Razones para atacar al sector de la economía no estructurada y la falta de oportunidad de desarrollo económico y social

Mucho del problema en la economía del país es la alta tasa de personas trabajadoras que se encuentran ubicadas en esta estadística; ello tiene a su base que el empleo formal—en una economía estructurada— no es suficiente para absorber a esos grupos laborales.


Por: Róger Hernán Gutiérrez*


L a economía en su mayoría se ha tercerizado (comercio y servicios), es decir que el agro y la industria como actividades económicas primaria y secundaria, son insuficientes para que dicha mano de obra tenga cabida. Según algunos analistas en El Salvador se producen anualmente más de 50,000 personas que buscarán empleo por primera vez; y no lo consiguen por distintas razones como: falta de calificación para optar a un trabajo; formación de un poco más de 9 años de estudio, un alto grado de analfabetismo acumulado y claro una oferta de empleo muy reducida e indecente, además de un desempleo y sub empleo alto.

El sector de la informalidad como peyorativamente se le dice, viene arrastrando el desprecio de los diferentes gobiernos por la manera en que viven y se ganan la vida, en tiempos del conflicto armado en el contexto de una economía de guerra, pareciera que la situación de la economía era tan deficitaria que justificaba que esta población proliferara de forma tal que no era foco de ninguna atención, la situación bio-psico-social, en que sobreviven daban la pauta a que la informalidad era una rebusca tesonera por la subsistencia; daba pie a decir que el salvadoreño era una persona que no se moría de hambre y que trabajaba para ello de lo que fuera “los hácelo todo, los véndelo todo, los cómelo todo…Roque Dalton”

De acuerdo a los analistas son más del 60% y con la economía en crisis sigue creciendo a todo dar. En los tiempos de Duarte y con el Alcalde Morales Erlich, se construyó en zonas céntricas de San Salvador áreas consideradas peatonales, que comenzaron a llenarse de puestos de venta informales, que a lo largo del tiempo fueron “tantos, que tapaban a los almacenes formales, las alcaldías como ha sido costumbre se lucraron de esa situación cobrando tasas municipales por vender en dichas zonas que terminaron por usurpar las aceras y luego hasta la calle.

Tal situación era incontrolable y los mercados municipales eran insuficientes, y luego la gente de bajos hasta de medianos ingresos que de ambulaban para sus trabajos, sus domicilios, fueron tomando a este sector como necesario para comprar mercancías diversas al paso; finalmente fue toda una explosión de una economía desestructurada que no tenía cuentas en el producto interno bruto, pero que iba significando una alta movilidad de mercancías, se inició con una proliferación alta y al ya no disponerse a cabalidad con lugares públicos para vender, las personas comunes dejaron de visitar los puestos en el mercado y la costumbre de comprar en ellos fue perdiéndose, las áreas diversas eran ya posesión del vendedor ambulante que llegaba a ocupar la demanda del cliente y, se vieron ocupando desde aceras, calles, mercados, buses, colonias, comunidades, etc.

Situación que ha ido modificándose ante la persecución, el desalojo, la criminalidad latente, lugares de venta de lo robado y hurtado; trance de drogas y estupefacientes; la “obligatoriedad de vender en mercados”, conversión a situaciones de temporada como navidad y otras; la sociedad está ahora llena de ventas que para el actual gobierno afea la ciudad y debe ser erradicada. Supuestamente el vendedor y/o vendedora de cualquier tipo de mercancía es una persona sin oficio ni beneficio, el rescate del centro histórico se ha impuesto, las plazuelas de diferentes lugares se han modernizado y “embellecido”; la cultura y las artes se han rescatado; y poco a poco se va modernizando el país para dar paso al renglón turístico, que traiga divisas y así mejorar la economía.

Para muchísimas personas vendedoras ambulantes e informales, la situación se presenta caótica, la usura siempre ha sido un factor de enriquecimiento para humillar y cooptar a este tipo de personas y lugares de venta, esas personas exógenas al problema de la economía informal, se aprovechan de la debilidad y con altos intereses abusan con el préstamo que requieren estas personas para comprar mercadería y vender para obtener ingresos y así subsistir personal y familiarmente.

La situación se ha vuelto insostenible para quienes se ubican en dicho sector de la economía, y las autoridades municipales reformadas en distritos y 44 municipios, construyen supuestas ilegalidades y van inventando formas que dicen ser legales para proceder a un desalojo, una captura de la persona y de la mercancía confiscada, la que en muchas ocasiones no es devuelta o es botada al estilo de la mafia con pérdidas y sin recuperar su valor. Se han provocado incendios en lugares que requiere el gobierno para luego privatizarlos y darlos en usufructo, para beneficio de un determinado clan con poder político y económico.

Formas engañosas de las autoridades de gobierno y municipales que se han dado a la tarea y hacen dicha labor, se introducen al desalojo inmediato, sin orden escrita, sin devolver lo confiscado, sin devolver los impuestos municipales cobrados cuando la zona de venta no estaba en la línea de la recuperación; antes se hablaba de ser reubicados, hoy simplemente se les manda a la calle sin opción alguna; y ello va acumulando un sentir de oposición y resentimiento popular que tarde o temprano puede estallar.

*Sindicalista salvadoreño

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