Libro | El crimen organizado

Tomás Sevilla Royo es un criminólogo español, su libro “El Crimen Organizado”, publicado en el dos mil trece, inicia haciendo la diferencia entre Terrorismo y Crimen Organizado.


Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


E nuncia que ambos tienen estructuras delictivas similares, pero el Terrorismo se distancia del Crimen Organizado en los fines que persigue y en los daños victimológicos que produce. El Crimen Organizado busca beneficio económico como único fin.

Asegura que el Crimen Organizado es una “empresa” jerarquizada que genera múltiples beneficios. Es un negocio muy rentable: posee del cero punto seis al uno punto cinco billones de dólares en paraísos fiscales. A través del blanqueo logra obtener entre el dos por ciento y el cinco por ciento del producto interno bruto mundial. Ostenta el tráfico del ocho por ciento al diez por ciento del comercio de la droga a nivel mundial. El veinte por ciento del comercio mundial es producto de la delincuencia global.

Sevilla Royo confiesa que es difícil determinar que constituye Crimen Organizado. Aun así, presenta la configuración teórica del Estado de California, Estados Unidos, dos o más personas con propósito continuado de ofertar bienes y servicios ilegales a través de delitos de depredación. Clasificándolo en cinco categorías: Mafia, ejecutan actividades criminales organizadas. Operaciones viciosas, ofrecen bienes y servicios ilegales. Bandas de asaltantes, quienes se enlazan con vendedores de artículos robados. Pandillas, llevan a cabo acciones negativas o ilícitas y terroristas, sostienen una forma violenta de lucha política.

El Crimen Organizado por medio de la corrupción y la violencia compra inmunidad, dirige las agencias de seguridad contra la competencia y elimina competidores. Va desde organizaciones criminales altamente jerarquizadas, hasta organizaciones delincuenciales con relaciones laxas más o menos temporales, entre los mundos legales e ilegales. El Crimen Organizado es un ente análogo al Gobierno: impone sus propias normas en un territorio, recauda impuestos mediante extorsiones y monopoliza el uso de la fuerza coactiva. Utilizan la violencia de manera sistemática contra aquellos que tratan de desafiarlos, contra los que rompen la disciplina de la organización y contra quienes dan pruebas a la policía o a los tribunales. Monopolizan actividades como la prostitución, la extorsión y el tráfico de drogas.

Las relaciones entre el mundo criminal y el ámbito legal son muy fluidas mediante actividades y negocios establecidos. Un miembro del Crimen Organizado puede ser un típico empresario, que actúa en el mundo de la ilegalidad hasta que sus ganancias son superiores a la de sus homólogos legales. Sevilla Royo muestra cinco modelos de grupos criminales: El Modelo Iglesia, grupo de crimen organizado que domina un determinado mercado o territorio con una estructura central de mando. El Modelo Trust, donde la estructura operativa funciona con una distribución de la propiedad descentralizada. El Modelo de Asociación de Comercio, en el cual los dirigentes de cada grupo se encuentran periódicamente para cooperar en factores estratégicos y proyectos conjuntos. Y el Modelo de Fraternidad en el que las pautas de comportamiento son similares, ya que conforman una socialización común. Los grupos criminales pasan por tres etapas: el grupo reducido enraizado en una zona a través de una violencia defensiva, etapa predatoria, pasa a la etapa parasita por la interacción corruptora en sectores legítimos de poder y finalmente a la etapa simbiótica, donde sectores políticos y económicos legítimos dependen de los monopolios y redes del crimen organizado.

El Crimen Organizado puede incidir en la cultura política de un determinado país, distorsionando las líneas que separan lo legal de lo ilegal. Puede utilizar recursos económicos en tareas de inversión social en las que las actuaciones del Estado han sido deficitarias o nulas y construir vínculos de lealtad. Asimismo, vulnerar la voluntad popular expresada en elecciones democráticas, al utilizar la violencia contra representantes opuestos a intereses delictivos o bien, manipular la información de medios de masas afines o controlados. Su poder económico tarde o temprano se traduce en autoridad política y puede llevar a subordinar a partidos políticos.

*Psicólogo salvadoreño

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