Roberto Morales (El Caballo)

Roberto Morales (El Caballo), comandante Ramón


Por: Igor Iván Villalta Sorto


S u seudónimo era Ramón, pero nadie reparaba en eso, el bautizo popular era “El Caballo” por su parecido equino en su rostro. Era estudiante de medicina, pero más que todo era un revolucionario devoto, pertenecía al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en su militancia política era el de organizar Comités de Barrio con el fin de fomentar la organización política en barrios y colonias. Así nos conocimos,  era el encargado político de nuestro comité en la colonia México de Mejicanos y colonias aledañas.

Era un compañero agradable de buen trato, organizábamos grandes tertulias abordando diversos temas de política y de la vida cotidiana, después de la cena sacábamos la guitarra y cantábamos canciones de Joan Manuel Serrat (de cartón piedra) de Luis Enrique Mejía Godoy (La tula cuecho) de Víctor Jara con Te recuerdo Amanda o ni chicha ni chicha ni limoná.

“Usted no es na’
No es chicha ni limoná
Se lo pasa manoseando
Caramba zamba su dignidad”

Eran largas pero agradables veladas en donde cabían otros autores como Violeta Parra, Oswando Escobar Velado, que en sus poemas reflejaba un tremendo dolor de patria, que de su poesía se convirtió en música. Música prohibida por el régimen militar porque infundía moral de lucha, porque significaba el solaz y esparcimiento a los grupos de jóvenes que vivíamos la represión día con día, en donde era prohibido pensar, tu pensamiento debería  estar alineado a lo que el régimen quería, cualquier muestra de confrontación y lucha eras tomado como subversivo, comunista y terrorista, el ser etiquetado de esa manera era una sentencia de muerte.

Conversábamos en una ocasión sobre sus vivencias en los hospitales, nos hablaba que de nada servía tener a un niño enfermo y desnutrido y brindarle las atenciones posibles para lograr que recobrara su salud, si luego volvería a su entorno en donde no tendría las condiciones propicias para la sobrevivencia en ambientes insalubres, consumiendo agua contaminada, en viviendas que ofrecían refugio a una cantidad de insectos que eran vectores de enfermedades como las chinches, mosquitos, ratas y cucarachas.

Ya venía de dos capturas que afortunadamente no produjeron su desaparición o muerte. La primera fue en la toma de Telediario Salvadoreño del periodista Carlos Rosas Gaitán, escuchar El Telediario daba dolor de estómago, porque era el mismo Rosas Gaitán quien lo presentaba y no tenía un lenguaje fruido, leía mal. La guerra me brindó la oportunidad de conocerle junto con el también periodista y diputado del Partido de Concertación Nacional (PCN) en un periodo legislativo Raúl Beltrán Bonilla .

Gran oportunidad para reclamarle por su labor en mentir y tergiversar los hechos, este noticiero de televisión era uno de los más tendenciosos de la época. Rosas Gaitán un hombre de buen trato personal y con muchas herramientas para rebatir los hechos. Me hecho su brazo al hombro y me dijo: y vos sabes porque me cerraron el noticiero, porque dije que en el país habían guerrilleros. Luego termino contándome sus anécdotas como corresponsal de guerra.

En otra oportunidad fue capturado junto a un periodista del periódico mexicano Uno más Uno, fue conducido al cuartel de la Policía Nacional. El presentía que en esa oportunidad le tocaba la muerte y vio la oportunidad  de escapar, pero contuvo sus ánimos. En esos momentos llegó un oficial de policía diciéndoles que se podían retirar, lo salvó el periodista mejicano, ya que el régimen estaba siendo muy cuestionado internacionalmente por el asesinato de muchos periodistas nacionales y extranjeros.

Los contactos en la preparación de la Ofensiva Final en 1981eran frecuentes, un domingo nos quedamos de reunir en el comedor Come Pronto, en el centro de San Salvador, pedimos desayuno pero observamos movimientos raros, los demás compas nos decían: debemos movernos hay muchos orejas (informantes del gobierno)  no esperamos a que llegara El Caballo.

Salimos a la plaza Morazán, todo estaba militarizado, el Súper Pollo me dijo, ofreciéndome un cigarrillo Marlboro, fuma porque estos creen que nosotros no fumábamos, también ellos tenían una imagen idealizada del guerrillero. Al poco tiempo llega El Caballo con un montón de libros. Bueno ¿y que a vender libros has venido? es mi cobertura (despiste) inmediatamente nos cuestionó ¿porqué no me esperaron en el comedor? Es que habían movimientos raros de personas, y ustedes que le hacen caso a eso. Mostrando una serenidad pasmosa que daba confianza.

Después de la Ofensiva Final que pasó a llamarse Ofensiva General, se militarizan todas las estructuras de la organización, El Caballo se conduce al Frente Oriental “Francisco Sánchez” específicamente en el departamento de Usulután. Era un compa con mucho valor humano, empático, inteligente y alegre. Un cuadro muy valioso que debía ser eliminado.

En el momento de su asesinato se encontraba disfrutando de una minuta en la ciudad de Chinameca, cuando fue sorprendido por fuerzas élites enemigas que le dieron muerte inmediata.

*Biólogo investigador

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