Violencia estructural, institucional, social y latente

La violencia es una expresión inherente a la vida, lo que está de más explicar. En términos de convivencia social, esta es sustentada por la macroestructura económica en la que habitamos, por lo que todo nuestro quehacer la refleja.


Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*


A sí, lo estructural deriva en lo institucional y consecuentemente en lo social, por lo que cada una es un espejo que reproduce fielmente a las demás.

Entonces, la exclusión estructural que ha urgido hasta la mitad de nuestra población a refugiarse en otros países, es su más cruda y patente evidencia.

Ejemplos descarnados de esa violencia estructural lo son la exclusión y la marginación que padecemos como pueblo, manifiesta en las descaradas mentiras que los diferentes funcionarios, comenzando desde la presidencia, difunden, así como el sistemático desfalco que de la cosa pública se practica en todos los niveles gubernativos, descarada al grado de lo picaresco.

Lo son las detenciones arbitrarias que bajo el régimen de excepción se practican, y que se continúan porque los funcionarios de las cárceles pueden hacerlo, incluso desobedeciendo al órgano judicial que ordena su liberación, pues así superan su retorcido complejo de inferioridad, ordenando la práctica de las torturas, e incluso asesinándolos, como ocultando tales asesinatos hasta que el hospital Mazzini llama a los familiares para ordenarles ir a por sus familiares, evadiendo explicar la cruda evidencia de tortura que gritan aquellos cuerpos.

Esa violencia, que se vuelve en social, en la pretensión de haber acabado con las pandillas, cuando en realidad sus elementos se mueven libremente entre la población.

Porque esa violencia, que asalta las calles, hogares, lugares de trabajo y demás, no será sometida mientras las condiciones que la generan no sean superada, que son las mismas señaladas arriba: la injusticia, la marginación, inequidad y la exclusión social, las cuales incluso han sido naturalizadas y son hasta defendidas por la población.

Se confirma en el reconocimiento que tanto la FGR como la PNC de que siguen ahí, cuando menos 40,000 de sus elementos, que debemos sumar a lo asegurado por el GOES, con la supuesta detención de 50,000 de sus miembros, sin recuperar sus armas, ni detenido a su dirigencia, porque a estos los protege el propio régimen, les entrega armas y los reubica para evadirlos de la ley, lo que está debidamente comprobado.

Entonces nuestra situación es más bien comparable con la de una olla de presión, que se ve superada por el empuje que sufre, y que eventualmente derivará en una implosión.

No, la violencia nunca fue controlada, siendo el primero en ejercerla ilegalmente el propio estado, en el ánimo de perpetuar y profundizar las condiciones de desigualdad que las sustenta, favoreciendo a las élites, mientras pauperiza y deprime a las mayorías para ello, instrumentalizando al estado, corrompiendo sus diferentes estructuras, con ese solo objetivo.

Redundando todo ello en la concentración de poder y enriquecimiento sin precedentes para apenas el 0,00002% de la población mientras el resto apenas sobrevive.

Dentro del mismo vicioso círculo de la violencia.

*Educador salvadoreño

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