ALEGRIA: DESDE MICHAEL ENDE A OSWALDO ESCOBAR, TODOS LEVANTAMOS LA ESPERANZA.

Por: MIGUEL BLANDINO.
En El ponche de los deseos Michael Ende transcribe una canción del Cancionero de Satanás que cantan a coro Belcebú Sarcasmo y su tía Tirania.
En uno de sus versos dice: “Quien mate su conciencia tendrá el poder total”.
Desde que la familia perversa ha hecho presa de El Salvador y ha convertido un país pequeño y pobre, pero orgulloso de su dignidad, conseguida a balazos, en una copia de la Villa Pesadilla, cada día despierto tarareando la coral composición que dice así:
“La octava campanada
Desata el nudo del mal.
¡Verdad, razón, sentido,
Hacia el abismo marchad!
Caóticas mis palabras
Mendaces fluyen ya:
Mentira es el futuro
Y falso lo real.
Espíritu y Natura
Desorden conocerán.
Capricho es el sentido;
Capricho la libertad.
Quien mate su conciencia
Tendrá el poder total.
¡Gran enseñanza es esta
Del arte de hechizar!
Rompamos las cadenas.
Juremos conjurar.
¡Arriba la locura!
¡Viva lo irracional!
Es que Michael Ende, igual que ahora yo, andaba por su germánica tierra arrastrando la cobija de la tristeza en 1989, viendo como se imponía en el mundo el neoliberalismo bestial y salvaje. Contra todo sentido, contra toda la lógica, la humanidad caminando tras su Flautista de Hamelin que la lleva cruel e insensible al despeñadero, como a las ratas hipnotizadas por las notas musicales hechiceras.
Así despierto yo. Triste y amargado. Contrariado. Pensando que no es justo.
Pero luego acabo dándole la razón a los que lucran con la estupidez común. “En arca abierta el justo peca”, decían mis predecesores sabios sin escuelas ni academias o liceos. El trono del soberano no puede estar vacío. Si el pueblo no usa su condición de soberano, otro lo desplazará para entronizarse.
El FMLN se desligó del pueblo y fijó su mirada en el gobierno. Se olvidó de los que fueron su fuerza y trató de gobernar aislado.
AMLO dice “con el pueblo todo, sin el pueblo nada.”
Los sandinistas también se alejaron del pueblo. Una vez que se deshicieron de Somoza dijeron “seamos solo nueve” y lanzaron la consigna “Dirección Nacional, Ordene”
El FMLN ignoró a las organizaciones populares, se alejó de los sindicatos, impuso la no huelga y la no protesta callejera. “Déjenme dialogar con el enemigo”, dijo.
El FSLN no tenía que dialogar con el enemigo, porque lo había borrado. Enseñó a las organizaciones populares la obediencia y ellas aprendieron a someterse: “Dirección Nacional, Ordene”, nosotros, el pueblo, obedecemos.
Pueblos obedientes no pueden ir sino con rumbo a la infantilización, a la renuncia de su condición ciudadana. Al despojarse de ella abandonan su soberanía y se postran ante el nuevo soberano que al matar a su propia conciencia abre la puerta para obtener el poder total, como cantan a dúo Belcebú Sarcasmo y su tía Tirania en la novela del creador de El ponche de los deseos.
Es que el sitio del poder nunca puede estar vacante. Si un soberano renuncia a ocupar el puesto, otro lo ocupará indefectiblemente.
Sin riendas que lo controlen, el tirano avanza desbocado, desenfrenado, en su acumulación de riqueza y, en esa deriva, la ambición crece en vez de saciarse. Pero para que la fortuna de uno se acreciente la del otro debe disminuir porque su fuente es la misma y única: la riqueza nacional, la del producto interior bruto del país. Para que unos acumulen, otros deben ser despojados. No importa si mueren de hambre y enfermedad.
El régimen totalitario inicial hoy se ha convertido en puro absolutismo, negación pura del derecho de existir del otro.
Donde hubo República hoy existe monarquía. Donde hubo ciudadanos, hoy pululan súbditos, con solo un pequeño conglomerado de personas dignas.
Así como en la obra previa de Michael Ende, Die unendliche Geschichte, la Nada avanza devorándolo todo. Pero el pequeño Atreyu (en Gran Lenguaje, el idioma Fantasio Clásico, Atreyu significa “el hijo de todos”), el pequeño cazador valiente, pone el pecho para frenar la ignominia que amenaza la existencia de su reino y de su pueblo que mira impávido como se acerca la extinción y no mueve un dedo.
Este sábado, Atreyu va a ir de nuevo a empujar el sol para que llegue el alba a borrar la negra oscurana.
“Digan, canten, poetas del alpiste (…) Digan que somos lo que somos: un pueblo doloroso, un pueblo analfabeto, un pueblo desnutrido y sin embargo fuerte, porque otro pueblo ya se hubiera muerto.”
¡El 23 marchamos hacia la luz del sol radiante, lejos de Villa Pesadilla

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