Los aprendizajes derivados de la ley de excepción

El primer aprendizaje es además el más crudo: las pandillas existen porque interesa que existan a la oligarquía.


Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*


Y  por la misma razón su aparente desaparición se corresponde con ese mismo interés político.

Su valía es de carácter político porque responde al interés de que la población se enfrasque en una lucha intestina, no dirigida contra los artífices de la exclusión y la marginación que derivan en la generación estructural de esa misma violencia social, expresada en existencia de las pandillas, porque es distraída la población y no dirige sus esfuerzos a comprender y menos a desmontar esa injusticia estructural, para en cambio volcarse a una lucha intestina y sin sentido.

Enfrentando a pobres contra pobres.

Lo confirmamos al diferenciar la narrativa que domina a la mediática, que antes se dirigía a hacer una permanente apología del crimen pandilleril, sin reseñar sus causales estructurales, y ahora la señala como la causa de la mayoría de males que hemos padecido.

Sin señalar tampoco sus causales.

En ambos momentos los responsables del fenómeno, las élites privilegiadas y oligárquicas, no son referidos ni acusados, y sí celebradas, mientras la acumulación originaria que hacen instrumentalizando al estado, profundizando las causales estructurales de esa exclusión responsable generadora de la violencia social que padecemos desde siempre, son agravadas.

Tampoco atienden a sus obligaciones contractuales para con el estado, dando cumplimiento a sus obligaciones impositivas para con éste, y sí evadiendo y eludiéndolas, en una suma que ronda los 14 mil millardos, año con año.

Siendo beneficiados también año, con año, con esa amnistía fiscal de la que no goza el resto de salvadoreños.

Confirmando la regla de los privilegios para las élites.

El segundo aprendizaje es que la débil democracia que tuvimos era más valiosa de lo que apreciamos, por las instituciones y las garantías que la que nos abrazara, por lo que su desmontaje a favor de esta abominación de desgobierno que padecemos, está por encima aún de sus defectos, e implicando que su reconquista es una prioridad para todos.

Esa democracia de papel que sufrimos, que formalmente supuso la institucionalidad de una democracia real, al recuperarse deberá ser saneada, entendiendo que su magra operatividad respondió siempre a los intereses que representó, y que la moldearon originariamente, garantizando así la continuidad de esos privilegios que son los mismos que ahora nos martirizan, y que se diferencian de aquellos porque ahora se ejecutan abiertamente, descarnadamente, pues el régimen los ha naturalizado.

Naturalizado al fascismo.

Durante los 40 años de desgobiernos miliares que padecimos desde el fin del martinato hasta el golpe de estado de 1979, se naturalizaron la intolerancia, el verticalismo, la exclusión y la marginación, que son los antivalores que están detrás de la desidia de la población, y que ahora son sustituidos por los esfuerzos dirigidos a naturalizar la desigualdad, estableciendo un país, el de las luces y colores de la oligarquía, y ese otro país, el de los desheredados.

En interés de los de siempre.

*Educador salvadoreño

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