En proceso electoral que, para favorecer al oficialismo, inició con un caos controlado, ha degenerado en un caos incontrolado y, en la medida que el Tribunal Supremo Electoral, pretende controlar, se convierte en un caos mayor, hasta el punto en que puede considerarse la nulidad de las elecciones del 4 de febrero y, vislumbrar la imposibilidad de realizar las del 3 de marzo, por la destrucción de la estructura electoral, por el caos actual.
Por: Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Los cambios en el personal técnico, ordenado por el TSE, el día previo a las elecciones y la exclusión del personal opositor, de sus posiciones en mesa y como vigilante, causó que personas sin preparación, motivación ni experiencia, sirvieran en el proceso electoral, razón por la cual, el conteo en mesa, se realizó con dificultad. El cansancio y el agotamiento hizo que muchos abandonaran las mesas, aún sin terminar las actas o, transmitir por errores en el sistema. Si agregamos que muchas urnas con papeletas, fueron encontradas en poder de afiliados a Nuevas Ideas, sin el resguardo del TSE, nulifican las elecciones del 4 de febrero.
Las actas de las JRV, no están en manos de los partidos políticos, por la exclusión de su personal, en beneficio del oficialismo y si el TSE, exige que el partido político las presente para acreditar el pago a sus vigilantes, será imposible cumplir con dicha obligación que destruye la estructura de la defensa del voto, de los partidos opositores y es una burla del TSE, para con la estructura partidaria. La orden de realizar las actas a mano, se dio luego de la orden de no poder imprimir las actas y solo serian válidas si estas estaban impresas en el papel especial del TSE, que no estaba en poder de las JRV, por lo que muchas JRV, entendieron que bastaba la transmisión de datos. Las actas partidarias dan la seguridad del contenido de las urnas y si estas ya no están en poder del TSE, es imposible saber la veracidad de la elección.
Las cúpulas partidarias opositoras, deben dar su opinión, en forma categórica: avalan este proceso electoral o, sostienen que las irregularidades han sobrepasado el promedio lógico, para poder determinar la imposibilidad de conocer la voluntad soberana del electorado y pedir, la nulidad de las elecciones del 4 de febrero.
Las elecciones del 4 de febrero dejaron en claro, la inutilidad, por dolo o negligencia del TSE de garantizar las elecciones libres y con ello, arrastró la capacidad partidaria de participar en dicho proceso, pues los vicios actuales del TSE, arrastrarán la organización de las elecciones del 3 de marzo.
Si a 48 horas de iniciado el proceso electoral, el TSE no sabe cómo ni donde realizará el escrutinio de las JRV, pues no tiene la totalidad de las urnas, que no están todas en su poder, ¿cómo podrá garantizar un proceso electoral? y es posible que se monten dos procesos electorales, sin un escrutinio del primero.
La única solución posible, es que las elecciones del 4 de marzo, sean repetidas, condicionando la participación partidaria, a la entrega de la deuda política, ya generada, sin condiciones y, la suspensión de las elecciones del 3 de marzo, hasta que sean realizadas las elecciones de presidente y diputados de forma legal y creíble, asegurando la libertad de expresión, mediante la suspensión del régimen de excepción durante dicho periodo electoral. De lo contrario, tendremos un mayor caos electoral, del que ya tenemos ahora.
Las elecciones son un proceso ciudadano, que se realiza mediante la participación del partido y en la que el Gobierno, sólo pone su estructura y facilita la participación ciudadana, no es un ente que pueda interferir en e proceso eleccionario, pues es el ejercicio del Art, 83 de la Constitución.