El espacio que en otras circunstancias es habilitado para mercado de artesanías y de productos de la huerta o para recitales de toda guisa da cita a una velada de meditación, conocimiento y música a la luz de la luna.
S e trata de un lugar que hace años se encontraba en el corazón de una base militar del país hegemónico situada en un área geográfica ajena a su territorialidad histórica. El Arte de Vivir es una de las instituciones convocantes de una actividad periódica que coincide con el ciclo lunar. La convocatoria atrae a un centenar de personas provistas de su correspondiente esterilla, tapete o mat. Fieles activistas en una práctica que me resulta por completo ajena. El noventa por ciento son mujeres y la gran mayoría se sitúa en la franja de una edad aparente entre los 20 y los 50 años.
La noche está engalanada por una temperatura agradable y en el recinto el silencio se ha apoderado de la concurrencia absorta en diferentes ejercicios respiratorios. Solo la voz de la instructora interrumpe la quietud para matizar determinadas cuestiones gestuales y señalar los pasos siguientes. Al inicio recordó al grupo el poderoso influjo de la luna proyectado sobre el agua que se refleja en las mareas y en el hecho de que entre el 50% y el 70% del peso corporal de los individuos sea agua, el componente químico principal que hace que cada célula, tejido y órgano lo necesite para funcionar correctamente. La cadencia de una música monótona, aunque vibrante, acompañada por el recitado de unos mantras configura un escenario muy especial ajeno por completo a la cotidianeidad a la que estoy acostumbrado.
El avance en el ciclo lunar afecta a la vida de las personas y ahora pareciera que los avatares de las últimas jornadas alcanzaran a cobrar sentido en medio de la vorágine que impone la variada gama de acontecederes. En el plano individual se confunde la culminación de momentos críticos para algunos, donde el abandono pudiera encontrar un sentido, mientras que para otros el logro de aquella meta tanto tiempo perseguida probablemente se alcanzara. No obstante, no hay evidencia alguna de ello. Ni siquiera el ritmo de lo que sucede en el mundo aporta claridad. Todo lo contrario. El mutismo de la gente es total y solo sus mentes que luchan por vaciarse siguiendo las demandas de la instructora retienen todavía los últimos rescoldos de las obsesiones esclavizadoras.
Mientras tanto, la luz lechosa se ha ido apoderando de un ambiente aparentemente en calma que, sin embargo, está poseído del embrujo del entorno cuya energía de pronto ha sido activada. Ha bastado un ciclo lunar para que la antigua base militar reapareciera ante los ojos de quienes transitan sus calles diariamente, habitan sus edificios, contemplan un paisaje en el que la naturaleza se adueña de su significado. Cuatro semanas para permitir que la Historia cobre sentido y aporte explicaciones para entender racionalmente lo que está fuera del foco emocionalmente. El ejercicio respiratorio que antecede a la meditación es una pieza fundamental del proceso.
En este lapso del reciente ciclo lunar han pasado justo 35 años cuando los gritos de las voces de mando y el rugir de los helicópteros violaron los barrios aledaños a la Zona. Hubo muertos y desaparecidos, destrucción por doquier bajo el fuego de la metralla. Un dictador de medio pelo detenido. Justo 25 años antes un grupo de estudiantes saltaron la verja para imponer que la bandera que los reconocía en su identidad ondeara como estaba acordado a la par de la del país todopoderoso que ocupaba aquel territorio. La negligencia de este suscitó el conflicto del que derivó una cruenta represión que abrió la puerta del martirologio. Entre medias, dos gobernantes, máximas autoridades de ambos estados, acordaron una solución en consonancia con los nuevos tiempos en los que el imperialismo debería adoptar otra cara.
Son hitos de la historia de un país que nació al albur de la construcción de un canal cuya ejecución visionaria databa de 400 años antes. “Érase un país a un canal pegado”, dictó Gregorio Selser, el intelectual comprometido. El país hipotecado por quién construyó el canal que, sin embargo, le dio la vida. La herida sangrante en el territorio que se convirtió en metáfora y de ahí en estandarte para toda la región de la denuncia del antiimperialismo. Una tropelía que inspiró a Rubén Darío su Oda a Roosevelt y a otros pensadores como Víctor Raúl Haya de la Torre a quien brindó argumentos para su programa de acción política de ambición americana. Recuerdos de sangre y de esperanza. Sueños de una vida plena. Dinero. Argumentos de teoría política y de relaciones internacionales. La construcción de la nación frente al surgimiento del estado. La identidad. Economía y comercio internacional. Geopolítica. Diferentes formas de ejercer el liderazgo.
Paralelamente, el ciclo lunar continúa y el que ahora comienza no trae nada promisorio. Al contrario. La mayoría de quienes están a mi alrededor después de media hora larga de ejercicio han alcanzado un estado de quietud plena con sus mentes en blanco. El objetivo de la convocatoria está cumplido. No obstante, nadie es ajeno al hecho de que el panorama existente en la próxima luna llena sea muy diferente.
Cuando poco a poco recobran la consciencia saben que es muy probable que se haya decidido por parte de quien antes estuvo en el lugar donde ahora se encuentran que es el momento de recuperar su grandeza perdida. A veces los eslóganes usados en las campañas políticas no son mera palabrería. Las cuatro palabras que conforman el acrónimo MAGA empezarán a dar sentido a muchas acciones de manera que el silencio podrá tener otro significado. Si bien la luna volverá a iluminar la esplanada habitada por las sombras mágicas de las palmeras, la paz que ahora se extiende por doquier y que acompaña a la meditación estará en permanente estado de ser quebrada.
*Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)