No debemos olvidar que lo de politizar supone sujetar el esquema de nuestro interés a los parámetros políticos que buscamos consolidar, exacerbando en este los elementos que le son de utilidad al marco que se busca establecer.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*
Así las cosas, empecemos… Primero, debemos desfinanciar al sistema educativo, limitando todo recurso destinado a él primero para después sencillamente y bajo cualquier excusa cortar todo financiamiento y apoyo logístico con el propósito único de que deje de funcionar.
Ah, cuando a algún comprometido con la educación, docente convencido, director o directora, me resulte respondón, se la lleve de listillo, buscando solucionar por su cuenta los problemas que surgirán, tales como falta de recursos para pagar los salarios de quienes ejercen por contrato dentro del sistema, reparar los daños en la infraestructura que surgirán, etcétera, lo acusó de actuación indebida en el cargo y me deshago de él o ella. Total, no me faltarán los sobalevas que lo venderán, acompañándome en la falsa acusación que le levantaré, si de todos modos yo tengo bajo control al aparato judicial, por lo que levantar falsos cargos en su contra no es problema.
Segundo. Una vez desfinanciado el sistema de educación pública, y consolidada la crisis subsecuente hacia su interior que busco mal intencionadamente generar, me presentó públicamente como víctima de la mala gestión del pasado, así como sin los recursos para recuperar al sistema, estableciendo así una campaña dirigida a mostrar los malos manejos pasados, para convencer a todos de que no soy yo el que ha hecho mal las cosas, sino ellos, los malos, más malos, de ayer.
Tercero. Una vez convencida la mayoría de que no soy yo el que quiere hacer mal las cosas, y que en cambio he buscado desinteresadamente hacerlo todo bien, comienzo a hacer circular mentiras entre estos, por intermedio de la mediática de la que dispongo, haciéndoles creer la falacia de que la educación pública es mala porque sí, pues no tiene calidad.
Cuarto. Una vez desfinanciado el sistema educativo por completo, dañada la infraestructura, el sistema en crisis, crucificados los verdaderos educadores, engañada la población, y generadas las condiciones para imponer mi proyecto político, les dejo ir sin más el proyecto de privatización educativa, el cual, de todos modos, todos aceptarán, pues son apenas corderos.
No me debo olvidar que cuando llegue a este punto, debo de haber ya acordado con mis compinches, quiero decir, los financistas, cómo se repartirá el pastel es decir a quién le tocará la confección de uniformes, a quién le tocarán el calzado, a quién los útiles, a quién los servicios profesionales, a quién los alimentos, etcétera, con pequeños mordiscos para algunos al azar, ya saben, para darle apariencia de legalidad – con la consabida mordida ya pactada – para tener todo de toque.
Ha, y a cualquiera que pregunte, simplemente lo amenazó con aplicarle porque sí el régimen de excepción y ya estuvo. Y todo, toditito el sistema, me responde solo a mí. Así de fácil.
*Educador salvadoreño