Compra desesperada de voluntades

Hay desesperación por rescatar credibilidad perdida


Por: Miguel A. Saavedra


E n la antigua Roma en tiempos de crisis, los emperadores romanos recurrían a una mezcla de pan y circo para mantener a raya el descontento público. Hoy, en el contexto de un país en similar turbulencia, observamos cómo los líderes actuales emplean tácticas no muy distintas, aunque con un matiz moderno de promesas y paliativos temporales.

La táctica, conocida como “panem et circenses”, buscaba distraer a las masas y apaciguar el descontento popular mientras la estabilidad del imperio tambaleaba. Hoy, en un país que enfrenta una tormenta de decisiones impopulares, parece que esta vieja receta ha sido desempolvada con un giro moderno: el anuncio del gobierno de cubrir los costos de servicios de luz y agua que se pagan el mes de enero del presente año para ciertos sectores de la población. ¿Es esto un gesto de buena voluntad o una medida desesperada para comprar voluntades y rescatar una credibilidad perdida?

No obstante, estas iniciativas no atacan las causas subyacentes de los problemas socioeconómicos que enfrenta el país, tales como el desempleo, la persecución de las ventas informales, la detención y encarcelamiento arbitrario de miles de personas bajo el régimen permanente llamado excepción que condena a inocentes a la cárcel a permanecer junto con delincuentes que sí merecen estar ahí, los despidos masivos en el sector público que no cesan, la devastación de la economía local en los municipios, y la reciente y polémica reactivación de la minería metálica que presagia devastación y destrucción futura.
Estas políticas mantienen a la población en una expectativa y alerta constante, aguardando el momento adecuado para actuar y expresar su descontento.
La opinión pública, ese indicador tan celosamente cuidado por los estrategas de comunicación gubernamental, empieza a mostrar grietas.

El descontento que resquebraja los muros de poder

La obstinación en las medidas económicas y sociales del gobierno está causando estragos incluso entre quienes antes eran fieles defensores de su gestión. Cuando el pueblo alza su voz constante, las alarmas se encienden en los bunkers de poder. Los analistas de seguridad y los encargados de monitorear la opinión pública entran en estado de alerta. No se trata solo de perder algunos puntos de popularidad; cada décima representa un golpe al corazón del proyecto político de continuidad indefinida y de su afán de acumulación familiar de riqueza y poder. Y en esta coyuntura, el gobierno ha decidido apostar por un movimiento táctico que busca calmar las aguas, aunque sea de forma temporal.

La terquedad de mantener estas políticas impopulares ha comenzado a golpear incluso a aquellos que antes estaban cegados por el brillo de promesas y logros pasados. El descontento se acumula, despertando sectores de la sociedad que habían permanecido en silencio, ese formato de leyes exprés basados en «garrote, multa y cárcel» se les está revirtiendo» evidenciando que el intento de recuperar la imagen no está funcionando como se esperaba. Las alarmas se encienden no por el bienestar del pueblo, sino por la amenaza a la estabilidad política y la imagen pública del líder.

Mientras tanto, la movilización popular, aunque lenta, avanza sin pausa, manteniendo nerviosos a los sectores de seguridad y espionaje del régimen, más preocupados por la imagen de su patrón que por las consecuencias de sus políticas. Este enfoque en la imagen y la popularidad, a expensas del bienestar genuino de la población, revela una desconexión profunda entre el gobierno y sus gobernados, reflejando una crisis de liderazgo donde la verdad y la responsabilidad parecen haber sido sacrificadas por el mantenimiento del poder.

La Cortina de humo: No pago de servicios básicos por un mes

El anuncio de subsidios en servicios básicos como electricidad y agua potable busca ser un bálsamo, pero es visto por muchos como una «llamarada de tuza», un intento de calmar el descontento con medidas efímeras. Sin embargo, este «regalo» se paga con el bolsillo de los mismos ciudadanos mediante impuestos ocultos o aumentos en otros ámbitos de la vida diaria.

