El sicariato estatal: los homicidios en centros penales

En algún momento el ilegal ocupante de CAPRES afirmó: “…no podría dormir tranquilo si uno de los funcionarios de esta administración cometiera una acción ilegal que resultará en la muerte de un inocente…”, palabras más, palabras menos.


Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*


E sto lo aseguró en una entrevista en la que los periodistas abordaron el tema de las muertes por violencia en los penales. Además de responder mintiendo, este refrendo la falacia que supone que su régimen trajo paz y prosperidad a la nación.

Después el fiscal general implicó no ver problemas con que haya muertes en los penales, donde “…siempre hay muertes…”, añadiendo que el presidente no dormiría tranquilo si supiera que se ha cometido una injusticia. Esto fue además sostenido por el secretario para los DDHH de la presidencia, que afirmó, “…no hay muertes derivadas del actuar de las autoridades….

Pero si las hay. Tanto las NU, como CRISTOSAL han por separado demostrado la serie de muertes asociadas a violencia dentro de los penales, con evidencia de tortura y asfixia intencionada, siendo el total de víctimas 340, de las que hasta el 92% no tenían al ser detenidas ningún antecedente penal, siendo por completo inocentes, detenidos arbitrariamente, y sometidos también arbitrariamente a las vejaciones que finalmente los condujeran a la muerte bajo detención del estado.

Sin embargo, el número real de víctimas estaría en el rango de las 1500, cuyas familias sencillamente no quieren denunciar ni iniciar procesos por el asesinato de sus familiares, porque sencillamente el sistema legal actualmente no ofrece ninguna garantía, y temen las consecuencias que de ello puedan derivar para el resto de miembros sobrevivientes de las familias afectadas.
Incluso el número podría ser mayor si consideramos el que de los supuestos 87,000 detenidos – supuestos porque su número real no puede ser verificado en razón de las restricciones legales impuestas por el régimen – las detenciones arbitrarias podrían de acuerdo al alto comisionado de los DDHH de las UN, ser hasta 35,000, de las cuales el ilegal régimen reconoce haber liberado entre 7 y 8,000.

Tan grave es el fenómeno que es de conocimiento público el mote, el alias con que se conocen a los torturadores dentro del sistema penal, los cuales eligen al azar pero también por razones ideológicas y personales, de acuerdo a lo reportado, a sus víctimas.

El solo número de víctimas implica no solo el que toda la plana mayor del régimen, desde el ilegal ejecutivo a la cabeza, están implicados, como además el que la habrían diseñado y planificado para atajar cualquier resistencia ciudadana, desde antes que quebraran la legalidad.

Ello pasa además por la profundización de la cultura de impunidad que el régimen ha agravado, con la que arropa todo actuar ilegal de sus acólitos que le reporte beneficios. El beneficio de esto es solo uno: el terror.
El Porfiriato basó su estadía en proyectar un pretendido México próspero y moderno, mientras asfixiaba a su pueblo. Hasta que éste se cansó. ¿Cuándo se cansará nuestro pueblo?

*Educador salvadoreño

Si te gustó, compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial