LA AMENAZA MINERA.

Por Miguel A. Saavedra.

La minería es una actividad económica que supone la extracción de recursos mineros de la tierra, que por sus utilidades y valor son muy apreciados.

Esta es tanto artesanal cómo industrial.

Ahora bien; cuando la extracción se ejecuta por medios artesanales, es por definición una operación en pequeño, sin mayor impacto ambiental y relativamente segura.

El problema lo supone el nivel industrial, que es mecanizado, implicando el uso extendido de químicos y recursos hídricos, que resultan contaminados.

En ese sentido aquello de “minería verde” no es más que un eufemismo, con el ánimo de burlarse de la simpleza del oyente.

No existe entonces, nada como la tal minería verde.

Por su carácter invasivo, es destructora del medio ambiente, pues no hay, a pesar de que así lo afirmen los interesados, ninguna tecnología capaz de sustraer los recursos deseados en las minas, sin alterar su estructura natural originaria.

Ahora bien, siendo los recursos mineros de naturaleza finita, su extracción no será indefinida, por lo que eventualmente sus operarios abandonarán esta labor.

En este punto debemos reflexionar que la promesa de la industria minera, de establecerse “…para explotarlo responsablemente…”, es otro eufemismo, pues los conglomerados mineros no son infinitos, y su actividad concluye cuando ha sido sustraída la totalidad de estos.

Por otro lado, para implementar la minería industrial se requiere ingentes recursos hídricos, los cuales son utilizados combinados con cianuro para pulverizar la piedra, lo que supone la liberación de sustancias tóxicas que son vertidas sin ningún tratamiento, siendo la mezcla resultante altamente dañina y venenosa, la que para ahorrar, la industria minera la vierte sin ningún tratamiento a los cauces pluviales, con la expectativa de que esta mezcla se degrade eventualmente.

Ahora consideremos las condiciones físicas en las que esto aplicaría a nuestro país.

Nuestro país detenta un área de 20.000 kilómetros cuadrados, densamente poblado, y con un solo río de valor estratégico, el Lempa, que nace en territorio hondureño, transita la demarcación común entre Honduras y Guatemala, para finalmente internarse luego de confluir en el Trifinio, en territorio salvadoreño, para arribar y descansar en el Pacífico.

Si llegaste hasta aquí ya estimaste el problema.

El ilegal régimen que nos mal gobierna, aparentemente está teniendo acercamientos con mineras estadounidenses y canadienses, que ya tantean el terreno para iniciarse en el país, con la expectativa de generar los empleos que no ha sido capaz de promover, lo que implica si así sucede, que será el Lempa el que aporte el recurso hídrico, como también el más afectado por la contaminación.

Siendo la única fuente de abastecimiento de agua para la población, el número de casos de afectados por cáncer, riñones, piel, etcétera, será simplemente exponencial, y superaremos incluso el récord que ostentamos como país con mayor número de pacientes con riñones afectados por el uso extendido de agroquímicos.

Esos pocos centavos derivados de la explotación minera sencillamente no lo compensarán, y serán los operarios los primeros afectados.

Preferiblemente ese recurso debería entonces aguardar mejores condiciones para expoliarlo.

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