Libro| Psicología de las masas

Charles Marie Gustave Le Bon, fue un sociólogo francés nacido en el siglo diecinueve. Tuvo una gran influencia en el campo de la psicología social, por sus aportaciones en la dinámica social y grupal. Publica “Psicología de las masas” en mil ocho cientos noventa y cinco.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

Dicha obra inicia con la afirmación de que, en su época, el pensamiento humano se hallaba en una transformación por la creación de nuevas condiciones de existencia, dadas por los descubrimiento de las ciencias y la industria. En dicha época, la voz de las masa se había convertido en preponderante. El derecho divino de las masas reemplazo al derecho divino de los reyes.

Pero los amos del mundo, fundadores de religiones o imperios, siempre han tenido un conocimiento instintivo del alma de las masas. Se sostiene que puede seducir a las masas, aquellas impresiones que se forman y germinan en su alma. La masa, desde el punto de vista psicológico, es una aglomeración de seres humanos con características nuevas, distintas de la de los individuos que la componen. La personalidad consciente se esfuma y los sentimientos e ideas de todos se orientan en una misma dirección. Se forma un alma colectiva transitoria. Esta alma colectiva los hace sentir, pensar y actuar distinto a como hacía cada uno de ellos por separado. Al ser la masa anónima y, en consecuencia, irresponsable, desaparece por completo el sentimiento de cordura. El individuo sacrifica su interés personal al colectivo. Habiendo perdido su personalidad consciente, obedece las órdenes del operador que le ha hecho llegar a ese momento. El individuo sumergido en la masa, se aproxima al estado de fascinación del hipnotizado en manos de un hipnotizador. La influencia de una sugestión, lo lanzara a la ejecución de determinados actos.

La mayoría de las masas no están influidas por la razón, muestran una sugestibilidad excesiva, sus sentimientos son simples y exagerados, las creencias sugeridas son aceptadas o rechazadas en bloque y son fanáticas. Las ideas sugeridas son dominantes, si son muy simples y están representadas por imágenes. Las masas son incapaces de reflexionar y están privadas de espíritu crítico. Convenientemente sugestionadas, están prestas a sacrificarse por el ideal sugerido. Las masas presentan un sentimiento religioso asistido por la intolerancia y el delirio.

Las creencias de las masas nacen y se establecen por factores lejanos, convicciones que imposibilitan dejarse convencer por otras y factores inmediatos, que provocan una persuasión activa. Raza, tradiciones, tiempo, instituciones y educación entre los factores lejanos. Medio ambiente, circunstancias y acontecimientos entre los factores inmediatos. Es posible evocar imágenes, en las masas, mediante el empleo de palabras. Basta con elegir bien los términos correspondientes, para conseguir la aceptación de las cosas más odiosas. Igualmente, los pueblos han experimentado siempre la influencia de las ilusiones. Quién sabe encandilar a las masas, se convierte fácilmente en su dueño. La experiencia, es el único procedimiento para establecer una verdad y destruir espejismos demasiado peligrosos.

Las masas no son influenciables mediante razonamientos. Para vencer a las masas, hay que tener en cuenta los sentimientos que las animan. La masa es un rebaño que necesita de amo. El líder, es el sujeto hipnotizado con la idea de la cual se ha convertido en apóstol. Los conductores de masas no son hombres de pensamiento, sino, de acción. La multitud escucha siempre, al hombre dotado de una fuerte voluntad. El papel de los grandes conductores de masas es crear fe y esperanza.

La autoridad de los líderes es muy despótica y las masas se someten a la servidumbre, su sed de obediencia las hace sujetarse a aquel que se declara su dueño. Hay líderes de fuerte voluntad, pero, momentánea. Otros poseen una voluntad fuerte y persistente. Para penetrar ideas o creencias en el ánimo de las masas, los líderes siguen el método de la afirmación pura y simple, la repetición y ambas constituyen una corriente de opinión que se propaga mediante el contagio.

El prestigio es una fascinación que un individuo ejerce en el espíritu de las masas. El prestigio adquirido o artificial es el más difundido dado por cierta posición, fortuna o títulos. En cambio, el prestigio personal ejerce una fascinación auténticamente magnética sobre los que lo rodean. El prestigio puede desaparecer a través de la discusión de forma lenta, pero, desaparece para siempre con el fracaso.

Las creencias de las masas, están formadas por creencias permanentes y opiniones momentáneas y cambiantes. El peso de las opiniones móviles de las masas es mayor que nunca, las antiguas creencias ya no actúan como antes, la creciente potencia de las masas encuentra cada vez menos contrapeso y la prensa transmite sin cesar opiniones diversas. Las opiniones de las masas tienden a convertirse cada vez más, en el supremo regulador de la política. Espiar la opinión se ha convertido hoy, en la preocupación esencial de la prensa y de los gobernantes.

Las masas se clasifican en heterogéneas anónimas y no anónimas. A la vez en masas homogéneas como las sectas, las castas y las clases. Le Bon expresa que algunos actos de las masas son, seguramente, criminales. Pero, los crímenes de las masas son resultado de un poderosa sugestión.

Los jurados son excelentes ejemplos de multitud heterogénea no anónima. Igual que las masas, los jurados son muy impresionados por sentimientos y muy poco por razonamientos. Las masas electorales, constituyen masas heterogéneas que actúan en elegir entre diversos candidatos. Manifiestan escasa aptitud de lógica y en sus decisiones se manifiesta la influencia de líderes.  Para seducirla el candidato debe de poseer prestigio, abrumarlas con las más fantásticas promesas, su programa escrito no debe ser categórico y el verbal no corre peligro si es excesivo. El orador debe saber manejar las palabras con gran poder.

Le Bon considera que, las civilizaciones han sido obras de minorías con espíritus superiores que constituían la punta de una pirámide. Los sufragios de las masas son con frecuencia peligrosos. Por lo que la grandeza de una nación, no puede depender del sufragio de elementos inferiores. Pero, el dogma del sufragio universal posee hoy el poder que tenían antes los dogmas cristianos.

Las Asambleas Parlamentarias, representan masas heterogéneas no anónimas. En ellas encontramos características general de las masas, asimismo, individuos que las componen consiguen conservar su individualidad en un gran número de casos. Las Asambleas Parlamentarias, son el mejor método encontrado por los pueblos para gobernarse y sustraerse del yugo de las tiranías personales.

*Psicólogo salvadoreño

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