¿Claudia Sheinbaum camina de la mano de Dios?

“La iglesia católica deja de ser menos político-ideológica para pasar a lo cultural-civilizatorio”, (Barranco, 2016)


Por: Karen Lisseth Trejo Rodríguez*


C omo punto de partida para esta reflexión es fundamental mencionar el contexto, pues el pasado 13 de noviembre del 2024, la presidenta Claudia Sheinbaum se reunió con representantes de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, este encuentro duró aproximadamente una hora, el objetivo de este encuentro fue para gestar una coordinación en favor a la construcción de la paz en las entidades federativas del país, dentro de dicha reunión la presidenta mencionó que buscará junto con la iglesia implementar un programa de desarme voluntario, en el cual participará de forma activa la Secretaría de Gobernación, asimismo obispos solicitaron una construcción de paz y de fortalecimiento al Estado de Derecho, así como el equilibrio entre los poderes que conforman a la república, también miembros del CEM indicaron lo siguiente, “Sin unidad no hay paz ni progreso. Como pastores cercanos a la realidad cotidiana de nuestro pueblo, abordamos preocupaciones urgentes que afectan directamente a las familias mexicanas: la seguridad en nuestras comunidades, la situación de pobreza que aqueja a tantos hermanos, el acompañamiento a las madres buscadoras en su incansable labor, y la necesidad de garantizar el acceso a la atención espiritual para los enfermos en hospitales”, (CEM, citado de Rangel, 2024).

Ahora bien, dentro del contexto anteriormente mencionado es interesante observar la forma con la que se llevó a cabo este dialogo, pues hay que recordar que el CEM fue la misma institución que pedía oración por los legisladores al momento de la posible aprobación de la Reforma al Poder Judicial, sin embargo y con la reforma ya aprobada el CEM busca de alguna forma congraciarse y unirse a la presidenta, con el objetivo de erradicar y desmantelar desde los niveles locales a los grupos criminales, es por ello que en palabras de la presidenta busca poner en marcha el programa del desarme voluntario, para este punto es fundamental decir que en México el primer contacto moral es la iglesia, incluso esta se puede encontrar sobre el propio poder de Estado, ya que existen comunidades y poblados en los cuales no hay una autoridad política sino religiosa, por lo tanto esta idea de que la iglesia tenga injerencia en la comunidad ayuda a controlar lo que entra y sale de la misma, lo curioso es que el poder eclesiástico también menciona que debe fortalecerse el estado de derecho y que no debe existir un desequilibrio en los poderes de estado (ejecutivo, legislativo y judicial), esto de alguna forma genera polémica, ya que en algún momento la iglesia enfrento un sin fin de acusaciones por delitos graves, por esa razón el hecho de que se hayan reunido con la presidenta deja muchas incógnitas sobre su participación en el gobierno y si realmente es una apoyo o bien una forma de evitar ser investigados, es valioso tener presente que existe la división entre el Estado y la Iglesia, pero también es cierto que el Estado no puede controlar a todo un país, pues es una realidad que la iglesia tiene cierto grado de influencia en la ideología ciudadana, es por ello que hay mucha especulación sobre el papel político que puede tener la iglesia en este gobierno, por lo tanto es relevante cuestionarse si la presidenta caminara de la mano de Dios para contrarrestar la violencia y los problemas que aquejan al país, finalmente a modo de pregunta, ¿realmente están separados el poder político del poder religioso? Y ¿Qué tan importante es la iglesia en la sociedad y sus valores populares?

*FES-Acatlán / UNAM – México

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