Libro | Juventud y sociedad de consumo

Eloy Terrón Abad, filosofo español, en su obra “Juventud y Sociedad de Consumo: Artículos en la Gran Enciclopedia del Mundo” publicada en el dos mil doce, nos dice en el “prologo” que la aparición de clases sociales obligo a la clase trabajadora a incorporar a sus hijos a las tareas productivas. A partir de la Revolución Francesa, se fue imponiendo la necesidad de una formación más larga y completa de los trabajadores. La alianza entre empresa, medios publicitarios y “héroes del consumo” en el Siglo Veinte, posibilito domesticar a las masas mediante la tiranía de la moda.


Por: José Guillermo Mártir Hidalgo


En el capítulo “Educación Social”, el autor sostiene que en toda sociedad se da el proceso de convertir a los niños en hombres adultos, indispensables para la continuidad y progreso de la sociedad. La socialización del niño busca equipar al niño con un sistema de respuestas por lo que se le transmite conocimientos y destrezas que servirán para la producción de bienes y servicios.

En el capítulo “La juventud como problema social”, explica que el aumento de la productividad creo la necesidad de una formación más completa y más larga de los hijos. Además, fue necesario estimular el consumo, creando nuevas necesidades y habituando a las masas a ello. A la vez, acentuar la necesidad de extender y refinar el control ideológico de las masas para afianzar el dominio de la clase superior. Así la educación pretende un profesionalismo exacerbado, una completa “neutralidad” ideológica y ausencia de sentimientos.

En el capítulo “Droga: efectos psíquicos y motivación social” afirma que, un pueblo dominado y sometido a una explotación implacable, termina por entregarse a alguna forma de suicidio compensatorio. En la droga se buscan sueños fugaces de felicidad y evasión de su misérrima condición humana. La industria actual fomenta diversas maneras de libertad ilusoria. El motivo de las toxicomanías es la opresión social difusa: obsesión por la felicidad adquisitiva y carencia de formación social para disfrutar de las cosas y el deseo de encontrar algún modo de iluminación en la irracionalidad creciente de las sociedades dominadas por el afán de lucro.

El capítulo “Juventud, sentido de rebeldía”, Terrón Abad dice que la masa de adolescentes y jóvenes son testigos de un mundo que los fascina y repele al mismo tiempo. Las rebeliones juveniles se explican porque son jóvenes sin responsabilidades, incitados a disfrutar los placeres de la vida a precio de pagarlos con disciplina empresarial y disciplina de consumo. Hay libertad abstracta de negarse a la una y a la otra. Rechazar la disciplina del trabajo es fascinante, pero, implica rehusar la satisfacción adquisitiva. Y la disciplina del consumidor está encajada en la “espiral de prestigio” en razón del consumo. Los jóvenes son el grupo menos condicionado de consumidores y adoptan actitudes contradictorias: marginación pasiva y rebelión violenta contra el orden establecido.

En el capítulo “Moda: significado y función social”, el autor define moda a la forma de vestirse y al modo de vivir, es un fenómeno relacionado con el porte o aspecto externo de la persona y manifestación de su poder económico, signo de riqueza y afán de rivalidad. La industria y el comercio explotaron la rivalidad ostentosa, valiéndose de la publicidad comercial. Por su medio, se sometió a las grandes masas y se les convirtió en dóciles instrumentos del consumo. El objetivo de la moda es la aceleración e intensificación del consumo y hacer más frecuentes la innovación, motivados por el afán de lucro y la conquista del prestigio mediante el consumo ostentoso. La clase dominante intenta convencer que no hay diferencias de clase, sino, diferencias de ingresos. Y según la sociedad capitalista, todos los hombres tienen abierto el camino al éxito, el alcanzarlo depende del trabajo y de la perseverancia de cada uno.

En el capítulo “Sociedad de Consumo”, expresa que la “Sociedad de Consumo” es un mecanismo social para integrar a las masas en el sistema dominante por medio de la disciplina del trabajo y la atracción del consumo. La espiral de consumo conlleva algunos fenómenos característicos de la sociedad del derroche: culto a las modas y a lo nuevo, resquebrajamiento de la autoridad, rebelión de los jóvenes, libertarismo, ilusión de sociedad opulenta y condicionamiento publicitario. La disciplina al trabajo es el núcleo esencial y predilecto de la sociedad de consumo. Y el rechazo a la disciplina del trabajo es el verdadero motivo de rebelión de los jóvenes.

En el capítulo “Los recursos humanos” opina que, la empresa capitalista ha aumentado las exigencias de mano de obra entrenada para el manejo de herramientas complejas. En un país capitalista es difícil evaluar las necesidades de mano de obra. Ya que el lucro inventa y suprime puestos de trabajo. El cálculo del volumen de la fuerza de trabajo a emplear en los años futuros, depende del capital físico existente y del capital físico a crear. El conocimiento de puestos de trabajo en las distintas categorías profesionales y el número de candidatos potenciales para los mismos, es de utilidad en la resolución de problemas empresariales y humanos. Permite la programación de la creación de los centros de enseñanza con los puestos escolares necesarios a todos los niveles.

Y en el capítulo “Los profesionales”. Terrón Abad expone que la doble forma de practicar la actividad profesional es al servicio de un patrón o por cuenta propia. Pero en los últimos decenios, los profesionales han tendido al asalaramiento. Actualmente la mayoría de ellos se encuentran en situación de asalariados. Los obreros se hicieron conscientes de la disminución de su salario real. En cambio, la situación de los profesionales asalariados es muy distinta, tardan en hacerse conscientes de la degradación de sus “retribuciones”.

*Psicólogo salvadoreño

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