Vicente Romano García, fue un comunicólogo español. Publicó en mil novecientos noventa y tres, “La Formación de la Mentalidad Sumisa”. Esta obra inicia cuestionando la creencia que, el conocimiento y la conciencia son el resultado de la acción y la experiencia.
Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*
Empero, la inmensa mayoría de las experiencias, no las hacemos nosotros, nos vienen mediadas por otros. Si queremos ser libres y determinar el curso de nuestras acciones, tenemos que identificar y superar los obstáculos que otros nos ponen, para condicionar y determinar nuestras ideas y pensamientos. Los medios de comunicación del sistema capitalista, difunden una conciencia uniforme y auto complaciente. Por lo que urge el desarrollo de una conciencia que, surja a través de la crítica a la civilización capitalista.
Las opiniones son producto de las informaciones y experiencias, recibidas a través de otros y adquiridas por nosotros. El hogar, la escuela y el trabajo, son lugares de formación de la opinión. En un sentido más amplio los medios de información, entretenimientos, cine, televisión, radio, teatro, periódicos, revistas, libros y carteles, son escuelas.
Y la escuela es el lugar donde se forman los ciudadanos. Mientras que, en el hogar, es donde se forman las primeras opiniones, valores y juicios. La herramienta con que se hacen las opiniones es la información. Informar es formar, configurar, dar forma a la materia, esculpir, dibujar una imagen, presentar, describir, enseñar, educar y capacitar a alguien para algo. Información significa formación, configuración y educación. La información es difundida por medios como radio, televisión, cine, etc. Asimiladas las informaciones recibidas, se asientan en juicios y convicciones. Una convicción generalizada es que, somos dueños de nuestras acciones, pero, la mayoría de ellas, las ejecutamos sin comprender sus causas ni efectos.
Por tanto, somos causa, condición y efecto de las acciones de otros. Una forma de falsear la realidad es presentarla de forma incomprensible. Personas e instituciones se expresan con poca claridad, a la hora de hablar de determinados asuntos que les resultan incomodos. La enseñanza no nos transmite conocimientos adecuados, porque ocultan intereses ajenos e impiden reconocerlos.
No hay ninguna sociedad humana, donde el Estado no haya sido un aparato de represión de la mayoría por una minoría. La violencia de un pequeño grupo contra la mayoría, es posible, haciendo enormes gastos materiales. Su riqueza es condición de opresión de los otros. Riqueza surgida del robo, la guerra o del trabajo esclavista del asalariado.
Con los omnipresentes medios de difusión masiva de información e influencia, se pueden engañar cerebros desprotegidos como los de la población infantil y personas inteligentes, al punto de aplaudir su propia condena a muerte. Lo único que puede salvarnos de la auto destrucción que otros imponen es, el cálculo meticuloso de los intereses propios. Es necesaria, por tanto, una escuela que nos enseñe a identificar nuestros intereses, a articularlos y defenderlos, que enseñe como mirar los programas de televisión, como escuchar la radio y leer los periódicos.
La desigual posesión o acceso a los medios constituye una disparidad, la persona que carece de medios de intercambio informativo, no puede hacerse entender. Quienes deciden y seleccionan las informaciones que configuran nuestra opinión, deciden también, hasta donde llegan nuestras posibilidades.
Los poderosos se fían más de la violencia y de la ignorancia que, de la confianza de todos los que dependen de ellos. Aunque, es menester un mínimo de confianza para mantener la injusticia. Ya que es más fácil embaucar a una persona que tiene confianza que, otra que piensa y calcula.
La actividad económica y sus efectos configuran toda nuestra vida. Sin embargo, la escuela no enseña cómo funciona la economía, ni por que funciona esta economía. De igual manera, no todo el mundo está entrenado para discernir las partes de un enunciado, que contiene premisas falsas. No obstante, casi todas las dudas de un enunciado, se pueden aclarar con preguntas.
La mayoría de la gente cree que las representaciones, ideas, sentimientos y conceptos salen de sus cabezas. Ignoran que recorren el camino inverso, de afuera a adentro. Los representantes del Estado, se rigen por los deseos de los grandes empresarios.
Estos indican el tipo de personas sumisas que necesitan. La única razón de que otros organizan nuestra vida es, porque nos obligan con violencia o engaño. La violencia física solo se utiliza en casos extremos. Existen otras formas de violencia más sutiles y frecuentes como el hambre, el desempleo, la desigualdad social, la falta de asistencia sanitaria, etc. Basta observar las prioridades y preferencias gubernamentales que se reflejan en los presupuestos públicos.
Para el capitalismo moderno, es importante la dominación psicológica del individuo y la manipulación de su conciencia. La violencia psicológica o simbólica, es presión sobre la mente y la conciencia humana, por parte de los medios de información y cultura.
Los medios proporcionan poder, ya que pueden estimular y atraer la atención de otros seres humanos, hasta robarles su irrecuperable bio tiempo. Las noticias se presentan como informes objetivos e imparciales del acontecer, pero, ocultan el proceso de selección y decisión que subyacen tras la información. La distracción de los problemas cotidianos, mediante el entretenimiento, nos pone en contacto con lo que no tenemos y deseamos. En este cocido civilizatorio, aparece la función sustitutiva y unificadora del pensamiento mágico. El proceso de identificación indiferenciada e irracional de los sujetos, con los contenidos imaginados, puede manipularse.
Manipulación significa deformación espiritual del pueblo, privarlo de sus facultades y actividades creadoras, así como la uniformidad del espíritu y degradación del ser humano a simple objeto. La manipulación de las mentes es una guerra psicológica, planificada y dirigida con conocimientos científicos, contra el desarrollo progresista.
Las encuestas y sondeos de opinión, son técnicas para averiguar y determinar los hábitos y preferencias individuales y colectivas. Mediante su publicación, se pueden crear estados de opinión, disipar las dudas a indecisos y conformar un ánimo impersonal. Los reclamos publicitarios inundan los medios, estos financian y producen ganancias a sus dueños. La manipulación ideológica puede ocultar y camuflar falsamente las contradicciones, pero, las disparidades y conflictos sociales se mantienen. Este es su talón de Aquiles.
*Psicólogo saladoreño