El agua en crisis | Agotamiento acelerado

La Gestión del Agua en El Salvador también está en Crisis.


Por: Miguel A. Saavedra


El agotamiento acelerado de las fuentes locales debido a permisos de explotación para grupos de poder (Urbanistas, Centros Comerciales y Embotelladoras) es un ejemplo claro de esta problemática

La gestión del agua es un tema de vital importancia para todos los países, y en El Salvador no es la excepción ya que es un recurso fundamental para la vida y el desarrollo humano. Sin embargo, su gestión adecuada es un desafío que enfrentan numerosos países, debido a diversos problemas de gobernabilidad y gobernanza, así como a la falta de conciencia sobre el valor real del servicio de agua. donde es de suma importancia, explorar estos problemas y de buscar soluciones integrales para una gestión sostenible del agua.

Uno de los mayores problemas en la gestión del agua es la mala gestión del organismo operador estatal y la infraestructura obsoleta. Esto se traduce en servicios de baja calidad, pérdidas de agua y altos costos para los usuarios (comprar agua a proveedores). Además, la ausencia o mal desempeño de indicadores de eficiencia y desempeño dificulta la toma de decisiones y la mejora del servicio.

Situación que se agrava por la falta de acceso al agua potable puede llevar a conflictos sociales y políticos, mientras que la sobreexplotación de los recursos hídricos permitidos a grupos de poder y de su impacto negativo en el medio ambiente.

Importancia de la gestión del agua:

El agua es esencial para la vida y su gestión adecuada es crucial para garantizar su disponibilidad en cantidad y calidad suficiente. Además, el agua también es clave para el desarrollo económico y social, ya que es utilizada en actividades como la agricultura, la industria y el turismo. Por lo tanto, garantizar una gestión sostenible del agua es fundamental para garantizar la salud y el bienestar de la población y promover el crecimiento económico.

Problemas de gobernabilidad y gobernanza:

Uno de los principales obstáculos en la gestión del agua es la falta de gobernabilidad y gobernanza efectivas. Esto se refiere a la forma en que se toman las decisiones y se aplican las políticas relacionadas con el agua, así como a la cooperación y coordinación entre los distintos actores involucrados. La falta de una gestión adecuada puede llevar a conflictos y tensiones, especialmente en regiones donde el agua escasea.

El valor del servicio de agua y su pago:

Otro problema importante en la gestión del agua es que muchas personas no pagan el verdadero valor del servicio de agua. En comparación con otros servicios públicos como el internet, el cable y la electricidad, el servicio de agua es subvalorado y muchas veces no se paga lo suficiente para cubrir los costos de su producción y distribución. Esto puede llevar a una mala gestión y al deterioro de la infraestructura del agua, lo que a su vez puede afectar su disponibilidad y calidad.

Soluciones integrales para la gestión del agua:

Es evidente que se necesitan soluciones integrales para enfrentar los desafíos en la gestión del agua. Esto implica considerar no solo los aspectos técnicos, sino también los políticos, sociales y ambientales. Se deben establecer políticas y mecanismos que promuevan una gestión sostenible del agua y que involucren a todos los actores relevantes, incluyendo a la sociedad civil y al sector privado.

La sobreexplotación y la responsabilidad de los grupos de poder:

Además de los problemas mencionados, también es importante abordar la sobreexplotación del recurso hídrico. En muchos casos, se otorgan permisos de uso del agua a grupos de poder para fines urbanísticos o industriales, lo que puede conducir a la sobreexplotación del recurso y su agotamiento. Resulta difícil de entender cómo se pueden otorgar concesiones y licencias a empresas que extraen del subsuelo cantidades de agua tan grandes que superan el consumo mensual de ciudades enteras.

Es aún más sorprendente que el canon que estas empresas pagan por la explotación sea tan bajo, especialmente cuando se considera que el agua no se destina al consumo humano directo, sino que se utiliza como ingrediente para fabricar productos. Estos productos, como el agua embotellada, jugos, cervezas y bebidas carbonatadas, se venden luego al consumidor a precios que pueden ser hasta treinta veces superiores al costo que las empresas pagan al Estado por el agua.

Es crucial que los gobiernos asuman su responsabilidad en la gestión del agua y establezcan regulaciones adecuadas para evitar la sobre explotación. Es alarmante y éticamente cuestionable que se otorguen concesiones y licencias de 15 a 30 años a empresas que extraen recursos naturales en volúmenes que superan el consumo de ciudades enteras, mientras contribuyen mínimamente al bienestar económico del Estado.

