Definitivamente la comprensión de la realidad nacional, pareciera una situación de cuento de hadas donde por más dificultades, anomalías, medidas, violación de derechos de ciudadanía, falta de políticas públicas de bienestar para los sectores populares, marginados y excluidos social y económicamente, el cuento tiene “un feliz final”.
Por: Róger Hernán Gutiérrez*
Se montaron elecciones que no ofrecen cambios para la sociedad, y sólo es un espejismo, es un creer sin base, se trata del continuismo de una persona que espera seguir acortando los derechos (por vía de la ley (reforma) o su incumplimiento, debilitando la institucionalidad pública al servicio de la gente que necesita los servicios públicos.
La economía para las mayorías que no alcanzan a cubrir las necesidades materiales de subsistencia, es de una crisis permanente—empleo u ocupación no hay, en consecuencia la falta o insuficiencia de ingresos para vivir es una cuestión de aparatos de gobierno ejercidos con corrupción, conducidos por grupos o personajes que se favorecen de la crisis en que vivimos—pero los privilegios y oportunidad de enriquecimientos no muy lícitos es una cuestión de todos los días, para pequeñas élites de funcionarios públicos que ocupan y dominan los cargos de decisión en materia de legislación, justicia, administración, protección social, servicios públicos en general sobre todo de carácter social—salud, vivienda, administración del trabajo, educación, transporte público, recreación.
Pero entonces las elecciones en esta oportunidad qué significado tienen para dichos sectores, ninguno. Hemos cumplido un período de ejercicio del aparato del estado jun2019/2024, may2021/2024, sin mayores políticas públicas que lleven a transformaciones en la economía, en la cultura, en el respeto y cumplimiento de la legislación y el marco jurídico que nos rige—todo eso y más ha estado siendo manoseado al arbitrio de quienes han detentado dicho poder. Y es un mito “el buen gobierno”, para aquellos(as) grupos poblacionales que no tienen trabajo, que no logran los ingresos suficientes para sí mismos y sus familias, los que subsisten con salarios mínimos insuficientes para cubrir necesidades básicas, aquellos hoy con empleos precarios y salarios bajos, sujetos al arbitrio del patrón privado y público que los despedirá en la medida que luchen por cambiar esa realidad.
Y entonces ese contexto electoral que hemos sufrido en estos meses pasados y, vamos a continuar hasta cuando se elijan en marzo, los cargos públicos en los 44 municipios que hoy conforman la distribución política del país y repartida en distritos. Cuestiones que nadie de la población votante conoce y entiende de lo que se trata. Y entonces las elecciones derivadas, marcan un continuismo que todo seguirá igual o peor en el mejor de los casos.
Hay aprehensiones en la población, en los diferentes sectores sociales, que juzgan la realidad y el proceso, sin comprender lo que sucede, sindicalistas se manifestaron por la continuidad—ese tipo de aprehensión, es un aferramiento a algo, asirse a algo que sabe y teme que es perjudicial, pero que no puede soltarlo y es parte de su contenido mental de forma contradictoria. Otros sindicalistas por el contrario temen que una continuidad va llevar a mayores conflictos y problemas en el trabajo y su estabilidad; hay demasiada incertidumbre y acciones nocivas que llevan a creer o dudar que todo se va arreglar con dichas elecciones.
El análisis en consecuencia debe permitir aclarar la situación que vivimos, para el caso de arena (su gestión de 20 años), terminó vendiendo el país, nada pertenece al pueblo, el frente sólo administró el descalabro y fue incapaz de marcar una diferencia, para el caso de la población laboral—la población votante castigó ese proceso—y los números no fueron favorables, llegando a gobernar una persona (2019-2024) que igualmente prometió mejores cosas para el país, las habilidades comunicacionales se impusieron, llevaron a reforzar los resentimientos por la oposición—el proceso se ha encargado de hacerla desaparecer y no hay fuerza partidaria opositora hoy, capaz de hacer las cosas de diferente manera, dando paso a que el continuismo siga vigente. Pero debe llevarnos a comprender que en materia del trabajo remunerado (forma concreta para crearse un futuro y satisfacer necesidades materiales de vida), se trata de un rotundo fracaso.
En consecuencia, el período que termina, no ha arrojado mejoramientos y bienestar sociales para las personas trabajadoras; un ministerio del Trabajo infuncional en su ejercicio en la administración del trabajo (que ha anulado el contrato colectivo y desarticulado la organización sindical independiente); lo jurisdiccional es inoperante para establecer la justicia, el cumplimiento y la promoción de los derechos laborales, las libertades sindicales no se han mejorado y por el contrario los despidos de trabajadores(as) y de dirigentes sindicales públicos y privados, se ha manifestado sin el debido proceso.
Finalmente la protección social totalmente debilitada y anulada por los intereses económicos que privan del gobierno con las AFP (previsión social), el ISSS (salud médico hospitalaria y medicina del trabajo), el Fondo Social y FONAVIPO (vivienda), el INSAFORP (la formación profesional), entre otros derechos laborales; y entonces las elecciones en El Salvador para las personas ocupadas, no garantizan cambios y transformaciones estructurales que lleven a mejoramientos sustanciales en los derechos laborales y las libertades sindicales.
*Sindicalista salvadoreño