En los días pasados hemos sido sorprendidos con los anuncios del GOES en torno a los venideros recortes que a la planta de personal en varias dependencias estatales se hará, bajo el supuesto de urgir el relevo, pues estas son gentes cuyo desempeño no se corresponde con los estándares de eficiencia que los actuales tiempos demandan a los estados modernos.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*
L a verdad tras este anuncio es menos prosaica. Obligan al retiro a estos miles de empleados públicos porque simplemente fueron nombrados bajo otra bandera partidaria, han desempeñado un ejercicio subrogado a la legalidad preexistente, o sencillamente son pensadores críticos.
El quid último es hacer espacio para sus cuadros partidarios, por entero subordinados a los intereses fraudulentos que nos mal gobiernan.
Y es que no es la eficiencia, transparencia y productividad, las características que identifican al régimen, todo lo contrario, pues si debemos caracterizarlo lo haremos distinguiendo precisamente sus particularidades.
La ilegalidad y la improvisación permanente, más una cleptocracia mitómana efectiva, son las características que distinguen al régimen, lo que ha degenerado en la necesaria desinstitucionalización estatal que urge para establecerse, aunada a la permanente, chocante y desmedida campaña desinformativa dirigida a alienar a propios y extraños con el ánimo de naturalizarlo.
Lo efectivo que es el régimen está demás establecerlo, pues basta con señalar que es nuestro país, El Salvador, el de menor crecimiento en el territorio por tercer año sucesivo y de acuerdo a la banca multilateral, que habiendo tenido un crecimiento de hasta el 11% del PIB en 2021, gracias al boom manufacturero chino, se ha reducido a apenas un 2,7% supeditado al quehacer de las remesas y en concordancia con su nula gestión público administrativa, espejo de la inexistencia de ninguna institucionalidad o legalidad.
Esto se responde con el caprichoso devenir del régimen, que atendiendo a los intereses de clase que representa, siempre adopta una actitud elástica en relación al marco legal, el cual de regular es hecho a un lado para hacer lo que sea necesario para su beneficio.
Para citar un solo ejemplo, consideremos el caso del agua, donde el mamotreto legalista generado por el régimen se corresponde al propósito único de satisfacer a las élites financieras expoliantes del agua.
Algo más que distingue al régimen es que siempre israeliza-nuevo verbo que se aplica a aquellos que cometen delitos culpando a los demás de ellos- sus desaciertos [“…no nos dejaron un cinco partido por la mitad… “, “…no son de mi confianza…”, “…los funcionarios deben ser de mi completa confianza para que operemos en la misma sintonía…”], comentarios hechos por el ilegítimo gobernante que tenemos, y que solo ha redundado en la más corrupta gestión, como la más inoperante.
El supuesto logro que la distingue, la seguridad, es como sabemos insostenible.
Alguien más entonces debe cargar con el fracaso de la gestión, y esos son los miles de desempleados que en breve tendremos en las calles, aumentando el grado de presión social que más temprano que tarde, nos reventará en la cara.
*Educador salvadoreño