El pasado sábado 23, las organizaciones sociales salvadoreñas de nuevo se tomaron las calles en demanda del retorno a la legalidad.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*
Si bien el régimen buscó por todos los medios impedir que sucediera, con bloqueos efectivos de calle, compra de seudo líderes gremiales, fiestas distractoras, chantajes y despidos, el pueblo de nuevo se tomó las calles desde las 8 de la mañana, marchando desde el Salvador del Mundo hacia el centro de la capital sin que pudiese el régimen impedirlo.
Y es que no solo se reclama un presupuesto equilibrado para 2025, cese a los despidos y la liberación de los inocentes detenidos, que el MOVIR y CRISTOSAL estiman en el orden de los 30.000, lo que es refrendado por la oficina de derechos humanos del alto comisionado de DDHH de las UN, además, el retorno a la legitimidad y la legalidad, que deberá derivar en el procesamiento inmediato de todos los que han violentado el estado de derecho en el estado salvadoreño.
Y es que, a pesar de los esfuerzos del régimen por impedir que la población se manifieste, de proyectar una imagen en la que la población lo respalda, el hecho es que este es un gobierno ilegítimo e ilegal, producto de un fraude, que violenta el marco legal e institucional salvadoreño, mediando un estado policíaco a la población, para silenciar los reclamos y las demandas en materia social que las políticas implementadas por este, deniegan a la población.
Es decir; entendamos que la intención última del régimen al intentar impedirle al pueblo expresar su disensión por medio de la manifestación, veja un fundamental derecho que es el de la libre expresión.
La libre expresión no es el derecho a hablar porque sí, a decir cualquier tontería porque tengo boca, es el derecho a manifestar que no concuerdo con esta o con aquella política adelantada por cualquier gobierno, por el hecho de que violenta la ley, de que transgrede la normativa establecida, de que atenta en contra del derecho común, y porque claramente está dirigida a beneficiar a unos pocos, a las élites, y que eso, además solo es posible además de violentando el marco legal, cometiendo acciones claramente ilegales, incluidas detenciones ilegales, torturas y asesinatos.
En el actual momento, el ACNUDH, la oficina de las UN dedicadas a verificar el respeto que las naciones adscritas a ella tienen por los DDHH, ha denunciado de modo permanente, el asesinato por parte del ilegal régimen que nos mal gobierna, de alrededor de 320 salvadoreños bajo detención del estado, torturados y asesinados por sicarios amparados por el régimen, que MOVIR y CRISTOSAL matizan podrían incluso ser en torno a las 150 víctimas.
Este solo ejemplo, ampliamente documentado y demostrado, establece que las demandas del pueblo en las calles son legítimas e impostergables, así como porque no son más los que se toman las calles.
Pero el temor no domina al pueblo en las calles, es la indignación.
Y los pueblos indignados, son pueblos a temer.
*Educador salvadoreño