Como especialistas de la maniobra y los trucos políticos, esta medida, que a primera vista parece un acto de generosidad, no es más que una ilusión. En realidad, es solo una redistribución de fondos que ya han sido extraídos de nuestros bolsillos como contribuyentes. El pueblo debe estar alerta a los decretos de ajuste que están preparando para los siguientes meses de verano… ¡esta gente no se acuesta sin cenar ,decía mi abuela¡

Soluciones temporales: Cuñas que salen del mismo palo

En lugar de adoptar políticas sostenibles, como una revisión y actualización del salario mínimo o la eliminación del IVA en medicamentos y a productos de la canasta básica, o de la urgente reactivación productiva agropecuaria de miles de hectáreas en el campo, de atender de emergencia la crisis alimentaria de 300 mil familias que a lo largo y ancho del país están en esta condición -el gobierno opta por medidas llamativas pero poco efectivas a largo plazo.

No nos engañemos, el «regalo» que nos ofrecen sale directamente de nuestro propio bolsillo. Las pruebas están a la vista: multas (cerca de 90)de tránsito que van desde los $50.00 hasta $150.00 dólares por las infracciones más leves, representando casi la mitad de un salario mínimo, las cuales se aplican desde que el botón legislativo las aprueba sin haberse publicado en el diario oficial según se establece en la ley. Además, han cortado de raíz la asignación del apoyo para el desarrollo de los municipios, dejando a las comunidades locales sin recursos y sin apoyo para opciones de desarrollo.

El Precio del progreso: Minería metálica y destrucción ambiental futura

Uno de los puntos más controvertidos es la reactivación de la minería metálica, un proyecto que promete desarrollo económico pero que, a todas luces, trae consigo destrucción ambiental, territorios infértiles y secuelas sanitarias para las nuevas generaciones. Basta recordar los daños causados por el uso indiscriminado de agroquímicos durante la explotación de algodón hace más de 50 años, cuyos efectos todavía se sienten en comunidades como San Luis Talpa, con tasas alarmantes de enfermedades renales y leucemia que incluso han heredado la tercera generación, es decir niños que nunca han visto una plantación de algodón la padecen.

El fin de la ilusión ha comenzado

El gobierno parece estar jugando un juego de espejos, acaricia con una mano mientras con la otra golpea con un mazo. Estas medidas, aunque puedan parecer beneficiosas en el corto plazo, no son más que parches en una herida profunda.

En un escenario donde el descontento se acumula y la movilización popular toma fuerza, las viejas tácticas romanas podrían no ser suficientes para sostener un imperio tambaleante. Al final, ni todo el pan ni todos los circos podrán contener el clamor de un pueblo que exige justicia, sostenibilidad y dignidad.

Desde el «bunker» del poder, la preocupación no radica en los problemas sociales sino en la erosión de la imagen y la popularidad del patrón. Pese al millonario presupuesto y derroche de recursos destinado a propaganda e influencia para preservar la impecable imagen del gobernante no logra impedir que, poco a poco, las realidades de la gente disipen el humo, comenzando a impactar en los índices de popularidad que persiguen con una obsesión casi enfermiza.

La estrategia es clara: invertir lo necesario para comprar voluntades y rescatar una credibilidad que se desvanece, sin importar el costo, pues la imagen presidencial está en juego. Y urge ablandar la opinión como de percepción negativa y de oposición que actualmente tiene la gente principalmente sobre el tema de la reactivación minera y la destrucción comprobada que experiencias en otros lugares lo confirman.

En este contexto, la administración ha optado por implementar medidas que, a pesar de parecer benévolas, son percibidas como actos de desesperación. El subsidio del costo de la energía eléctrica y el agua potable para familias de consumo moderado es un ejemplo emblemático de esta estrategia.

Este gobierno, como los emperadores de antaño, parece no entender que la manipulación y las medias verdades son solo soluciones temporales. Que la fórmula del engaño y la mentira permanente como todo llegan a un tiempo de vencimiento. La verdadera prueba de liderazgo vendrá con la capacidad de enfrentar la realidad, escuchar a su pueblo y actuar con transparencia y genuino interés por el bien común. Si no, como la historia nos ha enseñado, el orgullo y la prepotencia pueden ser el preludio de su caída.

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