El poder de coerción de Estados Unidos
La coerción se define como el uso de la fuerza para modificar la conducta o la voluntad de otra persona o grupo. En este caso, nos referimos a la coerción que ejerce Estados Unidos sobre los países del mundo.
Por: Bruno Sommer
Este poder corporativo, financiero, militar, político y tecnológico ha sido impuesto sobre otras naciones, a menudo de manera abusiva y, en ocasiones, violenta.
Los eventos que ilustran esta situación son múltiples, y hoy en día se pueden observar una vez más, especialmente por parte de Estados Unidos, a través de un «soft power» de Trump. Sin necesidad de desplazar tropas, el expresidente amenaza con imponer barreras arancelarias a quienes deseen comerciar con Estados Unidos, entre otras medidas soberanas, como la deportación de personas indocumentadas a sus países de origen.
Estas medidas indeseadas por quienes se han considerado socios comerciales, vecinos y hasta “aliados militares” aceptando tener bases de Estados Unidos en sus países, son miradas con preocupación, sobre todo cuando las formas de ejercer el poder implican afectar un derecho humano como lo es el derecho a migrar.
Las acciones de Trump y Cía. van en la línea de un gobierno de corte nacionalista que se propone crecer y hacer cumplir la ley dentro de sus fronteras, haciendo un eventual giro en su política internacional de llevar plomo y muerte lejos de sus cuarteles con tal de acceder a recursos naturales claves socavando gobiernos que no sean afines a sus intereses.
“Los recursos naturales están en el país”, ha dicho Trump quien tiene planes de explotarlos y así disminuir de la dependencia de otras naciones. “Necesito menos de ustedes, que ustedes de mí”, se le ha oído decir.
Esta asimetría que se ha construido por décadas, tiene que ver con el dominio tecnológico de USA, pero sobre todo, con que los países periféricos fueron asumiendo deuda con el imperio del norte y conectaron su comercio internacional a tener que pasar por el dólar, aunque las ventas fuesen hechas a otros países cuya moneda nacional no fuese dólar.
La situación desventajosa a la hora de hacer negocios, como el acceso anticipado a la información y un entramado tecnológico de gran relevancia, ha puesto a varias naciones del mundo prácticamente de rodillas ante Estados Unidos, incluida Europa, que en su momento, de manera soberana, respondió con la creación del euro.
Sin embargo, esta moneda también ha sido utilizada de forma coercitiva, generando deuda en algunos países y financiando guerras, como es el caso actual del conflicto entre Rusia y Ucrania, del cual Estados Unidos e Inglaterra también obtienen dividendos.
Estados Unidos actúa como un condicionante sobre las palabras y acciones de los europeos
Dado que el presente artículo se enfoca en el poder de coerción de Estados Unidos y no en el de la Unión Europea, vale la pena preguntarse cómo la primera influye sobre la segunda, cuando una parte significativa de los capitales busca retorno en las empresas estadounidenses.
La respuesta es clara: Estados Unidos actúa como un condicionante sobre las palabras y acciones de los europeos. Si los países europeos toman una posición más soberana y buscan construir su propio destino en dirección contraria a los intereses del Departamento de Estado, verán afectados sus resultados económicos.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, fue una de las víctimas más recientes y evidentes del poder de coerción de Estados Unidos. Al negarse inicialmente a recibir aviones militares estadounidenses con colombianos deportados, Trump no tardó en responder, advirtiendo que si Colombia no permitía el aterrizaje de los aviones, se aplicarían aranceles del 25%, con la posibilidad de elevarlos al 50% en el futuro. Además, se impugnarían sanciones bancarias y financieras, y se prohibiría la entrada a Estados Unidos a funcionarios del gobierno colombiano. Petro cedió ante estas presiones, aunque no sin antes responder con una carta contundente y programar una reunión entre las delegaciones de ambos países en las próximas semanas.
Entendido que el cambio no vendrá desde Estados Unidos, a las naciones del mundo les corresponde tomar acciones comunes y solidarias que permitan contrarrestar estas medidas coercitivas.
Entre estas acciones destacan la construcción de una narrativa internacional que promueva un mundo multipolar y respetuoso de los derechos humanos, la diversificación de los socios comerciales y el desarrollo de capacidades tecnológicas propias.