El triste papel del comisionado de DDHH

El personajillo al que le fue asignado el cargo de comisionado para los DDHH de la presidencia, es en verdad un pobre personajillo. Su tarea es la de minimizar, matizar los delitos cometidos por el régimen, demeritando, menospreciando, descalificando y hasta ignorando a los quejosos que señalan esas irregularidades, de las que son responsables puntuales agentes del estado.


Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*


L o hace difundiendo bulos, mintiendo, engañando, justificando, y hasta derivando la culpa en todos, menos en el responsable real, el régimen.

Consideremos por ejemplo a los ciudadanos asesinados sin ser procesados dentro del sistema carcelario, bajo el régimen de excepción, que suman alrededor de 500 y de quienes incluso es de conocimiento público los nombres y rostros supuestos de sus verdugos, agentes sumados al sistema a propósito precisamente del mismo estado de excepción, que actúan con completa impunidad, con la complicidad de la fiscalía y la entera protección presidencial.

Las evidencias sobre esto se acumulan, y es reconocido por el sistema interamericano de DDHH dependiente de la OEA, como por el alto comisionado de DDHH de las UN, que semana a semana señala al estado salvadoreño por la serie de delitos y crímenes que ha cometido justificándose tras el supuesto combate frontal contra la delincuencia. Ese combate a la inseguridad y la delincuencia, pasa por alto los propios delitos y la corruptela en la que ha degenerado el régimen, manifiesta en las desapariciones, detenciones irregulares, torturas y asesinatos que agentes del estado bajo órdenes directas de la ilegal presidencia han cometido.

Y es esa la tarea de este pobre, infeliz personaje, porque no hay salario que pueda encubrir o minimizar su complicidad con los crímenes arriba señalados.

Eichmann durante su juicio, siempre alegó que su tarea en los campos de concentración fue la de apenas un burócrata, cumpliendo fielmente con sus funciones, con todos sus deberes, sin nunca dar motivos de queja a sus superiores.

En suma, no cometió ningún delito, simplemente fue un trabajador más. Y sin embargo era responsable, y fue colgado.

En el caso que nos ocupa, el susodicho personaje parece ser uno muy cumplido con sus funciones, para las que ha sido contratado, siendo muy diligente con las tareas que especifica su contrato, y parece además ser muy ordenado en ello.

Sin embargo y aunque su tarea es de oficina y no mete manos en las torturas que comete el régimen, las irregularidades y los asesinatos, el saqueo y la corruptela generalizada, el hecho es que su labor es la de encubrir los mismos, y aunque alegue en su momento que desconoció siempre estos crímenes, el hecho es que la evidencia apunta en la dirección opuesta, y es, no puede ser de otro modo, conocedor que suceden.

Por otro lado, llegado el momento, su nacionalidad no será una barrera al buscar su extradición para ser juzgado por delitos de lesa humanidad, lo que en su condición de supuesto defensor de DDHH sabe, por lo que, es simple cuestión de tiempo. Pobrecito.

*Educador salvadoreño

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