Lecturas del MIS. (2) | Nuestra debilidad más grande como izquierda y movimientos sociales/populares

El pensador Fernando Buen Abad dice en un artículo, publicado recientemente, que podemos pasar toda la vida denunciando los “estragos cualitativos y cuantitativos propinados por la mafia que se adueñó de la comunicación y no pasa ¡nada!”.

A sí de crudo y fuerte, dice que: “una denuncia, por sí sola, no produce conciencia, tampoco acción”. Eso es lo que nos pasa a la izquierda y al movimiento social en El Salvador (y muchos países). Esa es nuestra mayor fragilidad política, es la peor debilidad en nuestra lucha. Tenemos problemas serios y profundos de comunicación.

Sostiene el autor que: no hemos podido frenar, ni resolver, las causas de los daños y derrotas que nos impone el capitalismo, con sus medios de comunicación o armas de guerra ideológica.
En el asunto de las comunicaciones nuestras dirigencias y bases nos quedamos atrasados y seguimos repitiendo conceptos y prejuicios acumulados en materia de comunicación. Jamás hemos participado en algún tipo de capacitación, y menos en el diseño de tácticas y estrategias comunicacionales contra-hegemónicas.

Funcionamos a base de “sentido común” y campañas repetitivas como una especie de esclavitud ideológica comunicacional. Hay quienes creen que las fórmulas de lo «exitoso», para el mercado, pueden ser trasplantadas linealmente para hacer «exitosos» los enunciados políticos de la lucha social y revolucionaria. Estamos atrapados en un enredo teórico-metodológico.
No hay peor sordo que el que solo se escucha a sí mismo, convencido de que sus ideas, sus medios y sus modos son un encanto de eficiencia y eficacia comunicacional. Calco odioso del estilo burgués.

Existen, al menos, algunos antídotos para curar esas debilidades comunicacionales del individualismo y el mercantilismo infiltrados en las cabezas de la «izquierda» y «progresismo»:

1. La agenda temática no debe salir de las suposiciones o conjeturas de coyuntura, sino de las luchas sociales.
2. Las organizaciones debemos construir instrumentos y herramientas para la comunicación. Mientras ese proceso se da tenemos que aprovechar, con astucia, todos los espacios posibles de divulgación para visibilizar nuestra agenda.
3. Desarrollar instrumentos científicos especializados en el perfeccionamiento del relato transformador, su comunicación y retroalimentación.
4. No debería haber direcciones, ni dirigentes populares, ni ningún miembro del movimiento social y del MIS en pie de lucha, que no hubieren cursado una especialidad en comunicación transformadora, actualizándose en tiempo real para dominar la ubicuidad y la velocidad comunicacional de los pueblos.

Pero la realidad es desoladora. En el paisaje horrible de nuestras derrotas comunicacionales, reinan la soberbia y las soluciones de maquillaje. No pocas veces más de lo mismo.
Hay algunos avances y excepciones honrosas pero suelen ser insuficientes. Las «buenas intenciones» y los «buenos propósitos» de nada o muy poco sirven, si reinan, además, la desorganización y los intereses individuales y de organizaciones por encima de los problemas comunes.

Muchos “dirigentes y líderes sociales” están felices con la connivencia en los espacios mediáticos de la clase dominante. Y no se preocupan por construir una verdadera revolución comunicacional desde las bases sociales. Si se construyera algo de verdad estratégico en comunicaciones, desde la izquierda y el movimiento social, ese sería el «talón de Aquiles» y se frenaría el avance de las derechas y ultraderechas.

Nos urge, hoy, una Corriente de la Comunicación Emancipadora contra el neonazifascismo; abrir una lucha a fondo contra los medios y los modos de la clase dominante, sus financiamientos y financistas, sus difusores, sus predicadores y sus cómplices.

Pero vemos lentitud y sordera. A veces ofende la nula voluntad política de los movimientos sociales para dar la lucha social desde la información, la comunicación y la cultura. Eso duele e indigna.
Urge la acción que repare vacíos y que organice a las fuerzas sociales para una contraofensiva creativa y contundente que nos actualice los años de atraso.

*San Salvador. 12 de Julio de 2024.
*Resumen de un artículo de Fernando Buen Abad.

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