¿Y LA INDUSTRIA DE LA MAQUILA DE CONFECCIÓN TEXTIL, VA MEJORAR ECONOMÍA DE EL SALVADOR?

Róger Hernán Gutiérrez[1]

Recientemente se superaron valladares en empresas de maquila en la zona franca de San Bartolo—la primera de lo que luego fue estructurándose mejor como zona franca, antes de la guerra (1980) era una zona donde se producían entre otras cosas chips de computadoras y dispositivos electrónicos por empresas estadounidenses como AVX y otras que se instalaron en la lógica de deslocalización y abaratamiento de costos de producción.

De lo que hablamos es de APS y de STYLLE AVENUE, empresas de confección textil, finalmente luego de su cierre abrupto en años pasados recientes, se pueden deducir algunas condiciones y características, fueron empresas donde los derechos laborales estaba en un bajísimo nivel de relación laboral, con oposición visceral a que personas trabajadoras ejercieran su derecho a formar sindicato (arts 47, 48 Cn y del 204 en adelante, C de Tr), finalmente se formaron los sindicatos y hubo conflictos laborales casi todos los días, para terminar con su cierre abrupto, justificando incapacidad de operar y de financiar su ejercicio productivo.

Desde el momento que la guerra concluyó, se reinició este tipo de empresas protegidas por determinado régimen legal y político en la década del 90, reiniciaron su trabajo y se fueron proliferando a lo largo del país, como una manera de recoger algún dinamismo económico después de la firma de los acuerdos de paz, puestos de trabajo precarios e indecentes que a lo largo de más de 35 años, han justificado la existencia de empleo y un supuesto desarrollo económico, una ocupación y nada de bienestar para quienes sus condiciones materiales de existencia han continuado sin satisfacerse a cabalidad.

De algo a nada, era una de las expresiones, cuando se hablaba de este tipo de trabajo, después de un agotamiento económico en materia productiva—era una salida que reforzaba la teoría del rebalse—había que iniciar con determinado dinamismo y estos empleos produjeron un efecto de que “algo bueno se estaba haciendo”, sobre todo por cuanto eran empleos para mujeres rurales, suburbanas y de poca o nada de calificación, en tanto la habilidad de coser según la cultura vigente las mujeres eran las más capacitades para llenar el oficio, el INSAFORP, que ahora ya no existe, inició cursos formativos para este tipo de oficio y las empresas cotizantes empezaron con programas de capacitación.

Hasta ahora luego de enormes y agotadoras jornadas de negociación, que en muchas ocasiones no llevaron a nada y menospreciaron la dignidad y situación de insostenibilidad económica personal y de sus familias, de quienes habían contribuido de una forma u otra con su trabajo a hacer la riqueza en la confección de prendas e indumentarias, las empresas APS y Stylle Avenue, respondieron cancelando lo adeudado, las marcas que confeccionaban y equipos vinculados de ong nacionales e internacionales contribuyeron en recoger el monto y, cabildeos propositivos terminaron en acuerdos importantes que llevaron a que las personas trabajadoras afectadas fueran indemnizadas.

Se les depositaran parcialmente los fondos monetarios, y dando señales positivas a una situación que en el pasado reciente era negativa en tanto se perdía la fuente del empleo, no se cancelaban salarios y prestaciones adeudadas; por ello se denominaron capitales golondrina, dichas empresas con la deslocalización hoy estaban en un lugar y mañana en otro, y con dichos cierres intempestivos sacrificaban a tanta gente trabajadora que quería un empleo para comer y subsistir con su familia; las empresas en general poco entienden lo que sucede a cada persona trabajadora que no tiene futuro si no encuentra un trabajo, una ocupación, una sub ocupación que le permita satisfacer sus necesidades básicas.

Las industria de maquila textil, en El Salvador es una de las industrias que mayores exportaciones realiza favoreciendo un eje de acumulación a determinado grupo de inversionistas y a las marcas de ropa que se favorecen con el producto confeccionado, que a precios altos el consumidor que lo compra, favorece una determinada moda, y el capital sale del país por cuanto todo es exportado, y  de esta forma la economía del país no tiene ninguna rentabilidad favorable, en tanto el régimen de zonas francas da pie a la elusión fiscal y a no pagar tasas municipales, en consecuencia su instalación no tiene ningún beneficio a mujeres rurales, suburbanas ni a las comunidades locales.

Dicha industria, se ha caracterizado por ser una de las mayores generadoras de empleos. La generación de empleos, repercute en ingresos muy mínimos en tanto está bajo el de comercio y servicios. Para las familias salvadoreñas que se benefician de estos empleos, sufren cuando la empresa es cerrada o no paga el salario acordado o lo adeudado y no genera en el entorno económico general ningún desarrollo, en tanto se exporta y no hay mercado interno para mejorar la capacidad de adquisición poblacional, en consecuencia, no hay reactivación de la economía nacional. Ni una mayor empleabilidad de mujeres, y si un empobrecimiento a las economías familiares.

[1] Sindicalista salvadoreño

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.