LTI. La Lengua del Tercer Reich

LTI. La Lengua del Tercer Reich, se puede leer desde el punto de vista del poder de las palabras: se vive según el lenguaje del vencedor y si se habla el lenguaje del enemigo, la consecuencia es la traición.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

Víctor Klemperer, judío alemán y doctor en filología, publica “LTI. La Lengua del Tercer Reich. Apuntes de un Filólogo” en mil novecientos cuarenta y siete. Es el primer intento de análisis sociolingüístico del nacionalsocialismo. Igualmente, puede leerse como un análisis de las técnicas de propaganda y de publicidad del nazismo.

Klemperer, intenta mostrar a la sociedad, los peligros de la manipulación del lenguaje. El autor sostiene que, la inmensa mayoría de los alemanes eran nazis, por haber aceptado el lenguaje y la terminología que expresaba esa doctrina. Su terminología era usada y hablada, por personas que creían no estar afectadas por esas ideas. Todos, partidarios y detractores, beneficiarios y víctimas, estaban guiados por los mismos modelos.

El nazismo se introducía en la carne y en la sangre de las masas, a través de palabras aisladas, experiencias, formas sintácticas que imponían repitiéndolas millones de veces y eran aceptadas de forma mecánica e inconsciente. Héroe, heroico y heroísmo eran palabras empleadas por el nazismo y eran tergiversadas. El héroe es alguien que realiza actos positivos para la humanidad. Los “héroes” para el nazismo eran los soldados altos, rubios, jóvenes y arios.

Para el nacionalsocialismo, los “héroes” y “virtuosos” eran los fanáticos. Un fanático era un héroe virtuoso, sin un fanatismo no se puede ser héroe. Al confundir a los héroes y virtuosos con los fanáticos, el nazi anhelaba ser fanático y se hacía fanático.

El lenguaje no solo crea y piensa por mí, sino, guía mis emociones y dirige mi personalidad psíquica. Klemperer manifiesta que, en la conciencia o subconciencia del pueblo, una mentalidad próxima a la enfermedad como al crimen, fue considerada como la virtud suprema. El nacionalsocialismo manipulo el lenguaje de la fe. Al Führer, Adolf Hitler, se le divinizaba, se creía en él y no en Dios.

Jamás se le podía contradecir en lo más mínimo. Se llego al extremo, como escribió Paul Joseph Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich, de considerar que el amor al Führer pertenecía a toda la humanidad, si ésta lo supiera se despediría de sus falsos dioses y lo glorificarían. El Führer era dios, el imperio la iglesia y la guerra se convirtió en una cruzada, en una guerra santa del pueblo alemán.

En esta guerra de religión había “caídos”, como los mártires, imbuidos en una firme fe en su Führer. El Reich, como reino de Dios, estaba destinado a ser “eterno”. Para los nazis, cuanto más sombría se mostraba la situación, tanto más se manifestaba la “fe fanática en la victoria final”. Esta fe fanática, aparece literalmente en todas y cada una de las innumerables demostraciones de lealtad al Führer.

Conceptos como conciencia, arrepentimiento y moral, acabaron neutralizados y sometidos a los intereses nazis. Lo valioso era el pueblo, el país y la raza. La lengua del Tercer Reich se centraba en, despojar al individuo de su esencia individual y convertido en presa de una manada dirigida y azuzada en una dirección determinada, sin ideas ni voluntad.

El modo de hablar nazi se apodero de todos los ámbitos públicos y privados. Se adueño de la política, de la jurisprudencia, de la economía, del arte, de la ciencia, de la escuela, del deporte, de la familia, de los jardines de infancia y del ejército. La lengua hablada y escrita debía ser apelación, arenga e incitación.

La idea de raza, centrada en el antisemitismo, era la característica alemana de la desmesura que, llevo las consecuencias lógicas hasta el extremo. El cambio de palabras por parte del nacionalsocialismo, era la forma fácil de legalizar la invasión y el robo. Igualmente, eran “creativos” cuando no podían invadir o robar. Por ejemplo, Coventry, una ciudad inglesa, fue destruida por los aviones de la Luftwaffe (fuerza aérea alemana). Goebbels se inventó el termino coventrizar, para referirse a los bombardeos masivos. Coventrizar era “borrar del mapa”. Por ejemplo, Varsovia fue “coventrizada”.

Hay un peligro de destrucción, si se usan términos que no significan lo que tienen que significar. En la lengua del Tercer Reich, el redentor era Hitler, los nazi eran héroes, el Tercer Reich era eterno, Europa era Alemania, los territorios que Alemania conquistaba eran “espacios”. Desde ese punto de vista, solo los arios merecían sobrevivir y regir, los demás, eran pueblos inferiores. Los “Cerdos Judíos” eran perversos, sin saber por qué. Se prefería el fanatismo, a la reflexión y a la argumentación. El ser humano era “material humano”, “carne de cañón” o “piezas”. Se podía y se debía “liquidar”, por lo que se buscaba afanosamente la “solución final”. Había que actuar y funcionar “ciegamente”, como maquinas.

*Psicólogo salvadoreño

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