Un gringo en la guerrilla salvadoreña

José David Sanderson, Lucas (Fotografía cortesía del Museo de la Palabra y la Imagen MUPI)

Cuando me dijeron que “el gringo” integraría a mi equipo de prensa y propaganda, me imaginé que se trataba de algún compa que de gringo no tenía nada. Como el caso de un supremacista blanco que se creía desentiende de alemanes y se hacía llamar Bismarck. Se consideraba neonazi y de alemán no tenía nada, era un pipil de pura cepa.


Por: Igor Iván Villalta Sorto*


N os reuniríamos en el lugar preferido por El Escuadrón de la muerte, el lugar ya estaba quemado (reconocido por el enemigo como punto de encuentro de miembros de la guerrilla) pero nosotros en nuestro afán de retar a la muerte, continuaba siendo un lugar de contacto.

Y de un momento a otro apareció Lucas “El gringo” me sorprendió que era un gringo de verdad, no era ningún seudónimo de compa. Inmediatamente asumí mi papel de “jefe” del colectivo explicándole a Lucas de los riesgos que se corrían al tomar tareas en la guerrilla.

Sin saber que este hombre sabia más de guerras que todos nosotros juntos. Había estado en Bolivia en la guerrilla del Che, aunque a mí solo me contaba anécdotas de la guerrilla urbana, nunca me dijo que eran las guerrillas del Che, había estado en Nicaragua y en otras regiones. Ya contaba como con 37 años, para nosotros de un poco más de 20 lo veíamos mayor.

Como que mi discurso no le produjo ningún impacto, le interesaba saber de su compa que era miembro del Partido de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC) y se encontraba embarazada de él. Después de la breve conversación quedamos “conectados” para coordinar la Ofensiva Final del mes de enero de 1981. El evento se avecinaba y todos nuestros esfuerzos estaban dedicados a ello.

Se me encomendó, comprar una buena cantidad de baterías para alimentar los megáfonos y dirigir la insurrección popular. Caminábamos sobre la carretera que va desde La Ciudad de Mejicanos hacia Ayutuxtepeque, zona de constantes enfrentamientos con el enemigo; para transitar al noreste hacia la carretera a Mariona y desplazar fuerzas al Norte de San Salvador.

Cuando en sentido contrario al nuestro, se desplazan dos vehículos con soldados. Por supuesto que para el enemigo, observar la marcha de dos hombres era objeto de sospechas.

Fue allí que Lucas me vio graciosamente al rostro y me dijo: “mira, camina rápido y sepárate un poco de mí; yo soy un gringo loco, si me detienen, no te detengas, con disimulo seguí tu camino. Yo los voy a controlar.”

Lo peor de todo es que no habíamos preparado la leyenda (justificación del porqué nos encontrábamos en el lugar transportando ese material) el vehículo militar redujo su velocidad, posó en sentido contrario a nosotros, nos miraron como escaneando a los dos individuos.

Solo esperaba que se detuviera y se comenzaran a bajar del vehículo, afortunadamente no sucedió y nos alejamos de la zona a paso lento, esperando que nuestras almas retornaran al cuerpo.

Por la noche esperando los acontecimientos del día siguiente me hizo una confesión que calificaría como paranormal, se puso serio y me dijo: mira si llego a caer herido con balas en el abdomen, todo ensangrentado.

Señalando el tiro del pantalón me dijo: aquí tengo un compartimiento oculto, tengo unos dólares, no son muchos, tómalos para que no lo hagan los “cuilios” (denominación popular a los miembros del ejército y policías) escríbele una carta a mi mamá y cuéntale lo sucedido, y que la quiero mucho.

Ya en la afamada ofensiva: “El Gringo” no se separaba de su libreta, describiendo todo lo que acontecía, ya que escribía un libro de todos los acontecimientos de primera mano.

Un señor, ya entrado en años, espontáneamente en su motocicleta “Vespa” recorría las calles adyacentes y la principal entre la ciudad de Cuscatancingo y Mejicanos para mantenernos informados del avance enemigo.

En aquel desigual combate entre un puñado de jóvenes y niños guerrilleros enfrentándose a tanquetas blindadas. Tropas de la 1ª. Brigada de Infantería por el Flanco Sur y tropas de La Guardia Nacional por el este. Un helicóptero artillado, barría la zona de vegetación aledaña a las casas y sobrevolaba sobre nosotros.

Después de la ofensiva todos las estructuras se militarizaron. Lucas impaciente por incorporarse al frente de guerra en Morazán, su destino La Guacamaya, con las fuerzas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). ya en el frente de guerra dirigió una carta al gobierno de su país, para que detuviera la masacre en contra del pueblo salvadoreño.

Luego me tocó partir hacia el cantón Varilla Negra municipio de Corinto, siempre en el departamento de Morazán, pero con las fuerzas de la Resistencia Nacional (FARN-RN) al momento de mi arribo al frente, la noticia que se escuchaba por la radio guerrillera (Radio Venceremos) era que Lucas había caído en la batalla de Poza Onda una ráfaga de ametralladora le había perforado el abdomen y Santiago (responsable del colectivo de la radio) anunciaba que ellos enviarían la carta que recogería los detalles de un gran amigo de los pueblos oprimidos y masacrados por el imperio norteamericano.

*Biólogo investigador.

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