“El rey filósofo”

¿Te acuerdas de esta expresión y de quién se autonombró con ella recientemente? Permíteme relatar la historia tras de ella.


Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*


Fue acuñada en la antigüedad por filósofos y poetas en la Hélade, por lo que en torno a ella se desarrolló una tradición que derivó finalmente en una propuesta elaborada por Platón hace algo más de 2350 años, en su obra La República.

En esta nos habla del gobierno ideal, proponiendo una tipología idónea para el funcionario público.

Probidad, integridad, compromiso, sentido del deber, compasión, autosacrificio, moderación, conciencia de la historia y de la legalidad, profunda sensibilidad y equilibrio para la administración y gestión públicas, estoicos en sus vidas, son solo algunos de los atributos que, de acuerdo al filósofo, debía poseer el funcionario público ideal.

La elección del mismo entonces se suscribe de acuerdo a esta obra a precisamente no quienes busquen el cargo, en razón de su discreción y humildad, por lo que son sus coterráneos quienes lo eligen confiados de su idoneidad.

Al considerar estas cualidades, los historiadores ubican 4 posibles candidatos al título de reyes filósofos: Alejandro Magno, Claudio, Adriano y Marco Aurelio.

Los logros militares, administrativos y académicos de los 4 son bastos y conocidos, pero opacados en el caso del macedonio, que nada nos legó de sus conquistas, pues después de su muerte fueron rapiñados por la lascivia de sus herederos.

Claudio por otro lado fue a su vez víctima de su tiempo como de sí mismo, pues a pesar de sus capacidades no escogió ni se rodeó de individuos calificados y comprometidos, siendo asesinado por ése mismo círculo perverso y corrupto.

Con Adriano y Marco Aurelio llegamos al culmen de Roma, conquistando en sus esfuerzos el denominado Siglo de Oro Romano, cuando sometidas todas las amenazas, se volcaron al embellecimiento arquitectónico de las grandes urbes imperiales, arraigando un canon administrativo flexible para toda expresión derivada del imperio, también compilando, redescubriendo y reestudiando el saber que los amplios dominios romanos admitieron.

Fue el epítome del mundo antiguo.

Su legado es la base sobre la cual se erige nuestro mundo, asegurando su lugar para el devenir.

De nuevo en nuestro presente, nuestro actual e ilegal gestor de la primera magistratura, autonombrado Rey Filósofo, en el mejor de los casos puede similarse a aquel triste rey, cuyo nombre omitiremos por pudor, que falleciera después de recibir un reconocimiento obligado de los jueces griegos, en los juegos florales que celebraba la Cólquide, y cuya muerte, acaecida poco después y en razón de sus excesos y desequilibrios, fuera celebrada por todos.

De nuevo acá, cumplidas las formalidades para un segundo mandato, concretados los protocolos para aparentar una legalidad inexistente, el autonombrado rey filósofo se presenta al mundo investido con una vulgar falacia, acompañado de un séquito impresentable, saqueadores del bien público, pretendiendo una dignidad que, en definitiva, nunca poseyó ni poseerá.

Busca alcanzar en la mentira y la autocomplacencia, el pedestal reservado para los grandes, lo que nunca será.

Y el tiempo dictará su sentencia.

*Educador salvadoreño

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