Entramos a situaciones de país que van de manera casi completa a acabar con la vida humana que conocemos hasta hoy.
Por: Róger Hernán Gutiérrez[1]
S eguiremos en deterioros mayores en el crecimiento económico, que cada vez es menor, los datos por CEPAL “Comisión Económica para América Latina”, apuntaba al 3.0%, esto debido a situaciones de país que complican estructuralmente las condiciones económicas a saber: las exportaciones hacia los EEUU, se ven disminuidas, significando un problema para sectores económicos que arraigan empleo de salario mínimo, para el caso la maquilación de producción de confección textil.
De igual forma, se seguirá golpeando la ocupación de por si precaria y de subsistencia, y el empleo continuará disminuyendo sus cifras; sin posibilidades de una creación suficiente de puestos de trabajo, para absorber la mano de obra que cada año pretende incorporarse al sistema productivo nacional. Así como se debilitará la sustentabilidad de los actuales empleos, en razón de no disponerse de poder adquisitivo para el consumo privado, la lógica de producir bienes y servicios; su venta y compra se verá mermada por esta debilidad estructural, poniendo en mayores problemas la capacidad de operar de determinados tipos de empresa.
El lento crecimiento de las remesas, sabemos que su ingreso en la economía salvadoreña es una forma de inyectar dólares a la economía y generar cierta sostenibilidad, no obstante, sus debilitamientos por razones propias de la economía estadounidense, van siendo en cada período menores para evitar mayores déficits en la economía, hacerla sustentable y autosostenible, resultado de un crecimiento del producto interno bruto (riqueza producida).
La situación de país con la minería, que todos sabemos atacará la forma de vida y subsistencia en el país y de las comunidades que estén directamente involucradas con las zonas mineras, que serán explotadas, en tanto los derechos a la vida como la conocemos será modificada por dicha producción y economía extractivista, que ataca y deteriora la tierra envenenándola, acabando con formas de subsistencia comunitaria, acabando con el trabajo de subsistencia en el cultivo de las tierras; el uso y abuso de grandes cantidades de agua, afectará el ya insuficiente10% de aguas potables, adecuadas y aptas para el consumo humano; en tanto que ya el 80% de los recursos hídricos del país se encuentran contaminados, con el ya existente estrés hídrico; el deterioro ambiental vinculante con cultivos nocivos como la caña de azúcar, además por los diferentes contaminantes resultado de residuos tóxicos de la industria textil y de otras industrias.
La desprotección social de las personas con poderes adquisitivos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas de vida y sustentación familiar; por la falta y debilitamiento de los servicios públicos adecuados a las necesidades y demanda de la población urbana y rural, afectados negativamente por las acciones de despidos en cantidades exorbitantes, que acusan un deterioro constante de la cobertura mínima de servicios sanitarios, atención médico hospitalarios, servicios de laboratorio y provisión de medicamentos suficientes y de calidad.
Esto causará mayores deterioros en el combate a las enfermedades, en la construcción de una buena estructura de atención sanitaria pública, para el combate de epidemias que son constantes ante el debilitamiento sanitario existente. El efectivo tratamiento a enfermedades crónicas que son una afectación importante en la insalud poblacional, que vive a diario con escasos recursos y aquella población laboral desprotegida que no tiene una protección social con la cobertura sanitaria como previsional.
La zona afectada por este tipo de industria extractivista es alta, en tanto el modelo de crecimiento económico basado en la venta al exterior de recursos naturales poco transformados, es bastante extensiva geográficamente, en tanto son extensiones territoriales explotadas mayores a muchos distritos y localidades actuales. Sabemos de la alta densidad poblacional en el territorio salvadoreño, lo que implicará desalojos, y mayores niveles de deterioro ambiental, como lo ha sido en las actuales construcciones de diferentes proyectos de urbanización, carreteras y proyectos de construcciones para beneficio del capital—como la autopista de Los Chorros y otras—donde se ve incrementada la accidentalidad por riesgos laborales, en tanto se labora sin la protección de riesgos físicos y de otra índole.
La mentira del discurso presidencial, en tanto lo que se encuentre en la acción extractiva (minería), implicaría llevar progreso y riqueza a dichas poblaciones, y que luego que se descubran los yacimientos—la riqueza encontrada será distribuida de tal manera que se recuperaran las tierras afectadas, y que el envenenamiento que se provoque de la tierra, la provocación de escasez y toxicidad de los niveles de potabilización del agua para consumo humano; será algo que se superará con la riqueza encontrada.
No sabemos lo que hay y, la dignidad de país la hemos perdido, en tanto disponíamos de una ley de protección contra la minería y otras formas de explotación extractivista, ahora hemos abolido dicha ley y caído en el hazme reir mundial, ante la estupidez aprobada por el conjunto del órgano legislativo, incapaz de ejercer su poder para proteger la vida de la gente.
[1] Sindicalista salvadoreño