El reciente asesinato de Brian Thompson, CEO de UnitedHealtCare, una de las mayores aseguradoras de EEUU, ha degenerado con el pasar de los días en un verdadero culebrón, donde las simpatías de la población no están con la víctima, sino con el victimario, y le ha seguido una verdadera ola de exaltaciones contra la industria de las aseguradoras en general, que ya provocara que el estrato ejecutivo de la misma, se oculte literalmente del público.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*
P or precisamente temor a las motivaciones que son el móvil de ese asesinato. Partamos del hecho de que ninguna violencia dirigida a dañar a otra persona por lo que haya o no hecho en mi contra puede validarse, pues existe el recurso legal.
Pero es precisamente ese el problema, el sistema legal en las mal llamadas democracias occidentales, sólo responde a los intereses de los pudientes. Y las aseguradoras son merced a los recursos a su disposición, extremadamente pudientes. Esto desincentiva a la ciudadanía a hacer algún reclamo, cuando todo el sistema legal falla en contra, pues para eso está diseñado.
El tirador dejó intencionalmente toda una serie de evidencias tanto en el lugar del ataque, como en la ruta por la que se desplazó, que por sí mismas constituyen un elaborado manifiesto, dirigida a señalar precisamente esa descarada y perversa política, de no reconocer ni cubre las necesidades pactadas con sus usuarios, incluso siendo manifiestas y patentes.
Esto ha derivado en una permanente ola de quejas, denuncias y reclamos contra esa industria, que no ha derivado en ningún cambio, todo lo contrario, pues es la ganancia el motor de estas verdaderas mafias. Y es que, al privatizarse el sistema de salud pública, el estado abandona su obligación constitucional en favor del enriquecimiento de los privados.
Educación, salud, pensiones, agua, comunicaciones, infraestructura, seguridad pública y seguridad social, son todos servicios que bajo el estado de bienestar, los ciudadanos reciben de parte del estado y mediando sus aportaciones impositivas, y que en cambio bajo el modelo neoliberal el estado transfiere a privados, que fueran primero implementados y por la fuerza después del asalto a la Moneda en Chile, en toda Latinoamérica, sobre la base del esquema propuesto por Von Hayec y Friedman, promoviendo el estado mínimo como el dominio del mercado, la oferta y la demanda.
Empero, es la oferta la que realmente se impone, mediante arreglos políticos subrepticias logrados por los lobbys de la industria que compra voluntades de la política electorera.
Al igual que su impunidad. Allá y acá. Así, el asesinato de esta persona, lamentable como es, es además y por extensión un manifiesto que devela no solo la descomposición alcanzada por el neoliberalismo en su expolio sin fin contra el consumidor, manifiesto en el discurso interno de la presidencia de UnitedHealtCare, también amoral e ilegal cuando apenas unas horas después del asesinato, urgió a toda la planta laboral a continuar el trabajo, es decir sus prácticas mafiosas, “porque el negocio debe seguir”. Porque las ganancias deben fluir.
*Educador salvadoreño