El mundo político laboral se va complejizando de manera contraria a los intereses de las personas trabajadoras, ello por cuanto la lógica del capital no se ha modificado y va en el camino de la mayor ganancia, en detrimento de las variables que implican mejores condiciones de trabajo.
Por: Róger Hernán Gutiérrez*
Las actividades económicas tradicionales enmarcadas en agricultura e industria, siguen siendo de mucha rotación de personal y los procesos productivos en el agro son en mucho muy complejos, en tanto que la liberación del mercado con la globalización económica y la firma de tratados comerciales diversos han recortado fondos económicos—al abrir las fronteras y liberar las mercancías, en el país dejó de desarrollarse el agro, creando una alta migración a la ciudad y al extranjero.
Ese proceso de liberación del mercado iniciado en el período 1989-2009, profundizó el intercambio comercial del país desarrollado, y al abrirse las aduanas del país sub desarrollado, la importación de productos diversos del agro como verduras, lácteos, cereales, agropecuarios y demás vinculados a esta actividad económica primaria repercutió en que la importación libre de aranceles, era de precios más bajos y de acuerdo al análisis de los grupos oligárquicos era muy caro mantener los costos de producción, haciendo de manera preferente la acción de la importación, lo que trajo como consecuencia que ya no se produjeran acciones de desarrollo hacia una soberanía y sostenibilidad alimentaria.
Como resultado el agro fue cada vez más siendo descuidado, cultivos como el café, el azúcar y algodón que potenciaron el modelo agroexportador, se fue sustituyendo por el modelo de libre mercado; los precios se alzaron al concentrarse los proveedores—aquellos que se privilegiaron de ser importadores impusieron los precios y las mercancías ingresaron al mercado sin el pago de aranceles, afectándose la situación fiscal del país, que nunca fue compensada con otros impuestos progresistas.
La lógica económica estaba imponiendo “un libre mercado” que traía como agregado la venta de los activos y bienes del Estado a intereses privados; convirtiéndose en una concentración de riqueza para grupos minoritarios, al modificarse el proteccionismo hacia esos intereses—se privatizaron instituciones públicas que subsidiaban el precio para el caso de la leche en polvo, azúcar, arroz, frijoles, maíz, sorgo (caso del Instituto Regulador de Abastecimientos (IRA).
El Ministerio de Agricultura y Ganadería, ISTA, la ENA y otras vinculadas con la actividad agraria, dejaron de ser un pivote importante para introducir tecnología, y fortalecimiento administrativo para las empresas agricultoras, convirtiéndose en una institucionalidad pública intrascendente. La migración hacia las ciudades fue intensa y resultado de la coyuntura de la guerra civil, los tratados comerciales profundizaron el despojo cooperativista, muchas tierras pasaron a ser ociosas, dejándose de trabajarlas—una reforma agriara inconveniente— y, se dejó de producir para la suficiencia alimentaria; se debilitó la mínima soberanía alimentaria.
El agro, ha estado en una discusión y disputa de intereses por su rescate o su completa infuncionalidad para el desarrollo agroindustrial, agropecuario y propiamente agrario; y claro para la absorción de mano de obra en el campo. Ello también terminó con futuros desarrollos en áreas rurales y/o municipios agrarios, resultando en una abrumadora concentración poblacional en San Salvador y La Libertad; y que la nueva geografía política del país, terminará por agravar, ahora sumando el deterioro medio ambiental, el cambio climático y muchas agregaciones negativas hacia la mejoría de tal actividad económica fundamental.
El caso de la actividad industrial es más crítico, en tanto que se desactivaron importantes industrias calificadas y otras quedaron o cayeron en obsolescencia productiva. Tratados comerciales como la Cuenca del Caribe, Tratado Generalizado de Preferencias, que eran concesiones unilaterales de los EEUU hacia la región. Esto trajo como parte el paquete del CAFTA-RD, vinculando a zonas preferenciales económicas conocidas como zonas francas y recintos fiscales en 1990 en adelante. Y lo que llamamos hasta hoy maquilación de la confección textil e indumentarias, rompiendo con los procesos de producción en masa y fundamentando la deslocalización de empresas extranjeras a través del asiento de fábricas en la subregión o por la vía de la subcontratación o el préstamo (inversión directa).
Resultado de todos estos cambios profundizaron las reformas neoliberales y la venta del país, manteniéndose un agro debilitado, una industria sin mayores elementos de absorción de mano de obra calificada, sin incorporar mayores niveles de valor agregado al proceso productivo, sosteniendo estructuralmente bajos niveles de empleo, que han ido incrementando el desempleo y el sub empleo—una mayoría de población laboral trabajando en la denominada economía informal y en una clara sub ocupación.
En consecuencia, en materia económica no vamos hacia adelante, estamos en un claro estancamiento sin posibilidad de progresar en una meta hacia un pleno empleo, y una mayor profesionalización de la mano de obra; y en mucha de nuestra industria y en el agro en claro retroceso productivo. Disponemos de un gobierno para un nuevo período (2024-2029), sin mostrar más que giros hacia la desarticulación en el contenido constitucional de los derechos humanos, del derecho a libertades sindicales; un sector público mediatizado por la intimidación, la penalización y el despido de personal, con una supuesta motivación hacia el ahorro de fondos públicos; que lleva a servicios públicos deficientes, resultando casi perfecto el marco jurídico para una ciudadanía sin derechos, desprovista de una atención en pro de la población necesitada y totalmente regresiva.
*Sindicalista salvadoreño