La realidad que no se puede ocultar

La persecución que de los pobres hace el régimen, manifiesta en su expulsión de los espacios públicos, su manipulación política, el robo de sus bienes, su represión, los asesinatos, la ha practicado el régimen confiado que es en este segmento donde se encuentra su apoyo, y lo respalda siempre porque sí.


Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*


C onsideremos el espectáculo que supuso la ilegal toma de posesión, sin respaldo electoral, por lo que la asistencia a dicho evento fue pagada, además de controlada de principio a fin, levantando la mano para jurar, sin saber qué juraron.

Pero son de entre estos de donde provienen los muertos en los diferentes penales, así como los que son rechazados en los espacios públicos, a quienes les son robadas sus tierras para ser entregadas a la élite financiera representada y defendida por el régimen. Ellos, los siempre manipulados y engañados, los carentes de estudios y salud, y, en consecuencia, elemental sentido común, la carne de cañón que sustenta nuestra economía heroicamente sin ser jamás reconocidos.

A los que el régimen maneja, aún, a su antojo.

Pues esos, esos hicieron algo que la historia muestra es un primer signo de rebelión.

A pesar de la férrea represión a la que ha sujetado el régimen a este sector, comienzan a resistirse en pequeños gestos.

El pasado jueves 20 se suscitó en una de las calles de San Salvador otro hecho cotidiano, pero determinante en el devenir de nuestra historia:

La policía municipal detuvo y secuestró un carro de ventas ambulante, así como a su operadora, lo que se hizo con verdadera saña, públicamente.

Aquel hecho no solo desató la indignación de los presentes, arremolinándose en torno al vehículo donde los agentes intentaban cargar el tal carrito, mientras dos agentes femeninas intentaban reducir a la vendedora.

Todos sabemos que las ventas callejeras son partícipes del desorden público, la comercialización de objetos robados, tráfico de drogas, etcétera, pero es el caso que su condición ha sido generada intencionalmente desde la política y por razones electoreras, por lo que su existencia es intencionada y responde a intereses de clase, pero además al hecho de que sencillamente ¡no hay empleo!, además de que no detentan una formación educativa de calidad, pues el sistema mínimamente los forma para ser operarios funcionales.

Dicho de otro modo, su existencia se corresponde con que el estado no promueve el empleo, favoreciendo en cambio la expulsión de la gente para que, mediante las remesas, sustente el fracasado modelo económico que el régimen representa, por lo que mientras no se aborde multicausal y estructuralmente el empleo privilegiándolo, sencillamente lo informal subsistirá.

Por otro lado, de cara a su subsistencia, la represión del régimen simplemente asustará menos, por lo que veremos una creciente resistencia organizada de la población.

Como en los 70’s, veremos crecer la conciencia gremial y de clase, fortaleciendo su resistencia.

Así la historia, que no cerró su ciclo antes, de nuevo se nos presenta con iguales condiciones.

Con una oportunidad para el cambio.

*Educador salvadoreño

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