La española Irene Ergueta Elorza, nos presenta su trabajo de fin de grado en traducción e interpretación con fecha de dos mil diecisiete, titulado “El lenguaje del nacionalsocialismo: análisis lingüístico de la connotación propagandística nazi y propuestas de su traducción al castellano”.
Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*
E lla nos dice que, a lo largo de la historia, el lenguaje ha resultado un instrumento esencial, en la consecución de objetivos políticos. El registro lingüístico establece un mapa, la estrategia y la intención subyacente para alcanzar los objetivos políticos. Afirma que las palabras, sustentan la labor propagandística que permite al gobierno totalitario, dominar a la población. Por su medio, se consigue anular su conciencia, al encauzar sus sentimientos y actitudes hacía la dirección deseada. Entonces, la palabra, constituyo un aporte esencial al nacionalsocialismo. Ya que permitió al régimen llevar a cabo la barbarie.
La lengua alemana se dogmatizo según las prescripciones del nacionalsocialismo. La creación del Ministerio de Propaganda, permitió el control de los medios de comunicación. De esta manera, la prensa quedo sometida a las directrices del partido. Cada semana, corresponsales y directores de todos los periódicos, recibían instrucciones sobre lo que deberían escribir. La censura se apodero de la prensa escrita y de la radio. La Secretaria de Prensa del Reich, controlaba el setenta por ciento de las publicaciones.
Los nazis no solo buscaban ejercer el control sobre la población, pretendían forjar una única identidad en torno a una comunidad pura, en términos raciales e ideológicos, con un destino mesiánico común. El lenguaje resulto una herramienta clave, para lograr adoctrinar al pueblo. Palabras claves, sintaxis y formulaciones especiales, construían un puente que lograba conectar el mensaje, con el subconsciente del individuo. La propaganda del nacionalsocialismo, se centraba en encauzar emociones latentes de la nación, hacía su propio beneficio. La propaganda nazi tuvo dos periodos: el primero, tiempo de lucha, la propaganda tenía un tono agresivo cuando se refería a la República de Weimar. El segundo, el tercer Reich, interiorizo un estilo agitador en sus discursos y le confirió oficialidad.
Como método de adoctrinamiento, la importancia de la repetición del contenido de forma asidua y persistente resulto efectivo. Y el fomento del colectivismo, aumentaba la vulnerabilidad del público. Ya que la multitud se vuelve más propicia a la credulidad. El nacionalsocialismo, le atribuía relevancia a las “palabras claves” y fomentó la creación de unidades léxicas. La propaganda buscaba ensalzar la grandeza del Reich, asociada a emociones positivas. Imágenes, símbolos y adjetivos conseguían evocar la grandeza en el público. Se recurría a terminología religiosa, para dotar al Führer de carácter divino. Expresiones del “lenguaje de las trincheras”, se integraban en el idioma cotidiano y llamaban a la acción para luchar por el régimen. Se les atribuía gran relevancia a los elementos racistas, para lo cual se utilizaba terminología propia del campo biológico que permitía justificar el social darwinismo.
Ciertas técnicas maximizaban los efectos de la propaganda, como el empleo desmesurado de la exageración a través de superlativos. Se solía referirse al enemigo con insultos de gran explicidad. Para eludir a derrotas militares o medidas potencialmente impopulares se adoptaban eufemismos. El lenguaje y otros medios como fotografías, películas y música, ejercían una influencia ilegitima sobre la audiencia, sin que se percataran del verdadero móvil subyacente. Los métodos que permitían manipular al receptor eran, primero, problema-reacción-solución, conseguía que el público comprendiera, mediante la sugestión, la necesidad de aplicar la solución que se les proponía. Segundo, conectar con los sentimientos del receptor, para bloquear su capacidad racional y acceder a su inconsciente. Tercero, el orador adquiere consciencia de las demandas del pueblo, para enfocar su planteamiento manipulativo hacía las mismas. Y cuarto, el elemento primordial de control mental es la estrategia de la distracción, para mantener ocupada a la audiencia. Otra metodología era subrayar las características positivas propias, así como los aspectos negativos del oponente. La dualidad “ellos” y “nosotros”, se aplica en distintos planos del discurso.
Los principios de propaganda de Goebbels eran la regla de la simplificación y del enemigo público, en la cual, se presentaba la doctrina de la manera más sencilla y se describía en detalle al oponente, para polarizar el odio entre el colectivo. La exageración y la desfiguración, para ensalzar la emocionalidad del público. Y establecer conexión con los estereotipos de la sociedad contemporánea.
El lenguaje nazi se caracterizaba por neologismos creados, vocablos que adquirían nuevos sentidos y palabras asociadas al nazismo. Como neologismo se encuentran las palabras Alljuda y Amtstrüger. Alljuda, término despectivo que alude al colectivo judío agrupado en torno a una nación. Amtsträger, se refería funcionario oficial del Reich.
Como palabras claves en la doctrina nazi hallamos Arisieren, expropiación de comercios judíos a manos de las autoridades nazis. Entjudung, trasladar a los judíos a los campos de concentración para su exterminio. KNIF (Kommtnicht in Frage), abreviatura de incuestionable. Y Vollfamilie, concepción nazi de familia ideal compuesta por dos progenitores y al menos cuatro hijos.
Términos con nuevo significado descubrimos Glaube, creencia en el Führer. System, en referencia a la República de Weimar. Y Weltanschauung, indicaba la concepción nazi del mundo.
Términos existentes asociados al nazismo nos tropezamos con Anschluss, en relación a la invasión nazi de Austria. Blutschande, vergüenza de sangre, connotación despectiva argumentada desde el punto de vista biológico. Eugenik, práctica de limpieza racial nazi. Greuel (Greuelmärchen, Greuelnachricht), método difamatorio nazi del oponente al acusarle de calumniar al Reich. Pimpf, miembro de las juventudes hitlerianas. Schädling, parásito judío. Y Untermensch, subhombre. La palabra debía reflejar la supremacía racial aria sobre el resto de colectivos. Cada palabra, cada eufemismo y cada insulto servían para adoctrinar a la masa y, moldeaban su voluntad en conformidad con los objetivos del régimen, sin posibilidad de recurrir a la razón.
*Psicólogo salvadoreño