EL PROBLEMA Y SITUACIÓN DE UNA OPOSICIÓN POLÍTICA, SOCIAL Y ECONÓMICA.

Por: Róger Hernán Gutiérrez. *

El asunto tiene a la base el marcado ámbito de permanecer y movernos en una cultura arraigada en el conservadurismo; cuesta mover una sociedad anquilosada en un desarrollo histórico plenamente lleno de un conjunto de conocimientos que no permiten a alguien desarrollar un juicio crítico. De ahí que esa es la principal arma de Bukele en su ejercicio de gobierno, pedir a todos que acepten una medicina amarga, desinformados y sin ver que el sacrificio que se demanda sea para todos sin distinción alguna de clase, estatus de poder y/o del lugar que ocupa en la producción.

También entender una oposición como algo que se oponga al estatus actual de relaciones de poder, parecería muy simple para entenderlo, se recuerda la oposición visceral de arena, cuando desde la toma de posesión de Funes y su discurso algo beligerante, donde luego de hacerlo el autoexiliado Cristiani, en su discurso opositor dijo que si las cosas se desviaban “iba arder Troya”; luego se supo que la oligarquía sentó a Funes para preguntarle “qué ondas, a dónde iba, y quería hacer en su gobierno”, de tal manera que un medio desvío iba significar una férrea oposición para impedir que llegara ese cambio.

En consecuencia, hablar de oposición tiene que tener claramente nombre y apellido; sino puede derivar en cualquiera forma específica de oponerse a un estatus quo determinado, antes del cual tenía un ámbito de favorecimiento indiscriminado, que ha sido mi patrimonio por años y ahora me veo mermado y amenazado por otra forma de poder, entonces quiero una oposición para cambiar lo que me tiene en condiciones de desventaja para volver a conquistar mi posición de poder. O se trata de una oposición para corregir el rumbo de país de beneficio para las mayorías oprimidas, explotadas, marginadas y excluidas de la participación política y económica, sobre todo en la realidad conservadora que acepta el ejercicio de Bukele.

Unos mencionan que hay que rescatar la oposición política, a partir de volver a construir partidos políticos creíbles y con un programa político claro en caso de llegar por vía electoral a gobernar. Los que piensan en una oposición así, están confiados que de lo que se trata es de elegir unos partidos políticos, por ejemplo, el partido laborista –de los trabajadores— por otros menos desgastados, cuando niegan el funcionamiento del actual sistema electoral prostituido y corrupto, igual o peor que el Consejo Central de Elecciones dominado por el militarismo de aquel entonces. Y la última elección confirmó cuan manipulable está y adaptado plenamente a la voz y mando del personaje autoritario y autocrático.

Unos lo simplifican, y de lo que se trata es que no debe recaer gobernar en un partido único, sino en una diversidad de partidos políticos de diversa ideología e intereses políticos, ni de una élite de poder, una cuestión así es negarnos a la historia de asambleas legislativas anteriores, al mejor estilo de una torre de Babel, donde no ponerse de acuerdo es la norma, lo que finalmente destruye la sociedad y vuelve una élite que se divorcia de los intereses del pueblo, se nutre de privilegios y alienta en todo momento la corrupción de minorías que se venden al mejor postor, recordemos las anécdotas de los famosos maletines negros, chiquitos y grandes.

Estamos en un verdadero lío de construcción de una salida a la crisis política del país, con base a estrategias de corto plazo de sacar al dictador, sin garantizar poner otro personaje igual o peor, y que no nos saque de nada, esto ha sido una experiencia en mucho del camino de construcción de poder y democracia en la sociedad salvadoreña. Y la razón es tal por el conservadurismo que nos caracteriza de valores, principios, incluyendo el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres, y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre, la mujer, jóvenes y población en edades tempranas, que en mucho representan obstáculos para el cambio en una sociedad y sobre todo una transformación social-económica y política.

Seguimos creyendo en el Cipitío y la Siguanaba, el viejito que se lleva a los niños que se portan mal; el aferramiento al entendimiento de una religión y pensamiento divino para todo lo que no podemos entender y explicarnos, estar saturados por noticias falsas que fácilmente son creídas por una mayoría importante de población como verdades, predominio de una comunicación sin debate público, sin análisis de la realidad nacional e internacional, completamente sesgada, desinformada, con alto predominio de la intimidación, la amenaza, ejercicio de imposición y alienación del capital, empoderado de los medios de comunicación y redes sociales.

La oposición política no vendrá con líderes carismáticos, líderes mesiánicos, oradores y cultos, con pensamientos conservadores ni ortodoxos, tiene que haber un programa construido desde abajo, horizontal a las necesidades de la gente, bajo procesos claros de educación integrales y proceso metodológicos, información y datos, en condiciones de equidad e igualdad, sin imposiciones de poderes económicos, con estamentos que lleven a la sociedad a ámbitos fuera de toda discriminación, altamente solidarios, con conocimientos suficientes y una alta dosis de convicciones por los derechos humanos, la justicia social y la vivencia plena sin discriminación por odio, violencia, sexo, homofobia e ideas políticas.

  • Sindicalista salvadoreño.
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