Herbert Marcuse, filósofo y sociólogo alemán, publica “El Hombre Unidimensional: ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada” en mil novecientos sesenta y cuatro.
Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*
La paradoja de la sociedad industrial avanzada es que, en ella, hay elementos de liberación y elementos de control. Estos últimos, garantizan la conservación del sistema de dominación. El objetivo de la obra citada es producir una ruptura, dentro del sistema de dominación, que permita liberarnos.
Marcuse contempla que la sociedad opulenta, es la creadora del Hombre Unidimensional. Ya que la dominación de la sociedad opulenta, provoca una subordinación del hombre. Ante esto, es preciso organizar la solidaridad y mantenernos unidos frente a la brutalidad y la explotación inhumana. Lo cual comienza con la educación de la conciencia. Por lo que hace un llamamiento a la juventud para afrontar a la sociedad opulenta.
Revela que la libertad del hombre es raptada por la imposición de un estilo de vida, forjado por necesidades implantadas. La falta de libertad esta disimulada por el Estado de Bienestar. El logro de ese bienestar tamiza la felicidad del individuo. Todo acaba con la comodidad, dejando de lado la formación personal y la educación del espíritu.
El hombre se encuentra adormecido y ha sido desposeído del instinto de realizar la revolución. El hombre está lleno de necesidades que, en realidad, no necesita. Y la gratificación de éstas, es el único modo de entender su existencia.
Marcuse asevera que, el hombre puede luchar contra lo establecido y generar una vida alternativa. Por lo que se necesita la unión de todas las clases sociales, para organizar una lucha revolucionaria contra lo establecido. La dicotomía del hombre unidimensional es la urgencia por el cambio cualitativo, pero, hay una imposibilidad que dicho cambio se produzca debido al propio sistema de dominación.
Gracias al impulso tecnológico, en la sociedad industrial, hay una traslación de la fuerza física al esfuerzo intelectual. Los parámetros de control que se generan por la técnica y el progreso industrial, sirven para instituir una forma de control y cohesión social más efectiva y agradable.
Hay una pérdida del pensamiento individual, debido a la influencia de los medios de comunicación y de la “opinión pública”. Se trata de una mimesis, de una identificación del individuo con su sociedad. El Estado de Bienestar termina regulando los aspectos de la vida individual como el tiempo libre, los bienes, los servicios y la inteligencia.
La mecanización, la asimilación y la automatización, transforman las pautas que conllevan a una nueva conciencia. Conduciendo a una adaptación cultural por procesos de desublimación y alienación artística. Así, una conciencia feliz está ligada al modo en que invertimos el tiempo de ocio, al trabajo en equipo y a las estrategias encaminadas a la armonía social.
Esta faceta de racionalidad tecnológica es un nuevo conformismo que, en realidad, es una regresión del progreso individual a favor de un supuesto progreso colectivo. Otro modo de dominación de la mente de los individuos es, la utilización del lenguaje. El discurso capitalista se hace más fuerte por el uso autoritario del lenguaje. Hay una distancia evidente entre el concepto y la realidad a la que se designa, por ejemplo, la democracia.
El pensamiento positivo garantiza el triunfo de la filosofía unidimensional. El hombre se encuentra en un universo totalmente manipulado y adoctrinado. Las instituciones y los organismos que conforman el sistema, son los aparatos que le hacen ser lo que es y mantener el poder. Deja de existir lo privado e íntimo y solo nos podemos agarrar a la idea de lo público. Dentro del pensamiento positivo, hay una búsqueda por la armonización y homogeneización. Por lo que las contradicciones inherentes al capitalismo, no logran la desintegración del sistema.
El “Hombre Unidimensional” es una crítica a la sociedad industrial. A la que Marcuse califica de unidimensional tanto en el arte, como en el poder público, en el lenguaje, en la ciencia y en la filosofía. La falta de libertad, en la sociedad moderna, esta oculta bajo una serie de falsas necesidades. El autor opina que, la clase obrera de Estados Unidos no es revolucionaria. Por lo que muestra contradicción, por quienes deben comenzar la revolución. Propone el “Gran Rechazo”, proclama que pretende negar todo lo que proviene de esta sociedad moderna.
La influencia de esta obra se reflejará, en los movimientos estudiantiles de mayo del sesenta y ocho francés. Algunas de sus ideas se convertirán en máximas de una generación de jóvenes que quieren cambiar la situación social y política.
*Psicólogo salvadoreño