REORGANIZACIÓN GEOESTRATÉGICA DEL ESTADO SALVADOREÑO.

Por: Luis Colato.

¿Cuál es el propósito y hacia dónde nos conduce la reorganización estatal planteada por el régimen?

Esa reorganización responde primero a intereses político electorales, respondiendo a la caída de preferencia ante el electorado del régimen.

Consistió en el establecimiento de un nuevo mapa electoral del país, ahora en distritos y por el nulo desempeño del oficialismo al frente de las alcaldías.

Ello no solo por no disponer de recursos financieros para hacerlo – denegados por el GOES en su intento de ahogar a la oposición -, agravado porque los alcaldes oficialistas no eran idóneos, sino incondicionales para con el entonces ejecutivo.

Entonces, y de cara a la inminente recuperación de territorialidad de parte de la oposición, se introdujo este mamotreto.

Ahora, una vez transformada la geografía electoral, girando en torno a la figura presidencial, pero dependiente de un algoritmo en el sistema, que multiplica por 11 los votos válidos del oficialismo [tanto el oficialismo como el TSE nos aseguran que el fraude fue acompañado por 2,2 millones de votantes, lo que debemos releer por descuento, es decir, descartando los votos sumados artificialmente mediante este algoritmo – que fuera denunciado por asistentes, colaboradores y observadores de las pasadas elecciones – y que al derivar en una sencilla extrapolación de datos ubica en no más de 300,000 los votos válidos a favor del régimen], ofrece una oportunidad única a este para establecer una geografía electoral supeditada a los intereses de clase que el régimen representa.

Así, el estado en su totalidad se apresta a una reestructuración que responderá a eso, conduciéndolo a lo que los libertarios denominan estado cero, es decir, uno que va más allá del estado mínimo propuesto por Friedman, que anula por completo sus funciones en favor del mercado, uno económicamente darwiniano.

Entonces, no solo se apresta a limitar las inversiones para desarrollo social, ¡las anulará!, para lo que, el MINDEF asumirá todo lo relativo a seguridad, retornando así a los militares la gestión de este rol, mientras anula por completo a la PNC.

Se reestructurará el aparato de salud pública, haciendo desaparecer al ISSS, FOSALUD y el BM.

Los ministerios de cultura, desarrollo territorial, gobernación, trabajo y sus respectivas dependencias, se contraerán bajo una nueva figura que las administre.

Las alcaldías restantes desaparecerán y su administración dependerá directamente de las gobernaciones.

Los militares serán privilegiados con ingentes recursos, reduciendo además su tiempo de servicio a 20 años, como entregándoles los recursos arriba citados.

Por supuesto esta reorganización supone una reorientación de las finanzas públicas, lo que no es posible sin asumir los compromisos draconianos que impondrá la banca multilateral, aumentando el IVA y favoreciendo a las élites con una significativa reducción en sus aportaciones impositivas.

Esa tarea, más la desarticulación de la denominada oposición, así como más limitaciones a las libertades fundamentales de la población, nos retornan 50 años atrás, promoviendo el desempleo y la expulsión de la población, para que mediante las remesas sustente los fracasos económicos y de gestión del régimen.

Eso espera.

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