“La guerra es un negocio en que suelen ganar los príncipes, pero en que siempre pierde el pueblo” Charles Caleb Colton.
Por: Igor Iván Villalta Sorto*
La industria armamentística se frota las manos al ver los grandiosos espectáculos en donde ciudades enteres son arrasadas por los bombardeos constantes y permanentes, que dejan una estela de civiles muertos. Para que el negocio continué boyante y floreciente se necesita que la guerra se prolongue por un tiempo prudencial que les permita a la industria obtener ganancias.
En Ucrania se encontraron con el problema de la falta de munición y misiles debido a que los arsenales en Europa y Estados Unidos ya no podían suplir la demanda, debido a que veníamos de un periodo de relativa paz. Por tanto la demanda de ese material bélico no existía, por tanto se detuvo la producción del armamento.
Ante estos lamentables hechos de que existe la demanda, pero ya no hay oferta. La industria armamentística se pone clara de lo costoso que es reactivar los procesos de producción. Hay que buscar expertos y darles el tiempo suficiente para que realicen su tarea, no es una cosa que se pueda hacer de la noche a la mañana. Por consiguiente invertir en una guerra corta no tiene sentido, económicamente hablando.
Los imperios necesitan demostrar fuerza, mucha fuerza, pero sobre todo necesitan demostrar fuerza moral y justificar sus acciones de saqueo y depredación como algo necesario para la humanidad, que ellos defienden la libertad, la democracia y lo mejor para el progreso de los pueblos. Debido a que necesitan que los hijos del imperio vayan a pelear al extranjero por esos ideales y que los familiares se consuelen con una medalla ganada en el campo de batalla.
Este esquema es precisamente lo que se le está cayendo a la OTAN y a Estados Unidos. Los líderes europeos exhiben ante el mundo una cara de políticos inútiles que están llevando a sus respectivos países a una guerra de incalculables consecuencias. Se han convertido en fieles vasallos de Estados Unidos.
Solo las declaraciones de Emmanuel Macron diciendo que enviarían tropas a Ucrania desató una cantidad de críticas y aclaraciones no sólo del mismo Macron sino de personeros de la OTAN. Acaso lo que pretende Macron es revivenciar la época napoleónica en donde Francia era la gran potencia colonial, o se prepara para la posguerra en Ucrania y tomar un poco del pastel de la reconstrucción de Ucrania.
Otro de los hechos que muestran la pérdida de credibilidad de las banderas enarboladas por el imperio norteamericano fue la exposición de Hylari Clinton en el festival de cine de Berlin, en donde el público enardecido le recriminó la invasión a diferentes países en Asia y África en donde se han provocado centenares de miles de muertos, hasta llegar a medio millón o un millón en un sólo país. También se debe recordar que Alemania está a punto de caer en recesión con un crecimiento económico de apenas el 0.3% y los costos de lo que ha significado la guerra en Ucrania son de 240 mil millones.
¿Es un personaje de esta naturaleza quien posee el talante moral para hablar de los derechos de las mujeres? Cuando la guerra en Ucrania está perdida para la OTAN y Rusia avanza en un frente de mil kilómetros en donde existen cinco puntos de quiebre y las tropas ucranianas abandonan posiciones, podría pensarse que sostener la guerra es algo sin sentido, pero una victoria rusa en época electoral en Estados Unidos sería lapidario para el actual inquilino de la casa blanca. Así que hay que sostener la guerra a toda costa.
Por otro lado la guerra en Ucrania ha demostrado la debilidad de la OTAN y del armamento norteamericano y europeo, las carencias en los arsenales de los misiles Patriot, el indestructible tanque norteamericano M1 Abrams que se vendió como la apuesta ganadora en Ucrania, las imágenes del famoso tanque prendido en llamas y que de seguro va a ser exhibido entre los trofeos de guerra capturados en la guerra de Ucrania.
Otro de los blindados vendidos como la solución al conflicto son los tanques alemanes Leopard que en un video se observa como uno por uno son destruidos por drones, luego se dijo que eran armamentos de entrenamiento y que nunca habían sido probado en un enfrentamiento real. Este elemento es tomado muy en cuenta en una guerra. Un tipo de armamento no puede ser tomado como una arma estratégica que contribuirá a definir la batalla hasta que se pruebe en combate.
Otro elemento a tomar en cuenta son las fuerzas vivas, en Ucrania han huido de la guerra 700,000 personas. Las cifras aportadas por Zelensky, creo que ni el mismo se la cree. Se calcula que han muerto 150,000 personas y otros 350,000 han resultado heridos. Son generaciones de jóvenes que se han perdido en la guerra. El promedio de edad del ejercito ucraniano ronda en los 45 años, muy difícil sostener una guerra con un ejército envejecido.
El mismo problema de la falta de soldados lo está teniendo Israel para continuar su genocidio contra el pueblo palestino. Todo esto nos recuerda una frase que todo aquel que entra en una guerra debe tenerla muy presente “las armas son importantes en todo conflicto bélico, pero no determinantes”.
*Biólogo investigador