantes, hablamos también de muchos grandes comerciantes que no forman parte de la foto familiar de los “divinos” que detentan el poder. Agricultores, industriales y constructores requieren otro apartado que quizá abordemos más adelante.

Esa absolutización del poder los lleva incluso, a pasar por encima de valores capitalistas como la tan afamada “libre competencia”. Estos tenderos de nuevo tipo con el argumento de la seguridad y la modernización lujosa y decorada, hasta el espanto; han expulsado y no sólo del Centro de San Salvador sino también de otros lugares del país a miles de comerciantes que se ganaban honradamente la vida.

Esta suerte de Gentrificación considera que los pobres y demás competidores afean el ambiente, son considerados por ellos algo así como basura que hay que limpiar de todos los lugares posibles. Y para ello se valen del terror del régimen de excepción, de la finada Policía Nacional Civil, de la fuerza armada y de los guardias municipales.

Y esos espacios obtenidos a la fuerza, también se expresan en la violencia económica o en las falsedades administrativas: ¿Puede una señora que vende jugos y licuados para sostener a su familia, pagar un local que cuesta $300 o $ 400 dólares? ¿Acaso es imposible imaginar, sin que usted sea economista, que una viejita con su canasto puede tener una rentabilidad que le permita pagar $ 200 dólares por un puesto en el fondo de un mercado, en dónde la gente sigue sin entrar? De paso, señalar, que esto de los mercados -concurrencia de vendedores y compradores- no es más que la reiteración de la imposición colonial hasta nuestros días, de un esquema de comercio no de estas latitudes.

Pues bien, estos espacios de los cuales son expulsados los comerciantes; pasan a ser ofertados a las empresas extranjeras, a sus aliados y a otros despistados que caen en la trampa. Eso sí, ahora tenemos nichos del primer mundo; y muerte, miseria y hambre en muchas comunidades.

Desde nuestra posición de pacifista y contrarios a todo tipo de violencia, vemos como nuestra gente va plantando resistencia. Por ejemplo, el agua siempre busca cauces de salida. De la misma manera, nuestra gente con sus territorios libres de pandillas, -las cuales, por cierto, servían al sistema como mecanismo de terror para expulsar gente, pero ya dejaron, por ahora, de ser instrumentos del sistema por insostenibles-.

Pues bien, nuestra gente está trasladando sus luchas, sus puestos de ventas a los barrios y colonias, y empiezan a plantar cara al sistema resistiendo y ganándose la vida honradamente. El comercio florecerá si los sectores populares dejan de revolotear como mariposas alrededor de las luces falsas que enciende el sistema y hacemos un vacío a esa imposición comercial que presenta el grupo dominante.

La Resistencia debe considerar para sus propósitos, el tipo de alcaldes que va a escoger, ya que, a partir de éstos, el régimen puede cerrarles sus negocios en los territorios de la nación, cuando vea que la gente al volver de sus trabajos decide comprar las cosas que ahora están en sus mismas colonias y barrios. Pero también está el riesgo, que reactiven las pandillas como mecanismos destructores al servicio del régimen autoritario. Habrá incluso que estar preparados para reeducar desde el pueblo a la gente que se plegó a las pandillas. Ellos también nacieron de nuestro mismo pueblo y no pueden ni deben servir al opresor.

Cerramos este artículo de reflexión desde la realidad con el relato de un encuentro con cierta amistad. Este encuentro fue en esta semana de mediados de mes, en la zona del gran centro comercial que se construye en Valle El Ángel, ahora llamado por los iluminados del régimen como Valle Dulce. Vaya nombre para una realidad destructora del medioambiente.

Pues bien, encontré a alguien que siempre me invitó a las marchas por la defensa del Valle El Ángel, saliendo con sus bolsas de compras del referido centro comercial que ya está operando. Protestar para sucumbir con las primeras luces, me parece de risa y risa de la buena. Se ve que la coherencia y el compromiso alcanza para bien poco. Nosotros no vamos a ir al centro a engordar al sistema, no vamos a ir a sus palacios, no vamos a ir al “Valle Dulce”, aunque doña María la mamá de Jesús tenga su casona ahí en donde bailan ciertos heraldos.

Muchos dirán que no hace falta que lleguemos y es cierto; porque lo radicalmente cierto es, que nuestra gente está resistiendo en sus casas, en sus pasajes, en sus aceras de barrios y colonias con un comercio alternativo, que es temido por los poderes dominantes.

De nuestra fe cristiana, nace la esperanza y de la esperanza surge el espíritu de resistencia y lucha de la gente buena. Jesús, el que nació en Belén sigue más vivo que nunca.

*Investigador Social y Docente universitario.

Si te gustó, compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial