INCERTIDUMBRE por desplome de mercados globales.

El índice Nikkei de Japón sufrió su peor caída en décadas, desplomándose un 12.4% el lunes, debido a las preocupaciones sobre una posible recesión en la economía de EE.UU. Un informe de empleo en EE.UU. mostró una desaceleración en la contratación, lo que perturbó los mercados globales. Este declive se produjo tras el optimismo generado por posibles recortes de tasas de la Reserva Federal. El Nikkei cerró en 31,458.42 puntos, registrando su peor caída de dos días. Los mercados europeos también abrieron a la baja, con el DAX alemán cayendo un 2.3%, el CAC 40 francés un 1.9%, y el FTSE 100 británico un 2.1%. La volatilidad y la incertidumbre sobre futuras acciones de la Fed han aumentado la ansiedad en los mercados.

«Lunes negro»: desplome del Nikkei arrastra al resto de Bolsas mundiales ante el temor de recesión en EEUU

El histórico desplome de la Bolsa japonesa se suma al horizonte recesivo en la primera economía imperialista, atravesada por el estancamiento económico, la inflación y a la espera de cambios en los tipos de interés por parte de la Fed.

Este lunes se ha producido un histórico desplome de la Bolsa japonesa, el índice Nikkei, que ha caído un 12,4%, la peor jornada financiera desde 1987. Ha sido el detonante de una crisis bursátil a nivel mundial ante las perspectivas de recesión en EE.UU. Los “mercados futuros” en Wall Street cayeron al comienzo de la jornada, y las criptomonedas se hundieron un 17%.

En el Estado español, el Ibex 35 ha llegado a caer un 3%. El resto bolsas europeas también registraban caídas pronunciadas en la media sesión: Milán perdía un 2,89%, Fráncfort un 2,50%, París un 2,23% y Londres el 2,12%. .

El telón de fondo son las dudas respecto a la primera economía imperialista y el incumplimiento de las previsiones. El último dato de empleo de julio en EEUU es la creación de 114.000 puestos de trabajo, por debajo de los 175.000 de los esperados, que se traduce en un aumentó del desempleo de dos décimas, situándose en el 4,3%. La crisis bursátil es la respuesta de los mercados a esta situación y a la política de la Fed (Banco de la Reserva Federal) de mantener hasta septiembre los altos tipos de interés, en un intento por contener la inflación, sin caer en recesión.

A todo esto hay que añadir las dificultades de las potencias europeas para relanzar su crecimiento económico, con el caso destacado de Alemania y su estancamiento. Si bien, el detonante de este “lunes negro” viene del mercado bursátil japones, como decíamos, debido que el Banco de Japón subiera los tipos de interés el pasado 31 de julio. La política monetaria japonesa ha tratado de reforzar el valor de un yen debilitado, recuperando un 13% con respecto al dólar, pero ha afectado los intereses de los exportadores japoneses y a los capitalistas que se endeudaban en yenes aprovechando su menor valor, para invertir en los mercados europeos y estadounidenses. Esto estaría detrás de la retirada de inversiones financieras y del desplome del Nikkei, que ha terminado por afectar al propio yen, con una caída este lunes del 2,5%.

El horizonte recesivo y la volatilidad de los mercados bursátiles, está llevando a los grandes capitalistas a apostar por valores seguros, afectando a los sectores más especulativos o más «inflados», como es el caso de las criptomonedas o generando más dudas con respecto a la rentabilidad a corto plazo de las enormes inversiones realizadas por las grandes tecnológicas.

La economía de EEUU y la política de la Fed en el punto de mira

Como señaló el economista marxista Michael Roberts en su último artículo, tituado “The Fed fails” (El Fed fracasa), la Reserva Federal va a tener que recortar las tasas de interés en su próxima reunión de septiembre, asumiendo el fracaso de su política monetaria al tratar de no superar una tasa de inflación del 2% y, al mismo tiempo, evitar el estancamiento o incluso la recesión de la economía.

Para Roberts, “el problema para la Fed es, como siempre, el equilibrio entre, por un lado, mantener altos los costes de endeudamiento para reducir la inflación y, por el otro, evitar el riesgo de que estos altos costes de endeudamiento hicieran que los hogares redujeran el gasto y las empresas recortaran la inversión y el empleo”. Y añade, “la Reserva Federal, al igual que otros bancos centrales de las principales economías, tiene un objetivo arbitrario (y bastante inútil) de inflación de precios del 2% anual; pero a diferencia de otros bancos centrales, tiene un ‘mandato dual’: tratar de preservar el empleo y el crecimiento económico, así como reducir la inflación. ¿Puede la Reserva Federal lograr este doble mandato?”.

La realidad de la economía estadounidense apunta al fracaso de la Fed, la inflación se ha controlado, pero sigue muy por encima del objetivo del 2% (la tasa general de inflación se sitúa en el 3%) y esta “guerra contra la inflación” parece estar lejos de ganarse.

En cualquier caso, para el economista marxista, el problema de la inflación no tiene que ver tanto con la política monetaria, sino por problemas de fondo que arrastra el capitalismo desde el pico inflacionario pos pandemia: el debilitamiento y bloqueo de las cadenas de suministro y la lenta recuperación de la producción manufacturera. En sus palabras, “la inflación no ha sido impulsada por una ‘demanda excesiva’, sino por una oferta débil, es decir, un bajo crecimiento de la productividad y precios elevados de las materias primas. En segundo lugar, los precios de muchos productos de la economía estadounidense han aumentado drásticamente en los dos últimos años, lo que no parece afectar a las medidas oficiales de precios”.

Al mismo tiempo, el crecimiento de la economía de la primera potencia imperialista flaquea según Roberts: “el aumento trimestral del PIB real en el segundo trimestre fue en realidad de sólo el 0,7%”, y además, si “se analizan las llamadas ‘ventas finales reales a compradores privados nacionales’, una medida más precisa de la actividad económica estadounidense, no se ha producido ninguna mejora con respecto al débil primer trimestre. De hecho, el crecimiento de las ventas finales reales en el primer semestre de este año ha sido nulo, en comparación con el 2% de todo el año 2023”.

Y eso a pesar de que los índices de consumo han sido mejores que el crecimiento real de los salarios. Tras dos años perdiendo capacidad adquisitiva, con una subida del 20% en los precios de los bienes y servicios, estaría teniendo ahora un pequeño crecimiento (el ingreso personal real disponible aumentó a una tasa anualizada de sólo el 1%). “No es extraño que la confianza del consumidor estadounidense haya caído a su nivel más bajo en ocho meses”, apunta Roberts.

Del otro lado, los resultados económicos de las grandes corporaciones tampoco son buenos, como apuntamos en referencia a las grandes tecnológicas. Las “Siete Magníficas” (Nvidia, Alphabet, Microsoft, Apple Meta, Amazon y Tesla) se están viendo afectadas por las caídas en Bolsa y por la “corrección” de sus precios bursátiles. Tras realizar grandes inversiones en su apuesta por la IA, se han convertido en el principal impulsor de la inversión empresarial, pero comienzan a surgir las dudas sobre la expectativa de obtener enormes beneficios y una retirada de las inversiones en este sector afecta al conjunto de la economía corporativa.

Para Roberts, la economía estadounidense no avanza a buen ritmo, los datos del desempleo lo ponen en evidencia, y aún así la situación de las economías europeas y japonesa es peor. La Fed tendrá que dar un giro a su política de alto interés y “vivir con el hecho de no lograr su objetivo de inflación del 2%, mientras los hogares estadounidenses se enfrentarán a aún más inflación en los comercios y en los servicios clave”.

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