Cada maestro recibirá el equivalente de una tortilla diaria
Por: David Alfaro
El anuncio de Bukele y sus diputados sobre un supuesto «cumplimiento» del escalafón magisterial, es una burla grotesca y monumental, una ofensa directa no sólo al gremio docente, sino a todos los salvadoreños que valoran la dignidad y el respeto hacia quienes construyen el futuro del país, educando a las futuras generaciones.
El cinismo disfrazado de benevolencia
¿Qué implica realmente el aumento de $2 millones al salario de 45,000 docentes? El promedio resulta en $44.4 al año por docente. Es decir, $3.70 mensual o 12 centavos diarios. Este irrisorio incremento no sólo deshonra el esfuerzo y sacrificio de los maestros, sino que revela la desconexión y el desprecio del Dictador y sus diputados hacia quienes dedican su vida a la educación. En términos prácticos, este «aumento» apenas alcanza para comprar una tortilla diaria.
¿Puede alguien con honestidad y decencia llamar a esto una «mejora salarial significativa»? ¿Es esto lo que Bukele y su maquinaria de propaganda consideran «cumplir con el escalafón»? Claramente, no. Es una farsa que expone la verdadera prioridad de este gobierno: la manipulación de la opinión pública mediante discursos vacíos y decisiones humillantes.
El contraste con los privilegios de los funcionarios
Mientras los docentes reciben migajas, los funcionarios del gobierno disfrutan de salarios exorbitantes, bonos encubiertos y privilegios. Bukele y su círculo cercano viven en una burbuja de lujo financiada con el dinero del pueblo, mientras que los maestros deben enfrentarse a condiciones laborales precarias y un costo de vida cada vez más alto.
El cinismo es evidente: por un lado, se alardea de un compromiso con la educación, y por otro, se entrega un aumento insultante que no resuelve nada. Es necesario preguntarnos si estos $2 millones no son más que un truco propagandístico para apaciguar las críticas y mantener las apariencias ante la comunidad internacional.
Una bofetada al magisterio y a la salud pública
El magisterio no es el único sector afectado por estas políticas mezquinas. Si el trato hacia los docentes es un reflejo de las prioridades del gobierno, ¿qué podemos esperar para el sector salud o cualquier otro servicio público esencial? La estrategia parece ser clara: desmantelar poco a poco las conquistas sociales y laborales bajo una fachada de reformas.
La Educación y la Salud son pilares fundamentales para el desarrollo de un país. Ignorar y minimizar las necesidades de estos sectores equivale a condenar a generaciones enteras al abandono y al atraso.
La verdadera intención detrás del anuncio
No nos dejemos engañar. Este «aumento» no es más que una estrategia para distraer la atención de los verdaderos problemas del país: la corrupción, el autoritarismo y el despilfarro en propaganda y armas que priorizan la imagen y el apoyo militar a la dictadura por sobre las necesidades del pueblo.
Bukele y sus diputados no están interesados en fortalecer la educación ni en dignificar la labor de los maestros. Están enfocados en perpetuar su control a través de medidas populistas que, al final del día, solo benefician a su proyecto político.
Exijamos justicia para el magisterio
El escalafón magisterial no es una concesión, es un derecho. Ningún gobierno, por autoritario que sea, tiene el derecho de pisotear las conquistas laborales de los sectores más vulnerables.
El pueblo salvadoreño debe unirse para exigir transparencia, justicia y un verdadero compromiso con la educación. No podemos permitir que un régimen indolente continúe humillando a quienes día a día construyen el futuro de nuestra nación. Bukele y sus diputados deben rendir cuentas, y el magisterio merece mucho más que una tortilla diaria como compensación por su arduo trabajo.