Aún más grave es que la sobreexplotación del recurso en algunas áreas en el mediano plazo dejarán sin el abastecimiento a las comunidades cercanas a esas instalaciones y mega urbanizaciones, caso concreto (Valle del Ángel y zona sur poniente de SS ,hacia Quezaltepeque). Las autoridades continúan otorgando permisos de explotación que benefician a entidades poderosas, agotando rápidamente las fuentes de agua locales. Esto obliga a buscar y transportar agua desde lugares cada vez más distantes para satisfacer la demanda, exacerbando la escasez del recurso vital en la región.

La disparidad entre el canon de explotación y el valor final de los productos derivados es un reflejo de una política de gestión de recursos que favorece desproporcionadamente a las corporaciones en detrimento del interés público. Cada metro cúbico de agua utilizado por estas fábricas no solo se sustrae del uso humano directo, sino que también se transforma en productos que generan ganancias exorbitantes, a menudo vendidos al consumidor a precios que no reflejan el costo real ni el impacto ambiental de su producción.

Esta práctica insostenible revela una falta de responsabilidad corporativa y una necesidad urgente de reformar las políticas de explotación de recursos para garantizar la equidad, la sostenibilidad y el respeto por el derecho humano fundamental al agua. Es imperativo que se establezcan regulaciones más estrictas y se revisen los cánones de explotación para reflejar el verdadero valor del agua como recurso vital, asegurando que su uso y gestión beneficien equitativamente a toda la sociedad y no solo a unos pocos privilegiados.

La sostenibilidad del agua subterránea es crucial para el bienestar de las comunidades y el medio ambiente. Para lograr una gestión más justa y equitativa, se deben implementar regulaciones y normativas que obliguen a los grandes explotadores a contribuir significativamente a la sostenibilidad del recurso.

Aquí hay algunas medidas que podrían considerarse:

Tarifas progresivas: Establecer tarifas de explotación basadas en el volumen extraído y la finalidad del uso. Cuanto mayor sea la extracción, mayor debería ser la contribución al fondo de sostenibilidad. La razón de ser de la propuesta anterior es establecer un sistema de tarifas y cánones ambientales que refleje de manera justa y sostenible el valor real del agua, promoviendo su uso responsable y la protección del recurso hídrico.

Buscar equilibrar la necesidad económica de las industrias con la preservación del medio ambiente y el bienestar social, asegurando que los grandes explotadores del agua contribuyan adecuadamente a la conservación y manejo sostenible del agua subterránea.

Y establecer una: Propuesta de Estructura Tarifaria y Cánones Ambientales para la Gestión del Agua.

Para garantizar una gestión sostenible y equitativa del agua, y establecer una relación tarifaria que refleje el volumen de agua extraído, el uso final del agua y la disposición de los vertidos generados por las actividades de procesamiento. Esta estructura tarifaria debería aplicarse a todos los grandes usuarios del agua, incluyendo fábricas, embotelladoras, campos de cultivo, plantas tecnológicas, industrias metalúrgicas, y actividades recreacionales, entre otros, la cual deba incluir:

Tarifas Basadas en Volumen y Uso: Cánones por Vertidos; Incentivos para la Reutilización y Reciclaje; Penalizaciones por Excesos; Transparencia y Participación Pública.

Fondos de conservación: Crear fondos específicos para la conservación y protección del agua subterránea. Los grandes explotadores deberían aportar a estos fondos proporcionalmente a su extracción.(y como incentivo fiscal pueda ser deducibles de impuestos anuales)

Inversiones en infraestructura: Utilizar los fondos recaudados para mejorar la infraestructura hídrica, como la construcción de pozos, sistemas de riego eficientes y programas de recarga de acuíferos.

Monitoreo y auditorías: Implementar un sistema riguroso de monitoreo para verificar la cantidad de agua extraída y garantizar que los explotadores cumplan con sus obligaciones financieras.

Educación y concienciación: Sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la sostenibilidad del agua subterránea y cómo las acciones individuales pueden marcar la diferencia.

Cuando las autoridades no implementan políticas adecuadas para la conservación y uso responsable del agua, se generan desequilibrios que afectan tanto a la población como al medio ambiente. El agotamiento acelerado de las fuentes locales debido a permisos de explotación favorecidos por grupos de poder es un ejemplo claro de esta problemática. Es fundamental que se tomen medidas urgentes para garantizar una gestión sostenible y equitativa del agua, priorizando el bienestar de todos y la preservación de este recurso vital.

En última instancia, la responsabilidad recae en el Estado para establecer políticas sólidas que protejan este recurso vital y aseguren que todos los ciudadanos se beneficien de manera justa y sostenible. La colaboración entre gobiernos, empresas y la sociedad civil es esencial para lograr un equilibrio adecuado entre la explotación y la conservación del agua subterránea.

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