Desde la caída del muro en Berlín y la descomposición del campo socialista, las izquierdas se han dispersado.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández
E sto derivó en un profundo proceso de adecuación de estas, dirigido sobre todo a la supervivencia, que en todo caso supuso además su atomización.
La caída de la Unión Soviética seguida del Pacto de Varsovia, se corresponde sobre todo al estancamiento político y económico en el que el bloque cayera a mediados de los 80´s, que fuera agravada por la sucesión de reformas de la era Gorbachov, que expusieron al sistema a condicionantes para las que el esquema económico socialista, simplemente no estaba diseñado.
Es falso que el conflicto en Afganistán o el supuesto desgaste económico que supuso, son las causales de la implosión de la URSS, aunque sean las referidas por las fuentes occidentales, que es contradicha por cualquier revisión objetiva y seria, pero que por otro lado sí incidió en quebrar la moral de esta, lo que es capital para esa sociedad y la transcaucásica, lo que sí tuvo peso, y tiene, para su historia y la psique del entonces colectivo soviético, y del entendimiento que la actual generación tiene de aquel momento.
Un fenómeno de carácter moral, poco o nada comprendido en occidente.
Debemos considerar entonces el peso de aquel momento en la izquierda en general, de cómo aquello moldeara la respuesta que brindará al montar su siguiente momento histórico, como su posterior reconfiguración.
Y su consecuente dispersión.
En el particular caso de nuestro país, supuso reconvertir una estructura estrictamente militar a política, lo que diera paso a personalismos, protagonismo y ambiciones particulares, dando pie a que las debilidades éticas y morales de algunos elementos oportunistas de la izquierda histórica, como además la apertura de cuadros estrictamente políticos y foráneos admitidos para facilitar la participación político electorera, favoreciera la erosión de la cultura política izquierdista, facilitando además la penetración de cuadros corruptos del capital que gradualmente desmembraron la unidad de la izquierda, que fuera su mayor fortaleza.
Recordemos además que el discurso neoliberal desconoce los logros socialistas, desacreditando tanto el desarrollo económico, tecnológico, político y, sobre todo, social, heredado actualmente en el progreso y la estabilidad económica de las comunidades de Berlín este, y en general de todos los territorios de la Europa oriental.
Empero, el efecto entre los cuadros políticos de izquierda en general fue desmoralizador, al grado de rehuir la propia identidad política, agravado por los casos de corrupción de esos elementos arriba referidos, presentado por la mediática derechista, como una práctica colectiva, procurando la descomposición de la izquierda y su desmontaje.
Para esto los que se venden se han pintado a fondo desvelando su verdadera naturaleza, mientras antes esgrimieron públicamente los valores de la izquierda, pero que realmente fueron desde siempre agentes de incógnito del capital.
Así, las fuerzas progresistas, vigorosas y vivas, se reducen a apenas vivir, negándose a sumarse por desconfianza al proyecto liberador.
A vivir conforme su identidad.
Y a construir en unidad un futuro para esa identidad.
*Educador salvadoreño
