Ningún país está a salvo de los efectos del cambio climático. Los huracanes, las lluvias torrenciales y las largas olas de calor ponen en peligro la supervivencia de la humanidad entera.
Pero cuando golpean a zonas de los países ricos, los medios de comunicación y las naciones reaccionan de manera diferente.
A mediados de julio, en Alemania, la tormenta Bernd dejó 165 muertos, pero también afectó a Italia, Suiza, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Reino Unido. A finales de octubre, España sufrió el impacto de dos temporales seguidos, que dejaron más de 200 muertes, una población en shock y mucha destrucción.
Con todo, los países menos desarrollados son los más afectados; y en ellos, los sectores empobrecidos se llevan la peor parte. Las previsiones estiman que la inundaciones afectarán a 587 millones de personas en situación de pobreza; 132 millones de ellas viven por debajo del umbral de la pobreza extrema.
Los fenómenos naturales les afectan desproporcionadamente porque por lo general no cuentan con recursos para tomar previsiones, viviendas seguras donde resguardarse ni condiciones para recuperarse de los daños. En los últimos 10 años, los países pobres sufrieron en torno a ocho veces más desastres naturales que en las últimas tres décadas.
El Salvador es parte de ese grupo de países. Estudios de organismos internacionales estiman que el 87.7% del territorio salvadoreño es considerado de riesgo; en esa área vive el 95.4% de la población. Sin embargo, los desastres golpean con más fuerza en las zonas rural y marginales urbanas. La reciente tormenta Sara volvió a desnudar el rostro vulnerable del país. Todo parece indicar que el rubro más afectado será el agrícola, lo cual incide directamente en la alimentación de la población.
Antes de Sara, se sabía que la primera cosecha de granos había sido mala y que la cosecha de frijol sería inferior a la del año pasado, pues se sembraron 33 mil manzanas menos, lo que representaría una caída de producción del 25%.
Después de Sara, las gremiales calculan que el 60% de la cosecha de frijol se perderá. Esta situación agravará la precariedad de la economía familiar salvadoreña, especialmente de la gente más pobre.
El Gobierno ha anunciado apoyo con un bono canjeable solo por insumos agrícolas. Aunque la intención sea incentivar la producción, la medida cae fuera de los calendarios de siembra y no fue consultada con los conocedores del tema.
¿Qué tipo de insumos se podrán adquirir con el bono de $300? ¿De dónde sale el número de 1,000 familias a ser beneficiadas con el bono para insumos? Los paquetes de alimentos prometidos sin duda brindarán ayuda y consuelo para las familias que pasan hambre, aunque la intención no sea otra que aprovechar la necesidad de esta población para fortalecer la imagen de Nayib Bukele.
Por otra parte, pese a que la tormenta Sara se previó con la suficiente antelación como para intervenir de forma organizada, el sistema de protección civil actúo tarde y mal. En este sentido, la vulnerabilidad del país ante el cambio climático se ve hoy amplificada por una gestión del riesgo y de los desastres que solo atiende a intereses político-partidistas.