«Consumir más verduras» es un consejo dicho por todo nutricionista o experto en alimentación, y es innegable que sus beneficios son significativos. Según el portal anglosajón Medical News Today, la espinaca destaca por ser una excelente fuente de antioxidantes.
Debido a su contenido en hierro, es una opción muy recomendable para las dietas sin carne o sin lácteos. Una taza de este producto contiene menos de siete calorías y es rica en nutriente K, esencial para la salud ósea y la absorción de calcio.
Por otro lado, el brócoli ofrece el doble de la cantidad diaria recomendada de vitamina C y gran cantidad de sulforafano con efectos anticancerígenos.
Los guisantes, identificados de forma popular en este grupo a pesar de ser legumbres, aportan proteína y vitaminas del grupo B.
También presentan fibra, muy buena para el tránsito intestinal, y saponinas, unos glucósidos capaces de actuar contra los radicales libres.
El zumo de remolacha ayuda en el control de la presión arterial y en la regulación de la salud cardiovascular. De igual forma, resulta muy bueno para diabéticos, porque contiene ácido alfa lipoico, útil para los problemas nerviosos relacionados con esa enfermedad.
Mientras, el ajo es un antibiótico natural por su componente, sulfuro, estudiado en muchas investigaciones por sus grandes propiedades. Junto a este, la cebolla con sus elementos sulfurosos ayuda en la protección del cáncer según varios estudios.
Fermentados o encurtidos, los vegetales aportan sus beneficios naturales pero además una buena dosis de probióticos para mejorar la salud intestinal.
