UN DISCURSO BALADÍ.

UN DISCURSO BALADÍ, MUY NACIONAL, CON POCA SUSTANCIA Y NADA DE PROVECHOSO PARA LOS SECTORES MARGINADOS Y EXCLUIDOS SOCIALMENTE—LA CLASE TRABAJADORA—

Por: Róger Hernán Gutiérrez.

Muy a lo acostumbrado, esperando demasiado como pueblo, para volver a oir más de lo de siempre o es de lo mismo, mucha demagogia, servilismo y seres lambiscones a diestra y siniestra, según la muletilla acostumbrada, adulación extrema al poder continuado para otro período.

Para la clase trabajadora, esperamos y esperamos y nada, la cuenta de cable por más de una hora, quedó sin el servicio; el Estado pagará este lapsus abusivo y arbitrario—no lo sé—que importa si el grupo de población con cable es muy reducido y es porque tiene un estatus económico mucho mejor y elevado que la clase trabajadora común y corriente, para poder pagarlo y qué importa si tigo se enriquece más y eso es bueno para los intereses del Presidente, un obediente consorcio comunicacional que se adapta a los deseos y ambiciones del mandamás.

Claro de otra forma sería negar que lo privado sigue prevaleciendo sobre lo público. El staff, como siempre no dijo nada de interés e importancia, simplemente fue la consecuencia de lo que el del medio requería. Se mencionaron tantas cosas que disque “era información vital”, pero para quien, en tanto lo que se decía parecía una cascada sin agua cayendo al vacío, el hambre de información veraz, transparente, consecuente con las necesidades de la gente (clase trabajadora), quedó sin saciarse, era de nuevo un engaño, era la maniobra del prestidigitador, con altas capacidades para esconder y poco revelar.

Los medios como siempre se atan a la cadena de manera obligatoria, la pregunta quizás es si es tan bueno lo que va presentarse y hay una enorme audiencia—es decir no los 50—que espera ansiosa la comunicación del Señor Presidente, la verdad yo me arriesgaría a ponerlo todo en la voluntad, en una decisión autónoma para la población que opte por verlo o no verlo a conveniencia: esto parecería un sueño, pues es muy seguro que la estadística no fuera tan positiva y los auto-alabos no ocurrirían.

Las tragedias naturales y otras para los sectores excluidos y marginados y demás sectores populares, marchan al ritmo de lo casi natural, la queja y demanda de la población no tiene espacio, el funcionario(a) a cargo con la inoperancia y la demagogia trabajando su labor pública a la que está obligado(a) a cumplir. Y tampoco se trata que la naturaleza se está vengando contra el poder humano que la depreda, contamina a diario y destruye sin ninguna compensación—hablar de control de las consecuencias de los fenómenos climáticos, es una demagogia en grado sumo, que ni quien lo dice se lo cree.

Cárcavas profundizándose, anegamientos exacerbados de ciudades, comunidades, fallecimientos, tragantes atestados de basura y de ripio, además de otras contaminaciones, cañerías que nunca terminan de repararse, comités de protección civil sin la voluntad y recursos para tomar riesgos y atender el problema crónico y la emergencia en particular. Se rescata que la amenaza es concreta de nuevos huracanes, ciclones, tormentas, temporales, desbordamientos, soterrados, árboles cayendo, deslaves, accidentes viales, estupideces a granel por creerse algunos que son superhéroes de marvel.

Alcaldes y alcaldesas invisibilizados por el estatus presidencial, sin autonomía municipal y sin recursos suficientes para enfrentar la emergencia y la estructura deficitaria de los servicios municipales para la ciudadanía que los paga. Es toda una perfección la reunión con el gabinete, un montón de cabezas juntadas para adorar la demagogia, para orar en la travesía del autócrata que dirige los destinos de la patria, cansada de tanta destrucción de los

humanos poderosos, dueños del dinero, del bitcoin, de las malas decisiones que abundan en tanto los youtubers se encargan de diluirlo a la población, de dosificarlo para ser tragado con amargura y sin resentimientos.

La clase trabajadora cansada de trabajar, de seguro esperó y esperó lo que podía ser algo bueno que mejorara su presente, bueno los que tienen condiciones en el hogar que pueden disponer de un tv y de condiciones de vivienda “aceptables” para oir y ver con clama el discurso lleno de desinformación, con pocos o nada de datos para mejorar sus vidas y detener el empobrecimiento. Se colaba a todo esto que habría mercados que venderían frutas y verduras a precios aceptables, en el fin de semana instalados en algunos puntos del país.

Bueno la sesión del gabinete en pleno, no saltó a algo de peso, los riesgos a la vida común de las personas, de la población que sostiene la subsistencia, siguen a la orden del día; y por más demagogia en el ámbito de la reunión—la clase trabajadora—se quedó esperando, no hubo anuncios como aumentar el salario mínimo, programas de vivienda popular en corto tiempo, prevención estructural de desastres futuros, compromisos para unas personas trabajadoras empobrecidas con mayor empleo decente, mejoramiento sustancial de los servicios públicos de salud, educación, protección social y otras tantas acciones que quiten y erradiquen la inseguridad social.

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