¿CUÁL ES EL PROPÓSITO TRAS LA PERSECUCIÓN DE LOS SEGMENTOS POPULARES DE LA SOCIEDAD CIVIL?

Luis Arnoldo Colato Hernández, Educador.

Las detenciones arbitrarias por razones políticas de Eugenio Chicas, Fidel Zavala, Félix López y cientos como ellos, responde a una política de terror implementada intencionadamente por el régimen, que en el caso que nos ocupan, procura desincentivar la denuncia del régimen ilegal que padecemos, ante la posibilidad de detenciones y encarcelamiento arbitrarios.

Porque el régimen en cambio espera que la población acepte su ilegalidad, el retroceso que representa, la profundización de las desigualdades, la naturalización de lo ilegítimo.

Uno esperaría que ante esto los segmentos más vigorosos de la sociedad civil, entiéndase la organizada, la intelectualidad, la academia, etcétera, asumirán un papel militante ante esto, pero pensar así es un relativismo ligero.

Porque va de la mano con el mayor logro del neoliberalismo, que es que la población lo ha abrazado, erosionando y domesticando a lo largo de tres décadas la moral combativa que caracterizó a la sociedad salvadoreña.

¿Cómo?

Con medidas como las de ajuste implementadas licenciosamente por arena, que supuso la negación del cumplimiento del cronograma dispuesto en los acuerdos de paz, impidiendo la fundación de algunas de las instituciones que fueron pactadas, como por ejemplo la dedicada a redistribuir la tierra, o la justicia para las víctimas del conflicto, o el Foro de Concertación, por citar algunas de las deudas causadas por la derecha político partidarias, que siguen a la fecha pendientes de ejecutar, y que de existir sin duda habrían supuesto un aporte positivo al interés de la paz, agravado por la anulación del estado en concordancia con la privatización de sus activos, que resultara también en el abandono de sus deberes constitucionales, derivando en la erosión maliciosa del modelo educativo, despojándolo de su acervo moral y ético, promoviendo la desarticulación de la institución familiar y el abandono de los hijos, para orillar una migración que sea la que sustenta nuestra economía mediando sus remesas.

Todo esto ha degenerado una mentalidad del uno, manifiesta en la cultura que vemos se promueve y domina a la escuela pública y nuestra querida Alma Mater, donde no se estimula programáticamente la reflexión, la duda, el trabajo en equipo, los valores y la moral, para en cambio promocionar el individualismo, la ausencia del sentido de la ética, la nula conexión de la causa con sus efectos, derivando en ese abrazo al espíritu autocomplaciente que acepto todo porque sí.

Porque de eso se trata.

Entonces, a la pregunta de ¿Por qué la intelectualidad, los académicos y la Academia no asumen su rol histórico de frente a lo que sucede?, podemos responder: El modelo cumplió con su tarea.

La persecución de la que ahora son víctimas las clases populares se corresponde con la pereza civil en la que hemos caído, a la que se redujo intencionalmente a la escuela.

Lo que se resume en esa mordaz respuesta del perezoso: si no me afecta ¿para qué participó?

Y ese, ese es el último interés.

 

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