Sabíamos que estar unos kilos por encima de lo recomendable nunca es bueno, ni a los 20, ni a los 50 años. Ahora bien, lo que desconocíamos es que tener sobrepeso de joven puede tener consecuencias de salud muchos años después.
Por: Eva Carnero*
l Atlas mundial de obesidad 2023 estima que más de 4.000 millones de personas en el mundo, el 51% de la población global, sufrirán sobrepeso y obesidad en 2035, un dato que casi duplica los 2.600 millones de personas con estas patologías en 2020. El informe recoge, además, que una de cada cuatro personas será obesa.
Si relacionamos estos datos con las consecuencias para la salud que desencadena la obesidad, las conclusiones son más que preocupantes. Y es que la obesidad y el sobrepeso son dos de los factores de riesgo más claros para la aparición y desarrollo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión o accidentes cerebrovasculares.
Nuevas líneas de investigación
Si el planteamiento expuesto ya es interesante por sí solo, aún lo es más si lo relacionamos con las conclusiones de un nuevo estudio publicado recientemente en el European Heart Journal, la revista de la Sociedad Europea de Cardiología. La principal inferencia del trabajo es que tener sobrepeso a partir de los 20 años, aunque después se adelgace, puede tener efectos negativos sobre el funcionamiento del corazón a partir de los 60 años.
El equipo de investigadores liderado por Alun Hughes, profesor de Fisiología y Farmacología Cardiovascular de la University College London (Reino Unido), pudo establecer una clara relación entre el aumento de peso en adultos jóvenes y de mediana edad y corazones agrandados que bombean peor la sangre, más allá del efecto del sobrepeso en años posteriores-.
Efectos a largo plazo
Hasta ahora se sabía que había una conexión entre el sobrepeso y una peor salud cardíaca, pero «sabíamos poco acerca de la relación a largo plazo entre el sobrepeso en la vida adulta y la salud cardíaca posterior. Queríamos observar si el sobrepeso en etapas tempranas de la vida adulta mostraba asociaciones duraderas con una peor salud cardíaca, independientemente del peso de las personas en etapas posteriores de la vida», apunta Hughes.
Los investigadores examinaron datos de 1.690 personas que forman parte de la cohorte de nacimientos de la Encuesta Nacional de Salud y Desarrollo del Consejo Británico de Investigación Médica (estudio que monitoriza la salud de más de 5.000 personas nacidas en Inglaterra, Escocia y Gales en 1946, habiendo sido seguidos más de 20 veces desde el nacimiento y determinando su índice de masa corporal (IMC) a los 20, 26, 36, 43 y 53 años). A lo largo de su vida adulta, además de medirles el IMC y la relación cintura-cadera, también se les realizaron ecocardiogramas que gracias al ultrasonido permiten investigar la estructura y función del corazón.
IMC y masa ventricular izquierda
La particularidad de esta investigación es que los investigadores midieron la masa ventricular izquierda, ya que cuando es mayor de lo esperado, indica una mayor cantidad de tejido cardíaco. Este es un indicador confiable de mala salud cardíaca y de un mayor riesgo de muerte por enfermedad cardíaca.
Los datos mostraron que las personas cuyo IMC estuvo elevado en cualquier momento a partir de los 20 años tenían una mayor masa ventricular izquierda a los 60 años (con independencia del IMC a los 60 años, que también fue tenido en cuenta por los investigadores). Por ejemplo, para una persona promedio de 43 años, un IMC cinco unidades más alto correspondía con un aumento del 15% o 27 gramos en la masa del ventrículo izquierdo. «Esto sugiere que el aumento de peso, incluso a una edad temprana, provoca daños cardíacos que van más allá de los efectos del sobrepeso en una etapa posterior de la vida», sentencia Hughes. Por tanto, «es probable que mantener un peso saludable sea importante para las personas incluso en la edad adulta temprana, y si queremos mejorar la salud del corazón a largo plazo debemos prevenir el aumento de peso en personas de todas las edades. Esto significa desarrollar políticas que reduzcan la actual epidemia de obesidad», arguye.
Mejoras e investigaciones futuras
El propio Hughes apunta algunas debilidades del estudio. En primer lugar, incluyó principalmente a europeos blancos, por lo que quizá no puedan aplicarse los resultados a la población mundial. Además, «este tipo de estudio no puede probar de manera indiscutible que el aumento de peso temprano cause daño cardíaco, solo que ambos aspectos están estrechamente relacionados. Tampoco nos dice cómo se relacionan entre sí, pero si el sobrepeso tiene efectos en el corazón que son irreversibles o solo parcialmente reversibles, entonces podríamos esperar ver daños cardíacos que se acumulan y empeoran a lo largo de la vida», indica.
Por otro lado, Hughes recalca que este trabajo no podría haberse realizado «si los investigadores y los que lo han financiado no hubieran adoptado una visión a largo plazo y no hubieran apoyado la investigación desde el nacimiento y continuando a lo largo de toda la vida».
Los investigadores ahora quieren estudiar el papel de la diabetes y los niveles altos de azúcar en sangre para explicar el vínculo entre el aumento de peso y la salud del corazón. También planean poner la atención en el aumento de peso en la infancia y la adolescencia en relación con la salud del corazón.
*Periodista especializada en bienestar y nutrición